A nuestros lectores digitales:

Esta es una versión en internet del texto completo de

Educación Digital. Esperamos que esta nueva modalidad

sea provechosa para la comunidad educativa. Invitamos a

leerlo para su beneficio personal y de sus colegas. Nos

complacería recibir vuestros comentarios por correo

electrónico a [email protected]. Si le interesa el libro, lo

podrá adquirir en Emecé editores solicitándolo en

[email protected].

La educación digital es ciertamente un trabajo de amor. Al mismo

tiempo es una discusión reflexiva y detallada sobre la forma de la

educación del futuro.

Howard Gardner. Graduate School of Education. Harvard

LA EDUCACION DIGITAL

UNA NUEVA ERA DEL

CONOCIMIENTO

ANTONIO M. BATTRO

PERCIVAL J. DENHAM

A la memoria de Jean Piaget

en el centenario de su

nacimiento

Copyright © Battro & Denham

Editorial: EMECE www.emece.com.ar

Buenos Aires, Abril 1997

Argentina

Battro & Denham: www.byd.com.ar

Email: [email protected]

INDICE

Prefacio

I. Una nueva era

II. La educación y sus circunstancias

III. El hábito digital

IV. La escuela expandida

V. Herramientas nuevas y antiguas

VI. La transición digital

VII. Medios y fines

VIII. La biblioteca digital

IX. La computadora hogareña

X. Los nuevos instrumentos del pensamiento

XI. Presencia y telepresencia

XII. Talento y discapacidad

Conclusiones

 

PREFACIO

Este libro se propone presentar un panorama de la

aplicación de las nuevas tecnologías digitales en

la educación de este fin de siglo. En algunos casos

hemos identificado aquellas que ya se emplean

con todo éxito, en otros nos encontraremos con

promesas a la espera de confirmación. Haremos, eso sí, lo

posible por despertar un "entusiasmo crítico" para una

implementación efectiva y beneficiosa de la mejor

tecnología al servicio de la educación, es decir de la

persona humana.

Se trata de un gran desafío pues, por una parte, la

multiplicidad y la complejidad de las nuevas tecnologías

desbordan constantemente los límites tradicionales de las

ciencias de la educación y, por otra, nadie sabe cuáles

serán las tecnologías que perdurarán en la educación del

próximo siglo. Un texto de estas características deberá

someterse a revisión en forma periódica por cuanto la

explosión tecnológica es de tal magnitud que muchas

innovaciones, que parecían imposibles de aplicar en el

campo de la educación hace pocos años, hoy ya son

moneda corriente. Esta tendencia se extiende a todas las

latitudes y, a veces, un producto de alta tecnología de un

país avanzado encuentra una aplicación educativa en un

país periférico antes que en el propio lugar de origen.

Por consiguiente, este libro se conformará con

plantear la situación tal como se presenta hoy al educador

comprometido en la incorporación eficiente de las nuevas

tecnologías digitales, que ya se encuentran disponibles en

el mercado y son accesibles para muchos. Comenzamos

este proyecto con su divulgación por Internet, al ofrecer

este libro también en un formato digital en nuestro sitio en

la red (www.byd.com.ar) como ejemplo de una modalidad

que se difundirá en muy corto tiempo en el mundo

editorial, el "libro dual", impreso y en red.

En el límite, toda tecnología puede encontrar una

aplicación válida en la educación. De esto se sigue que la

responsabilidad de un "buen uso" de las nuevas

herramientas recae plenamente sobre el educador, los

padres y los mismos alumnos. Este buen uso estará

determinado por una correcta adecuación de las nuevas y

poderosas tecnologías al mejoramiento del proceso de

aprendizaje. El diseño de las futuras herramientas

tecnológicas para la educación dependerá en gran medida

de este compromiso que el auténtico educador no deberá

delegar jamás en la tecnocracia o en la burocracia, ambas

muy proclives a transformar las innovaciones tecnológicas

en fines en sí mismos. El fin de la educación es la formación

integral del ser humano y la tecnología que pasaremos a

analizar es un medio que resultará indispensable para

alcanzar esa noble meta.

Una palabra para los lectores sudamericanos. Este

libro es el fruto de más de quince años de trabajo de campo

en la educación digital y por eso, creemos, podrá brindar

una ayuda para nuestros colegas de la región. La mayor

parte de las tecnologías digitales que describimos en este

libro han sido ensayadas minuciosamente por nosotros en

los más variados contextos educativos y en diferentes

países de América del Sur. Nuestras evaluaciones, por

consiguiente, están basadas en una intensa práctica

cotidiana y nos atrevemos a pensar que podrán ser de

utilidad para quienes se inicien en el mundo digital o

deseen continuar su perfeccionamiento en esta dirección.

Este libro es también el producto de una colaboración

permanente con múltiples equipos de profesionales de

diversas disciplinas. A todos ellos nuestro reconocimiento

más sincero y nuestros deseos de éxito, ya que la semilla

sembrada con tanto esfuerzo ha comenzado a fructificar. A

su vez, este punto de apoyo en nuestra experiencia

personal, generacional y regional nos ha servido para

procesar una gran cantidad de información proveniente de

los países más avanzados en las nuevas tecnologías, con

los que hemos mantenido estrechos y provechosos

contactos durante estos años.

Agradecemos ante todo a nuestro amigo Horacio C.

Reggini, pionero indiscutible en este campo, quien nos

ayudó en innumerables proyectos digitales desde el

comienzo mismo de nuestra actividad educativa. Uno de

nosotros tuvo el privilegio de trabajar con Jean Piaget en

Ginebra en el Centro Internacional de Epistemología

Genética, en variadas oportunidades, desde 1961. Allí

conoció a Seymour Papert, cuyas profecías digitales no

sólo se cumplieron sino que permitieron establecer un nexo

fecundo entre las teorías epigenéticas y constructivistas

con las prácticas educativas de la era digital. Tenemos

también una gran deuda con Marvin Minsky y Nicholas

Negroponte, del Massachusetts Institute of Technology

quienes han creado un mundo digital más amigable e

inteligente y con Steve Ocko, diseñador inspirado de

juguetes digitales. En particular, el notable libro de

Negroponte, Ser digital, se convirtió para nosotros en una

guía de reflexión y en un estímulo para seguir avanzando

en el campo de la educación digital. Una mención muy

especial merece nuestra querida colega Lea da Cruz

Fagundes, de la Universidade Federal do Rio Grande do

Sul, en Porto Alegre, quien ha sido capaz de implementar

exitosamente muchas de las tecnologías educativas

descriptas en este libro en la inmensa escala geográfica y

humana del Brasil.

Queremos también agradecer a dos instituciones

educativas de Buenos Aires que nos abrieron sus puertas

con generosidad. El Instituto Oral Modelo, que inició,

cuando nadie lo hacía en el mundo, la actividad

computacional para discapacitados auditivos y al Colegio

San Martín de Tours de niñas, donde hemos podido

aplicar gran parte de las ideas más avanzadas expuestas

en este libro. El apoyo de los profesionales de estos

colegios, de sus autoridades y, sobre todo, la maravillosa

colaboración de sus alumnos y alumnas nos han permitido

penetrar en la intimidad del proceso de aprendizaje y de

enseñanza de una nueva generación digital. Pero sería

imposible mencionar a todas las personas que nos han

inspirado y ayudado en la redacción de este libro; la lista

ocuparía muchos K de memoria en nuestra computadora.

Han sido numerosos nuestros alumnos y colegas en

diversos laboratorios, colegios y universidades de distintos

países, ellos saben cuánto los recordamos y les

agradecemos en estos años de esfuerzos compartidos para

ingresar en una nueva era del conocimiento.

A. M. B y P. J. D

San Isidro y Buenos Aires

I. UNA NUEVA ERA

Se dice que, hace miles de años, empezamos a

contar con los dedos y que de allí nacieron los

números o dígitos, que eran diez. Hasta que se

inventó el 0. Leibniz probó que todos los números

se pueden escribir con sólo dos dígitos, el 1 y el 0.

Se inauguró así en el siglo XVII la "era binaria". Se

demostró después que esta simplificación favorecía el

cálculo automático y que las máquinas podían efectuar

cualquier cálculo realizado efectivamente por un calculista

humano (conocido también como "computador"). A estas

máquinas se las llamó, en inglés, digital computers,

computadoras o computadores digitales. A los dígitos

binarios 1 y 0 se los bautizó bits, binary digits, que se

convirtieron en los "elementos" de la información. Y

comenzó a mediados de este siglo la "era digital". Las

máquinas digitales se revelaron como "máquinas

universales" y pronto desbordaron el cauce numérico de

sus orígenes. No sólo sirven para hacer enormes cálculos a

gran velocidad sino que los mismos dígitos binarios se

pueden emplear para representar y para transmitir toda

suerte de información, para procesar textos, imágenes y

sonidos.

Esta prodigiosa versatilidad digital ha transformado

profundamente a la sociedad de este fin de siglo y, como

veremos, ha iniciado una revolución irreversible en la

educación. Especialmente ha invertido el paradigma

pedagógico que giraba en torno a la escuela, centro

tradicional de atracción y foco del aprendizaje. La

educación digital ha comenzado a distribuir el

conocimiento fuera de la escuela, del colegio y de la

universidad, llevándolo hacia el hogar y el trabajo, gracias

al empleo creciente de la informática y de las

telecomunicaciones.

La materia prima de la nueva educación es el bit por

segundo, la cantidad de información por unidad de

tiempo. De allí el programa fascinante de irradiar bits por

el mundo. La educación digital se basa precisamente en

esta distribución centrífuga del conocimiento. El bit es un

elemento indestructible, algo así como el gen hereditario

que se transmite intacto de generación en generación.

Tiene una capacidad ilimitada para combinarse con otros

bits y puede correr a la velocidad de la luz por las redes

digitales. Los dígitos binarios 1 y 0 bastan para representar

las más variadas formas del mundo continuo y cambiante,

del mundo "analógico" donde vivimos. Ese proceso se

llama "digitalización". Y con la digitalización nada

quedará como antes aunque todavía nos resulte difícil

comprender en profundidad el impacto de este nuevo

modo de comunicación y de información, en particular en

la educación de las nuevas generaciones.

El siguiente "experimento mental" es provocador. Si

resucitáramos a un médico que practicaba la cirugía hace

un siglo y lo lleváramos a un quirófano moderno, se

encontraría perdido y ciertamente no podría ejercer su

profesión. Por otro lado si despertáramos a un maestro

que ejercía la educación también hace un siglo y lo

invitáramos a una escuela de nuestro barrio, no la

encontraría muy cambiada y seguramente podría dar su

clase. Esta comparación (que no es nuestra, sino que

hemos recogido de otros) es irritante, pero cierta. Una

interpretación inmediata es que la educación no ha

progresado tanto como las ciencias médicas. Sin embargo,

y este es el mensaje central de este libro, muchos son los

indicios que señalan que la educación está por dar un

cambio sustancial en el umbral del siglo XXI, una

transformación como nunca se ha visto. Un cambio digital.

En realidad asistimos a la agonía de una forma

secular de educar. En todos los niveles de enseñanza,

desde el jardín de infantes hasta los institutos superiores

de investigación y enseñanza, nos encontramos en una

fase de transición crítica del sistema educativo. En este

punto, una levísima perturbación de las condiciones

políticas, sociales y económicas puede hacer balancear las

instituciones educativas hacia una regresión irreversible o

hacia una nueva etapa constructiva, colmada de desafíos e

interrogantes. Bastaría una onda de "fundamentalismo"

ideológico o de "proteccionismo" comercial para destruir

irremisiblemente a la educación del futuro. Sería

suficiente, en cambio, el impulso de una genuina

"desregularización" de las comunicaciones y de la

educación para abrir nuevas oportunidades a la

enseñanza y al aprendizaje de todo tipo y nivel.

Nadie sabe a ciencia cierta cómo y cuándo se

manifestará en concreto este nuevo mundo de la educación

digital, pero hay, por de pronto, muchos indicios que

anuncian el fin irremediable de la educación tradicional.

Todo es cuestión de adelantarse a ese momento, de estar

preparado para ofrecer nuevas soluciones a los nuevos

problemas, algo semejante a lo que sucedió con el

derrumbe del muro de Berlín. Personalmente estamos

convencidos de la victoria de la libertad y de la caída de las

barreras que agobian a la educación. Este libro está escrito

a partir de este optimismo crítico. Sería nuestro mayor

deseo poder contribuir a desentrañar los signos

premonitorios de este cambio y trazar algunos caminos

para el futuro de la educación. Pero somos conscientes de

nuestras limitaciones y no creemos en las profecías

científicas. Lo que sigue es una reflexión sobre lo que se

puede hacer en la práctica para provocar esos cambios

digitales que consideramos deseables.

La globalización, primer signo de cambio

No quedan dudas sobre el impacto del fenómeno de

la globalización en las relaciones humanas y en las

transacciones de todo tipo, pero debemos reconocer que

paradójicamente, hasta ahora, el principal sector que ha

resistido frontal y tenazmente a esta globalización es la

propia educación. No existe una "educación global",

planetaria, en el sentido, por ejemplo, del turismo, que se

encuentra en explosivo crecimiento y moviliza ingentes

recursos en todo el mundo. En lugar de promover esa

tendencia centrífuga que será fuente de riqueza y de

bienestar muchos gobernantes y educadores se esfuerzan

por defender lo indefendible. Se aplican tozudamente en

proteger su jurisdicción educacional, con los viejos

argumentos nacionalistas, que en este campo, como en

tantos otros, han sido superados por los acontecimientos.

Esa actitud localista y centralizadora está profundamente

errada y deberá cambiar. Además, ¿qué mejor manera de

defender una cultura local o nacional que abrirse al mundo

y hacerla conocer a todos?

Lamentablemente, cuando se proponen

modificaciones en los programas de educación para

integrar las nuevas tecnologías digitales sucede que el

punto de vista localista es tan arraigado que estas

iniciativas muchas veces sólo sirven para proteger el statu

quo, para hacer más de lo mismo. Se cambia simplemente

el "soporte" para que nada cambie... No se piensa

explícitamente en la integración de los conocimientos

dentro de una escuela, entre las mismas escuelas y entre

regiones y países.

Pero creemos que en el futuro será imprescindible

que todas nuestras acciones educativas estén diseñadas

para que también tengan sentido fuera de nuestro circuito

local. Son todavía pocos los que se atreven a impulsar la

idea de convertir a la educación en una empresa cultural

de carácter global, integrada regional e

internacionalmente, en una genuina actividad

"globalizada". En tal sentido, es bien conocido el aporte de

la escuela piagetiana en el reconocimiento de los procesos

de "descentración" y de "co-operación" en la constitución

del conocimiento. Piaget decía que "es imposible en

cualquier nivel separar al objeto del sujeto. Sólo existen

las relaciones entre ambos, pero estas relaciones pueden

estar más o menos centradas o descentradas y el pasaje de

la subjetividad a la objetividad consiste precisamente en

esta inversión de sentido". Por esta razón, tomar en

cuenta el punto de vista del otro es una condición de

crecimiento y de desarrollo personal. Comunicarse,

además, con personas de otros ambientes y culturas es

potenciar la solidaridad social y el talento individual.

A pesar de algunas iniciativas promisorias como las

asociaciones internacionales de colegios universitarios que

incluyen un intercambio permanente de alumnos y

profesores, o los sistemas de reconocimiento de cursos

superiores entre países, como sucede en algunos

programas universitarios dentro de la comunidad

europea, poco se hace aún para la integración sistemática

de la enseñanza a nivel regional o mundial. Las becas y

subsidios de viajes demuestran la conveniencia de "sacar"

a un individuo de su medio habitual para su progreso

personal y el de toda la comunidad. Es cierto que hay miles

de becarios dando vueltas por el mundo, pero son legión

los que deciden quedarse en los centros de mayor atracción

cultural. En tales casos fracasa el propósito de

"intercambio educativo", la necesidad imperiosa de

establecer una doble vía de comunicación. Creemos que,

frente a esta situación, la educación digital inventará

nuevos caminos para mantener en contacto a los

estudiantes y profesores a través de las distancias y

acercará más a todos.

En efecto, sabemos que las nuevas redes digitales

podrán revertir algún día ese proceso de dispersión y

despilfarro de recursos. Por el momento, las

comunicaciones educativas son extremadamente

restringidas y no se pueden comparar a ningún sistema

exitoso en vigencia en otros ámbitos. Consultemos

simplemente la información on line para las reservas de

vuelos aéreos o los sistemas bancarios. ¿Acaso hay algo

parecido en educación? Este es el drama actual: no hay

suficiente conciencia del inaceptable atraso en el tema de

las comunicaciones en educación. Pero el destino de la

educación dependerá, en gran medida, de la libertad para

aprender y enseñar que nos otorgarán las comunicaciones

por encima de todas las fronteras físicas y mentales.

El inglés, el nuevo lenguaje planetario

La difusión del inglés como lengua universal es un

claro signo cultural de la globalización de este fin de siglo,

pero la enseñanza del inglés como segunda lengua en la

escuela tradicional deja mucho que desear en todas partes

del mundo. No se ha tomado suficiente conciencia del

atraso que significa para la globalización el no poder

comunicarse en inglés. Una vez más la educación mira

hacia otro lado en lugar de movilizar suficientes recursos

materiales y humanos para resolver un problema tan serio

y urgente.

Mucho se podría avanzar en el aprendizaje de

cualquier idioma extranjero, por ejemplo, con un fácil

acceso a videoconferencias y a Internet desde el colegio y

desde las propias casas. Lamentablemente todavía las

comunicaciones tienen un costo demasiado alto ¡Nadie

aprendería su propia lengua si fuera necesario pagar las

horas de comunicación verbal con la tarifa vigente en las

compañías de telecomunicaciones, cuanto más para

aprender una segunda lengua! Pero esta situación no

podrá continuar por mucho tiempo debido al crecimiento

de los vínculos digitales entre las personas y a la

eliminación de los monopolios estatales y privados. En

esta tendencia hacia la desregulación vemos una luz de

esperanza para una educación globalizada.

Un cambio de escala en la educación

El acceso masivo a la educación es un fenómeno

social prodigioso en sí mismo pero que no asegura la

calidad de esa educación. ¿Cómo hacer para mantener la

calidad de la enseñanza frente a la avalancha de

candidatos, al desborde de las exigencias laborales y a la

presión social? Nadie sabe a ciencia cierta cómo proceder

con sensatez en este campo, pero nada impide que en

algún punto se combinen la cantidad y la calidad bajo

nuevas formas difíciles de imaginar aún.

Sabemos que la educación es un servicio cuya

demanda crece en forma rápida. Es el momento de

generar nuevos "empresarios de la educación" para que

procedan a derribar las murallas que siguen aislando a las

diferentes comunidades educativas del mundo y, de esa

forma, se aprovechen mejor tantos talentos dispersos.

Podemos imaginar, tal vez, un nuevo tipo de empresa

educativa globalizada pero nos oponemos frontalmente a

la idea de convertir a la educación en una mera subsidiaria

de las empresas de medios y comunicaciones. Lo que se

necesita es gente de la educación con genuina capacidad

empresaria. No empresarios que pretendan hacer

educación de cualquier manera.

Debemos reconocer que la introducción masiva de

las nuevas tecnologías digitales no ha cambiado

demasiado la intimidad del proceso educativo aunque en

muchos países, incluido el nuestro, el número de

computadoras en las casas supera al que se encuentra en

las escuelas. Es un buen comienzo para lanzar a funcionar

una educación globalizada. ¿Quién hubiera imaginado

esta distribución de computadoras hace sólo una década?

Pero aquí subsiste un problema grave y difícil de resolver:

las computadoras en las casas no siempre tienen usos

educativos interesantes y raramente están conectadas con

la escuela. Una vez más corremos el riesgo de quedarnos

en la superficie de las estadísticas en lugar de evaluar la

profundidad de los cambios educativos deseables.

En las escuelas más afortunadas "cuando se

dupliquen los alumnos se duplicarán las máquinas" pero

los niños siguen aprendiendo como antes y los adultos

enseñan esencialmente de la misma manera ¡con

computadoras o sin ellas! Es como si se evaluara una

sociedad por el número de personas que saben conducir un

automóvil, lo que no nos dice mucho sobre la conducta al

volante ni menos sobre la calidad de vida del mundo

motorizado. Por ejemplo: cuando se empezó a

"informatizar" el sistema educativo, algunos

comprobamos que no tenía sentido seguir aumentando

ciegamente el número de equipos en la escuela y que era

menester recurrir a las computadoras existentes en las

casas. Para ello implementamos algo nuevo, la red digital,

algo casi subversivo para el carácter tradicionalmente

centrípeto de la escuela, cuya regla es que el alumno "debe

aprender en el aula". Una red de computadoras, por el

contrario centrifuga las ideas, las mezcla, las hace correr

por caminos raramente transitados, permite que "la

escuela vaya al alumno". No es fácil, como se comprende,

implementar una propuesta que corre en sentido

exactamente opuesto a la modalidad fuertemente

centralizada por siglos de educación presencial, pero las

ventajas están a la vista. Ahora podemos exigir una

enseñanza distribuida, antes estábamos obligados a un

aprendizaje concentrado.

Piaget solía citar la frase del físico Ch. E. Guye que

decía "la escala crea el fenómeno". En efecto, debemos

saber que el cambio de escala provoca fenómenos nuevos

tanto en la materia como en la mente, donde el cambio de

magnitud genera con frecuencia una "catástrofe

cognitiva" a la manera de René Thom. Esto significa que lo

que es perfectamente válido en una escala deja de serlo en

otra, lo que no excluye que la transición pueda ser también

una catástrofe feliz. El cambio de escala en la educación

obliga a un cambio de actitud frente a las comunicaciones.

Por eso es triste comprobar que frecuentemente se alientan

vanas esperanzas dentro del ámbito escolar y se hace

alarde de disponer de recursos maravillosos que en la

práctica no son tales pues están limitados a unos pocos

accesos a la red digital y a un altísimo costo operativo. Es

mejor comenzar más modestamente despertando el

interés real por las redes internas de la escuela, de costo

cero, siguiendo con las comunicaciones locales a las casas

hasta poder llegar al mundo de Internet, con millones de

usuarios en una red planetaria que se expande a pasos

exponenciales. Estos cambios de escala son muy difíciles de

captar. ¿Quién puede honestamente imaginar una red

internacional de un millón de escolares si ya aparecen

problemas absolutamente nuevos con redes internas de

pocos cientos de alumnos? ¿Cómo se podría usar esta red

colosal de manera sensata, creativa y digna?

La tendencia docente más difundida es la de

defender sistemas de comunicación "controlables". Las

consecuencias educativas de esta inercia mental son

graves. Se sigue enseñando lo mismo, con redes o sin ellas,

cuando todo obligaría a inventar, en la nueva escala

global de las comunicaciones, temas que son imposibles de

imaginar y realizar en el nivel local. Para ello es menester

prepararse en forma escalonada, probando y corrigiendo

continuamente hasta dominar la escala en que uno se

encuentra. Eso llevará años. Se trata de una nueva

frontera: conquistar progresivamente nuevas escalas de

conectividad e interactividad. Esa será la manera más

apropiada de entrar en la nueva era digital.

II. LA EDUCACION Y SUS CIRCUNSTANCIAS

En lo que nos atañe hay una evidente correlación

entre la marginalidad social y las carencias

educativas. Hoy más que nunca se cuestiona la

enseñanza tradicional que en muchos casos se ha

vuelto "reaccionaria". Percibimos que se

mantiene un desfasaje creciente entre la acelerada

transformación de la sociedad, la cultura, la política, la

economía y la producción frente a los conocimientos y

valores impartidos en el aula. En efecto, nadie puede

negar que es difícil mantener a los docentes actualizados

en los temas más relevantes o interesar a los alumnos en

tareas que tienen poca vigencia en la vida cotidiana y en el

trabajo. Además, como las empresas exigen un personal

cada vez mejor capacitado, los responsables en recursos

humanos deben luchar constantemente contra las fallas

sensibles en la educación de quienes ingresan y también

contra la insuficiente capacitación recibida en el propio

trabajo.

Educación y empresa

La visión "eficientista", ahora de moda, que

pretende imponer una educación dirigida principalmente a

la producción, tiene también serias limitaciones. Nosotros

no la compartimos tal como muchas veces se la presenta.

Mantenemos que la educación va mucho más allá de la

adquisición de una habilidad, de un know how particular.

La educación es en realidad la adquisición de una

"segunda naturaleza", de un hábito mental, como decían

los antiguos maestros, que impregna toda la conducta y

todo el saber. El hábito de aprender es lo que distingue al

hombre civilizado. Pero debemos reconocer que los

cambios globales de la última década han sido tan

prodigiosos que la enseñanza formal no ha logrado

todavía incorporarlos con acierto.

Entraremos con nuevos hábitos, buenos y malos, en

la educación del tercer milenio. A nuestro entender esto es

evidente en la incomprensible marginación de la educación

respecto de las tres actividades de mayor crecimiento del

mundo, la llamada triple T de las telecomunicaciones,

turismo y transporte. Las escuelas siguen considerando a

las telecomunicaciones como un gasto y no como una

inversión esencial. La educación a distancia y la presencial

continúan en pugna en lugar de complementarse. En

cuanto al turismo son contadas las iniciativas educativas

valiosas y sistemáticas al respecto. En general se reducen a

viajes escolares de fin de curso, sin llegar a crear un

ambiente propicio para la instrucción in situ, fuera de los

muros de la escuela. Pero nadie negaría, por ejemplo, que

la mejor manera de aprender un idioma es vivir en el lugar

donde se lo habla. Finalmente, las nuevas tecnologías de la

construcción permiten crear escuelas, talleres y

laboratorios móviles, estructuras funcionales más abiertas

y flexibles, bien equipadas y transportables, y no fijas y

cerradas entre paredes de ladrillo. ¿Veremos tal vez algún

día aparecer un "campamento educativo" de nuevo estilo,

perfectamente equipado y conectado por red?

Reconocemos que el sistema educativo tradicional se

encuentra muchas veces separado del resto de la sociedad

y que ésta, incluso, la percibe a menudo, y

paradójicamente, como una rémora, un obstáculo para su

desarrollo. Lo repetimos, las instituciones educativas

como tales, son las más reacias a la globalización. Pero

aquellas que no se abran al mundo real, que no cambien

radicalmente en su modo de enseñar a las nuevas

generaciones que vivirán en el siglo XXI, serán eliminadas

por la misma sociedad, como está sucediendo con

industrias y servicios obsoletos. La educación deberá

abandonar definitivamente el aislacionismo en el que se ha

enquistado, renunciar a privilegios anacrónicos e

integrarse debidamente en la sociedad abierta.

Pensamos que en este proceso de globalización de la

educación las empresas jugarán un papel protagónico

cada día más importante. En efecto, las empresas

(exitosas) saben adaptarse a los cambios del mercado con

mucha rapidez; la educación no siempre sabe hacerlo, es

lenta y muchas veces reacciona tarde a los cambios. Las

mejores empresas conocen muy bien la relación costo/

beneficio y hacen lo posible para mejorar su producto final,

procuran una calidad total, corrigen sobre la marcha y no

esperan un examen final para rechazar un producto. En la

educación estas ideas (en la jerga empresaria lean

production) parecen extrañas, aunque algunos pioneros

han comenzado a aplicarlas. Tampoco se penaliza una

"mala práctica" en la enseñanza como en la medicina o en

la ingeniería. Los responsables no están habituados a dar

cuenta satisfactoria de los resultados estrictamente

educativos de los ingentes recursos utilizados en la

formación (demasiado prolongada a veces) de los

alumnos, como es la obligación de las empresas frente a

sus accionistas. Por eso deben ser bien recibidas las

evaluaciones externas y auditorías educativas que

comienzan a aplicarse en algunos lugares.

Por otra parte, la práctica empresaria puede ser

estimulada en el colegio, como se hace a veces con gran

éxito en iniciativas comerciales dirigidas por grupos de

alumnos (tipo Junior Achievement). A su vez, como

contrapartida, las propias empresas deberán convertirse

en centros educativos permanentes. Felizmente, son cada

vez más numerosas las empresas comprometidas con la

educación de su personal. Por ahora se la llama

"capacitación", para diferenciarla de la educación formal,

pero pronto descubriremos que estamos hablando del

mismo proceso educativo. En efecto, muchas empresas

tienen vínculos con universidades, algunas con

establecimientos secundarios y técnicos (pero muy pocas

con el nivel primario). La pregunta es: ¿por qué siguen tan

desconectados aún el mundo del trabajo y el mundo de la

educación? Y sus derivadas: ¿no podrían ambos

interactuar mejor y complementarse? ¿qué diferencia hay,

realmente, entre aprender y trabajar? ¿se puede aprender

sin trabajar? o ¿se puede trabajar sin aprender?

Educación y estado

En esta transición hacia una globalización de la

educación el Estado deberá cambiar su orientación. Es de

la mayor urgencia, en efecto, otorgar la mayor libertad

posible a los sistemas educativos nacionales para que

encuentren su propio camino y estimular en todos los casos

la competencia internacional. Los países empezarán tarde

o temprano a "vender y a comprar educación". Ya lo hacen

indirectamente a través de los medios masivos de

comunicación, pero el intercambio se hará más genuino y

efectivo con los servicios sin fronteras de una educación

digital. Veremos fructificar en los próximos años este

nuevo tipo de servicios educativos internacionales de una

manera espectacular. Los países que se nieguen a abrir sus

fronteras a este nuevo intercambio de ideas y de

conocimientos se retrasarán inexorablemente. El Estado

deberá garantizar y alentar este derecho de sus

ciudadanos de transitar sin problemas por los nuevos

territorios del mundo digital.

En suma, con el correr del tiempo, de la misma

manera que la televisión libre se infiltra hasta en los países

más totalitarios, así la educación más avanzada podrá

penetrar en todas las regiones del globo siguiendo, entre

otros medios, los caminos de las telecomunicaciones, el

turismo y el transporte. De esta manera, disminuirá la

imposición de horarios y lugares de encuentro y cada

persona o grupo podrá optar por los cursos que más le

convengan. La libertad de aprender y enseñar deberá ser

preservada en su total integridad, como lo garantizan

pero no siempre practican, las constituciones de los países

modernos.

De esta manera desaparecerán progresivamente los

territorios "cautivos" dentro del mapa de la educación, los

alumnos y sus familias buscarán maestros y docentes en

toda la red mundial de educación y elegirán a los que

mejor respondan a sus reclamos y necesidades (¿y

viceversa?). Los programas vigentes en una localidad

serán sencillamente ignorados si no satisfacen las

exigencias familiares y el apetito intelectual del alumno. Y,

lo que es más serio, nadie ni nada lo podrá impedir.

Muchos que hoy dedican su tiempo a crear programas

educativos municipales, provinciales, nacionales, o

internacionales, creyendo que pueden controlar los

contenidos del aprendizaje hasta en su últimos detalles,

serán superados por los acontecimientos en una educación

global.

No habrá lugar en el mundo globalizado para un

"pensamiento único" en la educación, para un programa

dictado por los ministerios, para un currículum impuesto

por una determinada doctrina educativa. La nueva

sociedad del conocimiento pasará por encima de todas

estas barreras, será una sociedad digital, mundial y libre.

Hay razones para creer que no postulamos una utopía.

Habrá que prepararse para ello, pero pocos son los que

han tomado conciencia de que el muro de Berlín de la

educación, que mantiene aislado a los Estados y a las

personas, ya se ha derrumbado...

III. EL HABITO DIGITAL

Los antiguos filósofos decían que el hábito es una

"segunda naturaleza". Eso significa que la

naturaleza del hombre se enriquece (o

empobrece), se perfecciona (o se denigra) con el

hábito. Hay buenos y malos hábitos. Esta

concepción, ligada a la noción de "virtud" tuvo, en su

tiempo, importantes consecuencias prácticas en las

costumbres y también en la moral, en la educación e

incluso en la política. Actualmente el concepto de hábito ha

pasado a segundo plano, tanto en la teoría como en la

práctica, especialmente entre los educadores, pero

merecería mayor atención.

En realidad podríamos decir que todo el proceso de

la educación se basa en la creación de "nuevos hábitos".

Recientemente las ciencias contemporáneas han venido al

rescate de esta noción casi olvidada pero tan necesaria.

Las ciencias cognitivas, la etología, las neurociencias,

todas ellas investigan la adquisición de hábitos, su

mantenimiento y su pérdida. Desde las conductas innatas,

genéticamente programadas, hasta las más libres

creaciones del espíritu humano, pasando por los reflejos

elementales y los mecanismos neurofisiológicos de la

"habituación" y adaptación, podemos decir que el

aprendizaje humano se basa en la incesante construcción

de nuevos hábitos. Jerome Bruner, el distinguido psicólogo

y educador norteamericano ha llegado a afirmar que "el

conocimiento sólo sirve cuando se convierte en hábito".

En algunos casos, como el que nos ocupa, el hábito

está ligado a la irrupción masiva de una nueva tecnología

en la sociedad humana. El automóvil, el teléfono, la radio,

la televisión han creado nuevos hábitos en el mundo

entero. También la informática ha modificado

drásticamente los comportamientos sociales en los más

variados campos en este fin de siglo. Sólo la educación,

curiosamente, parecería inmune a esa transformación. No

existe todavía un buen "hábito digital" de carácter

educativo que pueda competir con otros que no lo son,

como el "zapping" televisivo o los juegos de vídeo.

¿Pero cómo se forma este hábito digital? En primer

lugar, la familiaridad con las computadoras y las

comunicaciones para aprender y enseñar es todavía

escasa. En efecto, la organización típica de una escuela

(mal) llamada "informatizada" consiste en la existencia de

un mundo aparte donde se "hace computación", con

horarios rígidos y espaciados. Pero este ejercicio no

influye, como debería hacerlo, en la intimidad de la

educación. La prueba es que si quitásemos el pizarrón de

un aula de esa escuela la maestra no podría dar clase, si en

cambio elimináramos de un día para otro todas las

computadoras, ¡las clases se seguirían dando sin

problemas! (pero no así la facturación del colegio). En

realidad, a pesar de tantos esfuerzos la computadora no se

ha incorporado plenamente a la educación moderna. Aún

no ha sido debidamente domesticada. Para muchos es

apenas un instrumento que conviene tener por imposición

social y/o programática. Ciertamente no ha logrado

renovar, hasta hoy, los viejos hábitos de la enseñanza y del

aprendizaje heredados del siglo pasado como las

actividades presenciales, las clases magistrales, los

exámenes.

Una forma práctica de generar hábitos digitales es la

exposición continuada y sin restricciones a un ambiente

informatizado. Así como la mejor manera de aprender una

lengua es vivir en una comunidad donde se habla ese

idioma, para adquirir el "idioma digital" es preciso vivir

en un "hábitat digital". En general, son pocos los docentes

que concurren voluntariamente a cursos de computación.

Cuando lo hacen están sometidos a las mismas pautas

restrictivas de sus alumnos, horarios reducidos y poca

disponibilidad de máquinas. Es absolutamente necesario

romper este molde rígido y abrir las nuevas tecnologías a

todos, docentes y alumnos por igual. Para lograrlo no hay

nada mejor que crear un ambiente donde los docentes

tengan posibilidad de capacitarse, es decir de adquirir

nuevos hábitos digitales en forma libre dentro del colegio o

en su casa. Es preciso crear "el aula que faltaba" para

ellos, con las mayores comodidades y el mejor

equipamiento, sin limitación de horario. Nuestra

experiencia en el Colegio San Martín de Tours de Buenos

Aires resultó alentadora. Cuando comenzamos nuestro

asesoramiento nos encontramos con una instrucción

informática tradicional a cargo de un pequeño grupo de

expertos, en un aula cerrada. Propusimos abrir el juego y

ofrecer cursos de computación a todos los docentes que

quisieran capacitarse. Poco a poco la situación fue

cambiando y ahora el colegio, al cabo de dos años, ha

logrado incorporar a todos los docentes y directivos al

mundo digital. El colegio cuenta con más de cien docentes

capacitados en comunicaciones e informática frente al

puñado de expertos en computación del comienzo. La

capacitación de los adultos no fue fácil, no todos estaban

convencidos de la necesidad de hacerlo, pero revolucionó

profundamente el colegio. El aula cerrada con llave se

desintegró y las computadoras en red comenzaron a

poblar los patios y pasillos de toda la institución. Todos,

administrativos, docentes y alumnas, se beneficiaron al

poder trabajar en total libertad con las mejores

herramientas informáticas.

Esta experiencia señala que, en lugar de restringir el

uso de las pocas computadoras de la sala de informática a

las contadas "horas de computación", es imprescindible

ofrecer a toda la comunidad escolar un acceso libre a las

máquinas, en todo momento y en todo lugar. Esto significa

que las computadoras deberán estar conectadas en red

dentro de la institución, y de esa manera, dejarán de ser

computadoras "personales" para transformarse en

computadoras "interpersonales", distribuidas por todo el

colegio, pasillos, aulas, bibliotecas, patios. El hábito digital

se adquiere rápidamente cuando el usuario puede sentarse

ante cualquier equipo, en todo momento y en cualquier

lugar de la escuela y apropiarse enteramente del

instrumento. Esta ubicuidad de las máquinas es una

propiedad digital por excelencia, todas las computadoras

están conectadas entre sí y conmigo mismo en todo

momento y lugar; están a mi disposición y no a la inversa,

como sucede en la inmensa mayoría de las escuelas.

Pero la familiaridad no se limita de hecho a la

escuela sino que se extiende al hogar. El concepto de

"escuela expandida" no es más que la prolongación de la

educación en el hogar y en la sociedad. Lamentablemente,

los educadores no son líderes genuinos del cambio

tecnológico y la mayoría sigue pasivamente las ondas del

mercado y de las modas; todavía no todos han adquirido ni

reconocen las ventajas del hábito digital en su propia vida

personal. Por eso sustentan, en el mejor de los casos, la

idea errónea de que sólo el aumento del número de

computadoras "en la escuela" podrá hacer avanzar la

educación. No se ha tomado conciencia suficiente del

formidable recurso existente en los hogares. Una rápida

encuesta bastará, sin embargo, para comprobar la riqueza

en equipamientos informáticos instalados en el hogar

frente a la escasez crónica en la escuela.

Lo que nos preocupa es comprobar que esta enorme

riqueza en talento humano y en equipamientos

informáticos está desperdiciada para la educación por la

sencilla razón de que el hogar no está conectado

digitalmente con la escuela. Aquí habrá que impulsar por

todos los medios un cambio profundo en conectividad. Lo

primero es conectar en red las casas de docentes y alumnos

con la escuela si queremos establecer un hábito digital

acorde con las necesidades de la globalización moderna.

En efecto, en la casa, la computadora familiar es el

instrumento de todos, niños y adultos por igual. La

conectividad, por otra parte, ha comenzado ya con el uso

de Internet en el hogar y su crecimiento prodigioso es un

tema en sí mismo. ¡Pero la escuela sigue desconectada de

la casa! Esta es una asignatura pendiente. Debemos crear

una verdadera escuela expandida, ya que esta conexión

digital entre la casa y la escuela será el sustento de la

nueva educación.

Pero si la familiaridad con la computadora es

condición necesaria para establecer el hábito digital,

debemos reconocer que no es suficiente. El uso de la

computadora debe tener un significado personal para el

usuario. Muchas veces las computadoras están instaladas

pero nadie las usa con regularidad ni con provecho. Una

prueba infalible es verificar si la computadora está

encendida en el escritorio de un directivo o en la sala de

docentes. Otra prueba es calcular el número de

documentos impresos en papel en un establecimiento

educativo. Mientras la computadora se use simplemente

como máquina de escribir la institución seguirá inundada

de papeles, memos, tareas para corregir, listas, avisos,

etcétera Pero la prueba decisiva está en el aula. El ideal

para muchos docentes, mal llamados "informatizados",

sería contar con una computadora al frente de la sala para

controlar la actividad computacional de cada uno de sus

alumnos en sus bancos. Es sumamente difícil romper este

esquema verticalista, la irradiación de conocimientos

desde una fuente única hacia los receptores más o menos

bobos de la información.

Nuestro desafío educativo se basa, por el contrario,

en superar este modelo centralizado y otorgar la máxima

confianza a la inteligencia distribuida en forma horizontal,

entre pares. El docente aprenderá a exigir los trabajos

prácticos en forma digital a través de la red, la evaluación

on line cotidiana de todas las tareas reemplazará al

examen final, y todos se encontrarán comunicados con la

mayor libertad de consultar, de preguntar, equivocarse y

crear. En las escuelas donde esta práctica digital ya ha

comenzado, los cambios favorables se suceden a velocidad

vertiginosa. Podemos dar testimonio personal de ello.

La nueva cultura digital

En la práctica, este camino hacia una mayor unión de

la sociedad humana exige un cambio de cultura,

comenzando por un profundo cambio de hábitos de trabajo

en la vida cotidiana. Y esto supone un entrenamiento

particular que no es fácil pero merece ser ensayado ya que

sus ventajas son evidentes. Por de pronto ayuda a nivelar

los tiempos de ocio y de estudio. Disminuye el estrés del

cambio. Por ejemplo, salir o volver de vacaciones no

significará un salto tan brusco de actividad para los

alumnos y profesores. Desaparecerán tanto la urgencia de

"dejar todo listo" al partir, como la montaña de tareas al

regreso y las decisiones en lista de espera. El "escalón" de

las vacaciones se hará menos abrupto, más gentil y

podríamos llegar de esta manera a una mayor armonía

personal. Este aspecto primará en la educación a

distancia, que no se suspenderá jamás por vacaciones.

Siempre encontraremos alguien en red con nosotros para

aprender y para enseñar, en todo momento. Pero el hecho

de estar siempre conectado, de estar siempre en red, no

significa estar atado a una tarea sino todo lo contrario,

crea una sensación de enorme libertad, que podemos

ejercer en cualquier momento y lugar.

Nos atrevemos a pensar que no siempre se descansa

cuando uno se "desconecta". Estos nuevos hábitos

digitales de estudio comenzarán a desarrollarse en la

escuela y continuarán perfeccionándose durante toda la

vida bajo la forma de una capacitación permanente. El

cambio será muy profundo y tendrá consecuencias

insospechadas para la educación en su conjunto, para la

sociedad global y para cada uno de nosotros. Lo que se

protegerá es el verdadero descanso, absolutamente

necesario para el equilibrio físico y espiritual de las

personas cuando el trabajo o el estudio transiten con

mayor facilidad por las redes digitales. Estos tiempos de

descanso y de trabajo no obedecerán más a un rígido

cronograma burocrático, estarán regulados por nuestro

propio reloj interno.

Un consejo elemental: hay que practicar el ejercicio

de eliminar, dentro de lo posible, el documento en papel.

Eso lleva tiempo, pues hemos acumulado siglos de una

cultura de la impresión sobre papel, montañas de

documentos públicos y privados. Ahora sabemos que el

papel es caro y se deteriora, que los libros, diarios y

revistas no se pueden conservar por largo tiempo, que es

preciso encontrar soportes más ecológicos, duraderos y

flexibles para su consulta. La respuesta, una vez más, es la

digitalización: el bit es incorruptible. Así lo han entendido

perfectamente muchos documentalistas y bibliotecarios

pero pocos educadores.

Al comienzo se dan situaciones híbridas, a saber, la

coexistencia de textos impresos y textos digitalizados,

como cuando un arquitecto despliega un plano sobre papel

que ha sido generado por computadora y que podría

consultarse directamente desde la máquina. Pero con el

tiempo será posible adquirir el hábito de comunicarse sin

papeles. Incluso el fax de papel resulta obsoleto frente al

modem/fax que permite enviar y recibir mensajes

directamente desde la computadora.

Una vez establecida la red entre los alumnos y sus

profesores, las cosas empiezan a marchar a otro ritmo.

Uno de los beneficios inmediatos es que disminuye la

acumulación de tareas. Comenzamos a resolver los

problemas sin agobiarnos porque el trabajo no se acumula,

se procesa por partes. En la red digital vivimos

"conectados", estamos siempre on line, es decir

integramos un sistema de comunicación permanentemente

abierto. Con esta enorme ventaja: los mensajes digitales

no interfieren con el descanso ni con el trabajo. El

destinatario los consultará en el momento más adecuado.

Pero la respuesta también puede ser inmediata, si fuera

necesario, cuando los interlocutores resuelven encontrarse

simultáneamente en línea. Es difícil transmitir el valor de

esta experiencia dialogal y digital a distancia.

Este libro ha sido escrito de esta manera y en muchas

ocasiones fue procesado durante todo el día y casi toda la

noche. Uno de nosotros es búho (prefiere trabajar de

noche) el otro alondra (prefiere la madrugada). Este

diálogo electrónico no es simplemente una conversación

telefónica entre amigos o un intercambio entre autores que

comparten muchas ideas. Se trata de un nuevo género de

presencia virtual entre interlocutores distantes cuyos

mensajes perduran y adquieren como una vida propia.

Nuestro libro se fue armando lentamente, al correr de los

meses. Nunca desapareció en un cajón, siempre "estaba

allí", on line, a nuestra disposición en el espacio digital.

Hicimos en total cientos de versiones, con la mayor

tranquilidad, sin apuro. Tal vez el resultado no revele

suficientemente esta persistente y minuciosa tarea, tejida

sin prisa ni pausa. Pero al hacerlo de esta manera

experimentamos cómo se desenvuelve un proyecto en el

"tiempo digital".

Proyectos digitales

En nuestra experiencia educativa, donde hemos

procesado miles de mensajes electrónicos, observamos que

lo primero que mejora es la relación afectiva entre las

personas. Esto se debe, como dijimos, a que el diálogo

digital no es invasor, no interrumpe una actividad sino que

la enriquece. Es curioso, pero el primer dato objetivo en el

trabajo digital a distancia es la disminución significativa

de los llamados telefónicos. En las instituciones educativas

el tema del teléfono es muy serio. Todos sabemos que el

uso convencional del teléfono puede llegar a ser alienante

ya que el interlocutor queda siempre "expuesto". En

cambio, en una comunidad conectada por redes digitales la

comunicación telefónica se reduce progresivamente a

determinados temas coyunturales mientras que las

informaciones más sustanciales transitan entre las

personas, pero sólo a través de las computadoras, que

obran como un filtro y disminuyen los roces. Además,

queda un registro digital en la memoria de la

computadora, lo que asegura el seguimiento de cada tema,

la privacidad absoluta de los documentos y memos, su

consulta rápida, etcétera. Todo ello incita a una actividad

más profesional.

En el sistema educativo, lo hemos comprobado

muchas veces, los primeros beneficiados por esta nueva

cultura son los administradores y directivos.

Inmediatamente después comienzan a intervenir los

docentes y el círculo se completa cuando ingresan los

alumnos, cientos o miles, a la red. Entonces podemos

asistir a un fenómeno nunca visto antes en el colegio. Se

abre un inmenso abanico de intereses, de cuestiones, de

propuestas. Muchas de ellas se expresan por primera vez

en público, se presentan en sociedad, se someten a crítica.

El comienzo puede ser algo caótico y es preciso que haya

docentes con sentido común para orientar (sin censurar)

este intenso tráfico de ideas y anuncios. Se plantea

inmediatamente la responsabilidad de guiar a los jóvenes

usuarios por el camino del respeto mutuo, lo que exige

crear también una "etiqueta" digital que elimine la

necesidad de una "policía de bits" como dice Negroponte.

La tarea no es fácil ni inmediata, pero si la escuela digital

sigue un desarrollo normal, al cabo de un tiempo (¿un

año?), los mensajes toman un nuevo estilo, disminuyen las

trivialidades y aumenta la participación constructiva de

todos, alumnos y docentes por igual.

En segundo lugar, en contra de lo que puedan

imaginar algunos, la escuela digital enriquece

notablemente la calidad del encuentro personal, cara a

cara, entre el profesor y su alumno, que es la base de toda

educación. En efecto, cuando se ha preparado el encuentro

con un intercambio digital previo, detallado e interactivo,

el diálogo personal en el aula, en el taller o en el

laboratorio se establece sobre un fundamento más firme y

sustancial. Más aún, se elimina de esta forma la

imposición de muchos traslados inútiles para seguir un

curso y se aprovechan mejor las reuniones realmente

indispensables. La agenda educativa cambiará

sustancialmente cuando disminuyamos la redundancia en

nuestra actividad de aprender y de enseñar. Nos

reuniremos para celebrar el encuentro más que para

pasarnos información. De esa manera evitaremos el mal

endémico de la "reunionitis". La escuela digital será

esencialmente un lugar para el encuentro, pero un

encuentro abierto al mundo.

El tiempo de asimilación

Para crear un hábito es preciso tiempo. Ese tiempo

no puede reducirse a voluntad, es inelástico. Está ligado a

la capacidad que poseen los esquemas mentales para

"asimilar" la novedad. Este tema ha constituido la

principal preocupación de un psicólogo como Jean Piaget.

De alguna manera la constitución de nuevos hábitos

digitales depende del desarrollo de nuevos esquemas

mentales. Este desarrollo no se improvisa ni se impone

desde el exterior. Exige una esforzada adaptación a las

nuevas características del ambiente digital. Hemos

mencionado la exigencia temporal, donde percibimos

etapas claramente diferenciadas. Las primeras horas

sirven sólo para acceder a los instrumentos (generalmente

unas 10 horas son suficientes), después viene un período de

aprendizaje (unas 100 horas) y finalmente una larga etapa

de práctica. Sólo al superar las 1000 horas podemos

afirmar que el usuario ha incorporado (asimilado) un

nuevo hábito digital en su vida de estudio y de trabajo.

Esta sucesión temporal de carácter logarítmico

posiblemente esté relacionada con la creación de nuevos

circuitos cerebrales en las diferentes etapas de asimilación

de un hábito cognitivo. Sobre el tema hay mucho que

investigar todavía, pero todo nos induce a pensar que se

trata de un proceso interno de asimilación constructiva

más que de una "impregnación" pasiva del ambiente

externo. Por eso debemos dar tiempo suficiente al docente

y alentarlo para que incorpore estos nuevos usos de las

herramientas digitales en su vida. El alumno lo hará

naturalmente en el largo proceso de aprendizaje que

asegura la escuela.

Uno de los hechos novedosos que aporta la

educación digital es que los alumnos aprenden o usan la

tecnología más rápidamente que sus maestros. Cualquier

intento de revertir esta situación, obligando a "marcar el

paso", será inútil y contraproducente. Muchas veces los

docentes repiten la misma lección año tras año mientras

que sus alumnos se han adelantado al programa debido a

que acceden con extrema facilidad a la información digital

más actualizada. Para el docente el gran desafío de la

educación digital implica "enseñar mientras se aprende",

o sea: aprender con sus alumnos y de ellos.

Todavía nadie, debemos reconocer, se ha atrevido a

crear una escuela predominantemente digital, donde el

alumno desde su primer día de clase contara con todos los

elementos necesarios para crear un hábito digital sin pasar

por otros intermediarios. Por ejemplo, no se ha estudiado

aún el proceso de adquisición de la escritura con niños que

usaran "exclusivamente" computadoras frente a otros que

siguieran el método tradicional de alfabetización. Una

larga experiencia con la alfabetización digital nos inclina a

pensar que este método sería significativamente más

productivo y rápido que el tradicional. Pero el mero

intento de enseñar a escribir a un niño pequeño pulsando

las teclas de una computadora en lugar de dibujar las

letras con lápices en un papel, representaría para muchos,

el equivalente de un "experimento prohibido". Sin

embargo creemos que esta prohibición es simplemente un

tabú irracional, imposible de justificar. Algún día, no muy

lejano, los niños llevarán a la escuela una computadora

liviana como una nueva caja de útiles para aprender a

escribir. Pero muchos ya habrán aprendido a hacerlo desde

sus casas gracias a las máquinas de sus hermanos o

amigos.

Esta resistencia al cambio digital es pertinaz. Prueba

de ello es que cuando recomendamos el uso de una

computadora portátil en la escuela, y a veces en la misma

universidad (nos ha sucedido con estudiantes

discapacitados, por ejemplo) es preciso superar una

enorme cantidad de barreras psicológicas y burocráticas,

que revelan hasta qué punto la computadora no es

bienvenida sino apenas "tolerada" por la institución. Pero,

como dijimos anteriormente, un día esa resistencia caerá

estrepitosamente. La educación digital hará entonces

irrupción con tanta fuerza que el panorama educativo se

transformará irreversiblemente ante el asombro de

quienes no supieron o no quisieron dar ese "salto digital".

En realidad el muro que nos separa del mundo digital ya

ha caído pero pocos se atreven a pasar del otro lado.

IV. LA ESCUELA EXPANDIDA

Se puede rastrear a lo largo de la historia una

relación muy estrecha entre las formas y contenidos

de la enseñanza con los sistemas sociales de

producción de bienes y servicios. Durante la

revolución industrial las escuelas eran verdaderas

"fábricas de enseñar" puesto que la educación tomó el

modelo del sistema productivo en los más variados

aspectos. Las mejores escuelas eran las de mayor tamaño,

a semejanza de aquellas empresas que descubrían el valor

de una producción en gran escala. La incorporación de

grandes masas de obreros, analfabetos en su mayoría, al

sistema productivo debió ser potenciada con campañas

gigantescas de alfabetización. El diseño arquitectónico de

los espacios de aprendizaje no difería demasiado del que

era habitual en las usinas, fábricas y almacenes. Los

exteriores eran muy semejantes y en el interior las aulas

amplias y frías que recibían a decenas de alumnos,

sentados en filas, parecían reproducir las cadenas de

montaje de la época. Un maestro al "frente de la clase",

como el capataz a cargo del taller, uniformes o delantales

para todos, timbres y sirenas para marcar el ingreso, la

salida y los tiempos libres. Se trabajaba y se estudiaba los

sábados. Las vacaciones estivales fueron previstas en un

comienzo para que los chicos ayudaran a sus padres

campesinos en las tareas tradicionales de las cosechas,

después coincidieron con las vacaciones pagas de los

operarios. El sistema era rígido, los programas inflexibles,

tanto en la fábrica como en la escuela. Los cambios sociales

y conceptuales eran lentos, la producción estaba

asegurada por decenios en el ambiente educativo y en el

fabril. Aquel mundo ha concluido.

El nuevo milenio se prepara con otras pautas

productivas. Las nuevas empresas funcionan con enorme

flexibilidad y multiplican sus servicios por todo el planeta.

Se dice que la nueva industria exige "cerebro de obra" más

que "mano de obra". Entramos de lleno en la era del

conocimiento. Aparecen pujantes industrias sin chimeneas,

como el turismo, las comunicaciones, la informática, la

biotecnología, los servicios de salud, que mueven ingentes

recursos financieros y humanos. Necesariamente la

educación ha de variar en consecuencia. Los reclamos por

un cambio profundo en la educación de las nuevas

generaciones son imperiosos pero la inercia del sistema

educativo es enorme.

La educación en un momento crucial

La educación de este fin de siglo vive un "momento

crucial", como dijo Jacques Maritain al término de la

Segunda Guerra Mundial. El gran problema entonces,

como ahora, era rehacer la vida civilizada y democrática

desde la educación después de la caída de los grandes

imperios totalitarios. Los dos grandes derrotados de ayer,

Alemania y Japón, son hoy dos potencias mundiales en el

campo de la economía, la ciencia, la tecnología y la

cultura. En cambio, por contraste, una nación victoriosa

como la ex Unión Soviética ha entrado en un proceso de

implosión y de disgregación. No se sabe qué pasará con

China en los próximos años, pero si transitara hacia una

sociedad abierta su aporte a la cultura podría ser

inconmensurable.

La única superpotencia moderna está en el nuevo

mundo, en América. Paradójicamente, los Estados Unidos

viven hoy una profunda crisis educativa. El famoso

documento de 1983 A Nation at Risk ofrece un diagnóstico

implacable y desolador que sigue vigente. Cada día hay

más pobres y analfabetos en el país más poderoso del

mundo. ¡Y qué decir de nuestros países latinoamericanos!

Las cifras son pavorosas, incluso en la Argentina, que se

enorgullecía de ser el pueblo más rico y mejor educado de

la región. Por consiguiente el problema de la educación es

un problema de civilización, trasciende todas las fronteras

y las culturas.

Las reflexiones que siguen intentan una salida de

este laberinto. Sabemos que si insistimos en las huellas ya

transitadas quedaremos empantanados para siempre y

pondremos en peligro el destino de las nuevas

generaciones. El esfuerzo debe realizarse en todos los

frentes de manera simultánea. Nos limitaremos en este

capítulo al aporte que puede brindar la tecnología ya

instalada en la sociedad, tecnología que servirá para

mejorar nuestra educación. Este camino nuevo se enlazará

necesariamente con todos los demás.

Una definición de escuela expandida

Toda educación se imparte siempre dentro de una

comunidad, de manera que tanto el establecimiento

escolar como el universitario son, de hecho, ámbitos

abiertos, no forman enclaves cerrados. Pero una cosa es

abrirse a la pequeña comunidad medieval o a la sociedad

industrial y nacional del siglo XIX y otra a la nueva

sociedad postindustrial y planetaria del siglo XXI. Las

exigencias educativas de la comunidad varían en cada

época y los recursos materiales e intelectuales disponibles

para la educación cambiarán en consecuencia.

Es ilustrativo pensar a la escuela expandida como un

organismo vivo apoyado en dos bases, el establecimiento

educativo (escuela) y la comunidad de sus alumnos y

docentes (casa). Llamaremos "escuela expandida" a la

unión entre la escuela y la casa. Siempre ha existido y

seguirá existiendo la escuela expandida, la novedad es que

ahora la nueva onda de expansión transita por carriles

tecnológicos de alta complejidad. Intentemos una

recorrida esquemática por la historia de la escuela

expandida desde el punto de vista tecnológico.

Ayer: el conocimiento concentrado

En el siglo pasado y en gran parte de este, la escuela

(incluimos bajo este término a toda la enseñanza primaria,

secundaria y técnica) era un ambiente privilegiado que

concentraba el conocimiento dedicado a la educación del

niño y del adolescente. Hay infinidad de ejemplos que

prueban esta tesis en las comunidades más variadas del

mundo entero. Pero, además, la escuela concentraba no

sólo el conocimiento sino también las "herramientas

pedagógicas", es decir, la tecnología imprescindible para

impartir la enseñanza: pupitres, libros, lápices, plumas,

tinteros, tinta, cuadernos, pizarrones, tizas, mapas. En las

casas estos instrumentos eran escasos o inexistentes.

Lamentablemente, un recorrido por el mundo nos

demuestra que en muchos lugares aún perdura esta

situación dual, propia del pasado donde el hogar carece de

lo elemental. Este hecho es tremendamente injusto y

configura nuestra mayor deuda internacional. En estas

comunidades olvidadas, la escuela, cuando existe, sigue

concentrando todo el conocimiento y la tecnología

educativa como en épocas pasadas.

Hoy: el conocimiento distribuido

Cuando la sociedad comenzó a prosperar, el

conocimiento también empezó a distribuirse mejor, junto

con la tecnología adecuada, entre la mayor parte de los

ciudadanos. Al aumentar la capacidad de ahorro de la

comunidad, las familias se equiparon con la mejor

tecnología mientras que las escuelas, por diversas razones,

no siempre fueron capaces de seguir esta tendencia. La

escuela, especialmente en este fin de siglo y en las

comunidades más avanzadas, ha dejado de ser el espacio

privilegiado y único para aprender y enseñar. Su

importancia relativa en la transmisión del saber ha

comenzado a mermar en forma significativa al perder el

monopolio del conocimiento. Este cambio de roles es

positivo porque la escuela del futuro, desligada de muchas

imposiciones curriculares, gracias a un mejor empleo de

las nuevas tecnologías digitales a distancia para impartir

conocimientos, será cada vez más importante en el

proceso de socialización de los niños y adolescentes. Se

convertirá en un ámbito de encuentro más creativo y

abierto al mundo. Su mayor privilegio será, precisamente,

el de poder reunir a algunos para comunicarse con

muchos.

Este movimiento de la balanza educativa en favor

del hogar tiene algunas expresiones interesantes. En los

Estados Unidos, por ejemplo, aumenta constantemente el

número de familias de alto nivel profesional que han

decidido no enviar más sus hijos a la escuela primaria ni al

colegio secundario (ingresan directamente en la

universidad sin haber pasado por las aulas). En estos casos

son los propios padres quienes se convierten en docentes

de sus hijos, lo que supone una organización familiar y

económica muy especial. Este esquema de "aprendizaje sin

escuela", que parecerá a muchos tan impracticable como

indeseable, es sin embargo frecuente en el caso de los

prodigios y talentos excepcionales, donde se prefiere, en

general, una asistencia tutorial permanente, extra-curricular,

a la escolaridad formal. Tal vez en el futuro

esta modalidad informal, reservada actualmente para

algunos pocos privilegiados, se difunda como un amplio

abanico de alternativas educativas.

En definitiva, la buena noticia es que hoy la cantidad

y calidad de la tecnología disponible en las casas para

enseñar y para aprender es más que suficiente. El

problema es que no siempre se sabe aplicar esta tecnología

con fines educativos. Debemos reconocer que la escuela

expandida es rica en equipamientos y pobre en ideas sobre

sus usos educativos. Este es un dato de la mayor

importancia frente a nuestra penuria crónica en materia

escolar. Incorporemos pues cuanto antes esta enorme

inversión familiar al proceso educativo. Para ello la

escuela deberá realizar inversiones inteligentes que

complementen o suplementen lo que ya existe en el hogar.

Y la inversión más importante no es en máquinas sino en

ideas.

Mañana: el conocimiento conectado.

Para llegar al próximo estadio de la educación en el

siglo XXI deberíamos, primero, lograr una inversión

equilibrada en equipamientos informáticos tanto en la

escuela como en la casa. Segundo, conectar la casa con la

escuela y a las escuelas del mundo entre sí por los medios

de comunicación más avanzados. Lo repetimos, en lugar

de ladrillos tendremos que aprender a invertir más y mejor

en comunicaciones: bits por segundo versus metros

cuadrados.

En la actualidad sólo algunas universidades

avanzadas se han atrevido a impartir sus cursos a

distancia, otorgar títulos y certificados, a través de redes

digitales y videoconferencias. En cambio, las pocas

experiencias digitales a distancia realizadas con

establecimientos secundarios o técnicos son claramente

insuficientes. En efecto, para mantener un diálogo

educativo genuino y satisfactorio, es preciso mantener la

continuidad del programa a distancia pero comprobamos

que los costos de mantenimiento de la red y de las

comunicaciones son aún demasiado altos para la mayoría

de las instituciones de enseñanza. Sólo la desregulación de

las comunicaciones y la sana competencia podrán cortar el

nudo que encadena a la educación a un modelo presencial

inmutable y retrógrado. La sociedad global exige

imperiosamente que esta situación se revierta cuanto

antes.

V. HERRAMIENTAS NUEVAS Y ANTIGUAS

Como dijimos anteriormente, las ciencias de la

educación se empeñaron en incorporar la

tecnología de la sociedad industrial para sus

propios fines. Esta tecnología era de carácter

eminentemente mecánico y eléctrico. En este fin

de siglo, análogamente, la educación ha debido incorporar

los poderosos recursos tecnológicos que ofrecen los nuevos

sistemas electrónicos, magnéticos y ópticos. El contraste

entre ambos tipos de implementación tecnológica es muy

ilustrativo. Algunos ejemplos podrán, además, despertar

recuerdos infantiles (y emociones contradictorias) en

muchos lectores.

La tiza y el pizarrón

Ante todo, la tiza y el pizarrón siguen siendo

instrumentos de enorme valor en la enseñanza en todos

los niveles, y en todas partes. Debemos decir que todavía

no han sido reemplazados. Merece señalarse, sin

embargo, que varios adelantos de la era informática se

han inspirado en esta tecnología tan antigua como

eficiente. De alguna forma la computadora en la escuela

tiende a ocupar el mismo "nicho didáctico" que la tiza y el

pizarrón. Se desearía imitar su bajo costo, accesibilidad y

versatilidad gráfica (dibujos y textos). Se ha avanzado

ciertamente en la disponibilidad de memoria (recordemos

los avisos en los pizarrones repletos de fórmulas: "por

favor no borrar"), en la supresión selectiva de símbolos y

trazos (que antes se hacía con el dedo o el borrador), en el

agregado de nueva información, en los colores para

resaltar los mensajes, etcétera. Pero, a decir verdad, no

hemos logrado construir aún un auténtico "pizarrón

digital".

La Tierra gira

El globo terráqueo que gira sobre su eje en las clases

de geografía sigue siendo muy atractivo. Ahora se lo ha

reemplazado por globos de plástico de menor costo, que

ruedan por el aula y pueden pasar de mano en mano. Nos

hemos educado con un planisferio colgado en la pared,

pero la innovación en materia de cartografía pasa por los

mapas digitalizados y las fotografías satelitales, que

pueden llegar al instante a la pantalla de una

computadora. Algún día tendremos imágenes holográficas

o de realidad virtual de nuestro planeta. Si a ello se

agrega la incorporación de colores ficticios para

relevamientos de interés agronómico, industrial,

ecológico, etcétera, se podrá tener una idea acabada del

cambio sustancial que se está produciendo en la

representación mental de nuestro planeta. Todo ello se

encuentra ya al alcance de una computadora conectada

debidamente en red. Esta nueva visión dinámica

representará un enriquecimiento considerable en la

formación de una "conciencia planetaria" desde la misma

escuela primaria.

La vida minúscula

¡Y qué decir de los maravillosos microscopios ópticos

de los laboratorios escolares! Esta tecnología revolucionó

la enseñanza de la biología elemental a comienzos de

siglo. Nada comparable a observar por el microscopio una

buena preparación histológica o un cultivo bacteriano. Las

imágenes del sistema nervioso obtenidas a comienzos de

siglo por Santiago Ramón y Cajal todavía son

reproducidas en los más recientes tratados de histología.

Los sistemas de proyección y de fotografía, los oculares

múltiples, etcétera, permiten, además, el acceso

simultáneo de muchos alumnos al reino fascinante de lo

minúsculo. Pero toda esta tecnología óptica hoy tiene una

extensión formidable en el campo de la digitalización de

imágenes. Muchos cursos de metalografía, biología y

medicina están incorporando miles de imágenes de

microscopio en CD-Roms (compact disk, read only

memory). Naturalmente esta nueva "manera de ver las

cosas" en la práctica docente producirá también cambios

sustanciales en los programas de cursos.

El pupitre y el trabajo

Una de las innovaciones pedagógicas más

revolucionarias del siglo pasado fue, sin duda, el diseño

integrado y modular de un pupitre y banco de madera para

cada alumno, con su tintero incorporado, ranuras para

depositar plumas y lápices, asiento rebatible y apoyo para

los libros y cuadernos. Esta tecnología se puede considerar

como precursora de la moderna "estación de trabajo"

(workstation) que ha sido concebida para la computadora

de mesa (desktop computer). La comparación entre las dos

tecnologías no deja de ser interesante. El banco/pupitre

escolar tuvo una enorme aceptación en el mundo entero y

se convirtió en el primer mueble diseñado expresamente

para la educación. El diseño inicial se fue perfeccionando

con el tiempo y llegó a incorporar algunos parámetros

ergonómicos para mayor comodidad de una posición

sentada prolongada, con curvaturas anatómicas para el

respaldo y el asiento. Además se construyeron muebles de

diferentes tamaños para diferentes edades. En suma, se

creó una nueva tecnología que fue plenamente exitosa en

su tiempo.

Pero este diseño estaba ligado a la función didáctica

tradicional de un maestro al frente de la clase. Los

bancos/pupitres formaban filas paralelas frente al

pizarrón y a la tarima del profesor pero no servían para

armar un círculo de discusión. Los alumnos recibían una

enseñanza magistral pero se daban la espalda entre sí, con

lo que se reforzaba una conducta de subordinación. Se

pasaba "al frente" para dar la lección como en el teatro "se

sube" al escenario.

Cuando los métodos pedagógicos comenzaron a

cambiar a través de movimientos como la "escuela activa"

esta rígida configuración espacial, de tipo "frontal",

también fue alterada y con ella los propios muebles. Las

nuevas funciones didácticas reclamaban nuevas

estructuras espaciales en el aula. En el período de

transición hacia configuraciones más flexibles se

ensayaron nuevos e interesantes diseños: mesas

poligonales que se ensamblan con facilidad y sillas

apilables. Actualmente el sistema está buscando un nuevo

equilibrio debido a la incorporación de computadoras en el

aula, que ha complicado el panorama. Pero nuestras

preguntas son: ¿cuántas computadoras fijas son

necesarias en el aula? ¿Por qué no estimular, además, el

uso de computadoras portátiles? Pero son pocos los

establecimientos educativos que se atreven a desarmar el

aula, a flexibilizarla. Hay algo de sagrado en el aula

tradicional. Sin embargo, pensamos que una apertura

sería la mejor solución. En realidad la era digital acaba

con el aula como espacio físico cerrado.

El jardín de computadoras

Desearíamos compartir algunas experiencias

satisfactorias para abandonar los planos rígidos del aula

tradicional. Así como en el famoso Laboratorio de Medios

del Massachusetts Institute of Technology los equipos más

poderosos se congregan en un verdadero "jardín de

computadoras" o "vivario", que jamás cierra sus puertas,

lo que proponemos ahora no es una fantasía, estamos

simplemente relatando nuestra experiencia cotidiana en el

Colegio San Martín de Tours. Allí todas las alumnas (y

docentes) tienen acceso libre a las computadoras desde

muchos lugares. Las máquinas se distribuyen por los

rincones, patios y pasillos. Algunos equipos están sobre

mesas bajas, muy cerca del piso, para las más pequeñas. Es

más, algunas computadoras portátiles se pueden solicitar

en préstamo a la biblioteca como un libro más. Debemos

confesar que causa admiración ver la celeridad del cambio

en las mentes y en las conductas cuando elegimos la

libertad dentro de un colegio. Esta apertura nos llevará

pronto a la sustitución de las aulas por espacios

funcionales y paredes virtuales. Ya no se llamarán aulas

porque el conocimiento no soporta divisiones ni fronteras.

Transparencias y cristales

El impacto de la tecnología en la era informática ha

sido de tal magnitud, que muchos recursos pedagógicos

tradicionales tienden a desaparecer para ser sustituidos

por sus análogos electrónicos. Eso está sucediendo, por

ejemplo, con las transparencias para retroproyección. Esta

tecnología tuvo un gran auge en las últimas décadas y de

alguna manera se usó como un complemento o como un

sustituto del pizarrón tradicional. En realidad, la técnica

de la retroproyección constituyó un gran adelanto

pedagógico pues cambió muchos hábitos que parecerían

inmutables. En primer lugar, el profesor puede seguir

hablando sin dar la espalda a su clase mientras escribe o

dibuja en el tablero del retroproyector (lo que es

doblemente importante en los cursos a discapacitados

auditivos). También el retroproyector tiene la ventaja de

su movilidad y su bajo costo. Pero, tal vez, lo más

importante es que facilita el ordenamiento del curso ya que

las láminas trasparentes obran como una colección de

fichas sucesivas. En general el curso se prepara de

antemano, los datos se pueden cubrir y descubrir

parcialmente según los requerimientos de la exposición y

en caso necesario se puede volver atrás sin perder

información o se dibuja algo nuevo con un marcador

especial en el momento.

Muchas de estas interesantes funciones didácticas de

las trasparencias se han conservado y perfeccionado en los

modernos sistemas de presentaciones digitales. Aparecen

en el monitor de la computadora y se pueden proyectar en

grandes pantallas, pueden modificarse en las más diversas

formas a través de punteros electrónicos y botones

sensibles. Una tecnología híbrida, actualmente en boga, es

la de los retroproyectores equipados con pantallas de

cristal líquido conectados a la computadora. En estos casos

las transparencias aisladas se sustituyen por páginas

electrónicas generadas en la computadora que se

conservan en su memoria como un archivo más. De esta

manera se evita la manipulación, siempre engorrosa, de

las hojas trasparentes y el profesor no hará más que pulsar

una tecla o un botón para proyectar la serie en el orden

buscado. Todo esto ayuda también a bajar los costos de

producción, a reducir el tiempo de preparación y sobre

todo a facilitar los cambios en las proyecciones durante el

curso.

Proyectores y proyecciones

Otras tecnologías usuales en la enseñanza son las

proyecciones de diapositivas y audiovisuales. Durante

mucho tiempo los sistemas de proyección de fotos de 35

mm. en blanco y negro o en color cumplieron una función

considerable en el aula y en las salas de conferencias. Esta

tecnología permite la presentación de amplias colecciones

de imágenes ordenadas secuencialmente que pueden ser

controladas a distancia en forma manual o por circuitos

preprogramados en forma automática. Muchos

establecimientos educativos cuentan con enormes

colecciones de diapositivas. Las diapositivas se disponen

en carretes lineales o circulares que no siempre son fáciles

de manipular, cargar y descargar.

Este sistema se perfeccionó hace unas décadas con la

tecnología audiovisual que permitió realizar maravillas en

la integración de imagen y sonido. Pero ahora aparece una

nueva generación de recursos audiovisuales, los

multimedios basados en las tecnologías de proyectores

digitales y CD-Roms, que han abierto un nuevo campo

cuyo impacto en la educación podrá ser incalculable. Los

CD-Roms pueden contener miles de fotografías e

imágenes en movimiento además de sonidos. Su costo es

ínfimo si se lo compara con la información contenida en los

sistemas audiovisuales anteriores. Las imágenes

digitalizadas no se borran ni deterioran. A ello se agrega

la facilidad de manipulación ya que el acceso a cada

imagen es inmediato y puede estar controlado desde un

programa de computadora. La presentación es más

flexible, en particular cuando ha sido el mismo docente

quien ha generado su propio CD-Rom. Es más, la

información puede guardarse en el disco rígido de una

computadora (los actuales pueden tener incluso más

capacidad que un CD-Rom) para hacer los cambios

necesarios. La ventaja mayor es que los discos ópticos son

muy resistentes y fácilmente transportables. Los alumnos

podrán navegar por el CD, después de clase,

individualmente o en grupo, para repasar el contenido y

ejercitarse en el tema. En el futuro próximo estas consultas

se harán por la red, directamente.

Copias secas y digitales

Para finalizar nos referiremos a los sistemas de

duplicación y fotocopiado de uso tan corriente en

educación. El extraordinario impacto de la "copia seca" (la

empresa Xerox que inventó este nuevo sistema en la

década del 50 extrajo su nombre de marca de la palabra

griega xérein = secar) tal vez sólo se pueda comparar al de

la misma imprenta. Sería difícil imaginar hoy un mundo

sin fotocopiadoras, aunque en algunos países la simple

posesión de estas máquinas está prohibida para los

ciudadanos comunes y sigue configurando un delito para

ciertos gobiernos totalitarios. La fotocopiadora es, en

efecto, un instrumento de libertad que nos permite

reproducir y conservar en forma privada un documento de

cualquier procedencia. Vivimos en la "cultura de la

fotocopia", para mal y para bien. En muchos lugares los

alumnos desconocen el libro y recurren casi

exclusivamente a la fotocopia. Por una parte esta

conducta va en desmedro de la calidad y del placer de la

lectura, atenta contra la integridad e identidad de la obra e

incita a la piratería editorial. El tema plantea problemas

legales sobre el derecho de autor que no siempre se quieren

o pueden resolver. Por otra, la fotocopia es invaluable

para el investigador que trabaja en bibliotecas, para el

profesor que reparte sus apuntes y notas. En definitiva, la

fotocopiadora cumple todavía una función central en la

educación, pero sus horas están contadas con la

digitalización creciente de los documentos más variados

por el sistema de scanning, como veremos más adelante.

Este rápido recorrido nos muestra hasta qué punto

estamos en plena fase de transición de la tecnología

analógica a la digital. Eso no significa, sin embargo, que la

educación como tal haya asimilado la profunda

transformación de sus instrumentos. Será preciso una

nueva generación de educadores, ellos mismos educados

en las modalidades digitales, para que la transformación

se complete.

VI. LA TRANSICION DIGITAL

Si en capítulos anteriores nos ocupamos de la

dirección que toma el mundo y la educación hacia

una digitalización global, en éste analizaremos la

transición de una educación cerrada a otra abierta.

Nuestro análisis pretende acompañar este cambio,

ofrecer algunas sugerencias y de esta manera facilitar el

ingreso a este nuevo mundo, en la práctica actual y

cotidiana.

La capacitación permanente

Este tema es el eje de la transformación hacia una

educación digital. Hay que tomarlo muy en serio. No

solamente en sus aspectos tecnológicos, sino en todos los

necesarios para abrir el proceso educativo al mundo. Es

preciso crear la conciencia de la necesidad de una

capacitación permanente. A medida que se acelera la

innovación tecnológica se hace más evidente la angustia

de quedar rezagado, no sólo de perder el tren del

conocimiento sino de perder el trabajo para el cual nos

hemos formado. Además, las carreras profesionales

tienden a acortarse para no seguir arrastrando

conocimientos obsoletos y sobre todo para no postergar

indebidamente la entrada al mercado laboral. Por todo

ello es urgente reflexionar sobre los ciclos de capacitación

permanente y obrar en consecuencia.

Ante todo, la libertad de aprender es una condición

que no puede ser negociada. Desde esa libertad, surgirán

códigos y pautas futuras para una educación globalizada.

En este proceso, hay que encontrar el placer de aprender,

la emoción de dominar una nueva herramienta y evitar el

temor y la ansiedad que produce el cambio. Buscar los

mejores "profesores de profesores", ampliar los criterios

de la enseñanza, plantear nuevas metas y objetivos. En

definitiva, aprender a enseñar mientras se aprende,

aprender junto con los alumnos, aprender de los alumnos,

aprender investigando.

El intercambio cultural

Nadie duda de la importancia del intercambio

cultural para un aprendizaje. Los viajes educativos fueron

y serán de gran valor en este proceso. Pero la educación

actual cuando permanece encerrada en una isla no puede

ver más allá de sus narices. Un intercambio inteligente,

por el contrario, aumenta nuestra capacidad de aprender,

de comprender y de aceptar otras formas de aprender.

Llegará pronto el día en que aprender en un aula aislada,

sin conexiones, no tendrá sentido alguno. El aprendizaje

será global, interconectado, intercambiable y multicultural

desde un comienzo. ¿Qué sucedería si una pared entera del

aula se transformara en un "muro virtual" conectado

permanentemente a un ambiente escolar de una cultura

muy diferente a la nuestra? Hemos visto algo semejante en

una empresa que cuenta con una "pared digital" para

conectar dos sedes separadas por cientos de kilómetros.

¿Qué esperamos para seguir este ejemplo en el campo de

la educación? ¿Cómo sería ese aprendizaje? ¿Qué

aprenderíamos? ¿Cómo creceríamos? No creemos que este

retardo sea sólo cuestión de dinero, sabemos que es algo

más grave aún, se trata de una enorme falta de

imaginación.

El cambio mental

¿Qué significa cambiar? Es obvio que cambiar por

cambiar no tiene sentido alguno, pero renovarse

constantemente es algo fundamental en todo proceso

vital. Hay que aprender a superar los temores al cambio

dentro de la comunidad escolar. Es importante trabajar

esos temores, analizarlos en profundidad, discutirlos en

grupo entre educadores y con nuestros alumnos.

Imaginemos una situación sin escuelas, donde todos nos

viéramos obligados a aprender desde nuestras casas.

¿Cómo sería ese aprendizaje? Imaginemos una catástrofe

que impidiera que se fabrique más papel ¿podríamos

aprender sin el soporte del papel? Ejercicios mentales de

este tipo quitan telarañas mentales.

Para ello deberíamos proponer una reingeniería

educativa. Generalmente aceptamos las cosas como son y

rara vez nos ponemos a pensar si podrían ser mejor. Para

ingresar en la era digital resulta imprescindible abandonar

la rutina diaria y crear un cordial ambiente de reflexión y

de renovación. Apartar los vicios y modelos de siglos de

educación presencial y centrípeta para abrirnos al nuevo

mundo digital y centrífugo es una tarea ardua, pero

algunos ya han quemado las naves...

El pensamiento crítico

En la educación actual, se acepta con naturalidad (o

con resignación) que "alguien" (del ministerio, de la

dirección escolar, o de cualquier otra parte) piense por

nosotros, nos diga qué hacer, cómo, cuándo y dónde

debemos enseñar y aprender. Preferimos seguir las reglas

impuestas desde afuera que correr el riesgo de ser

autónomos. Muchas veces aquellos docentes que dicen

pensar lo contrario, al estar frente a un aula obedecen

ciegamente pautas convencionales sin fundamento y se

cierran al mundo. Pero si los docentes no desarrollan un

pensamiento crítico sobre sus propias acciones educativas,

incluso sobre las más triviales, difícilmente podrán

transmitirlo a los alumnos.

Nosotros utilizamos el "test del timbre", que

recomendamos aplicar para medir el grado de

conservadurismo de una escuela. Todos sabemos que no

hace falta tocar un timbre (o una campana) para llamar o

salir de clase. Basta consultar su propio reloj. Sin

embargo, pruebe el lector y verá. Los argumentos para

seguir ordenando las horas con un timbrazo son

inagotables, todos igualmente falsos. Muchos de ellos se

remontan a esquemas fabriles del siglo pasado. En muchos

lugares sería más fácil instalar una computadora de alta

tecnología, que abolir el timbre, un artefacto de muy baja

tecnología. Aquí hay una confusión conceptual grave que

revela un estado aún primitivo del proceso de transición

hacia la autonomía del aprendizaje. Vivimos inmersos en

plena heteronomía, incluso en actos tan triviales como los

que ordenan el horario escolar.

La comunicación interna

Es importante crear el espacio y el tiempo para la

reflexión crítica, para experimentar sin temor, con

responsabilidad y en libertad. En este sentido hemos

comprobado con satisfacción que el intercambio de

mensajes digitales, por correo electrónico, afianza la

confianza y la libertad de expresión dentro de la

comunidad escolar. Y, lo que es más importante, habilita a

todos a cruzar las fronteras de los puestos jerárquicos. La

red digital permite dialogar tanto con las autoridades

como entre pares o subordinados. El texto (bien) escrito

tiene mayor poder de convicción que la oratoria vana, que

el apercibimiento apresurado.

La red escolar que llamamos Intranet, la que conecta

a todos los miembros de la comunidad educativa de la

institución, exige respetar una etiqueta y crear un nuevo

estilo en los mensajes electrónicos. Ello ayuda

grandemente a disminuir los conflictos entre personas, no

es un medio invasor, nos ayuda a reflexionar antes de

responder a una crítica. Lo decimos con conocimiento de

causa pues lo experimentamos continuamente, es más,

cuando por alguna razón se suspenden los mensajes

electrónicos, se vive el momento como una regresión.

Además, el correo electrónico tampoco tiene fronteras

geográficas cuando los mensajes salen del local escolar y

se envían a una red mundial como Internet. Aquí

intervienen otros aspectos que por su novedad merecerán

mayor estudio.

Las aduanas educativas

En el proceso hacia una globalización educativa nos

encontraremos con múltiples obstáculos a la libertad de

aprender y de enseñar. Debemos superar esta suerte de

"aduanas educativas" que someten a alumnos y docentes a

reglamentaciones arbitrarias, muchas de ellas ridículas y

anacrónicas. Pero no será fácil perder los malos hábitos

actuales para acceder a esa sociedad abierta y digital.

Seguramente nos enfrentaremos a restricciones

equivalentes a las de la educación presencial. La educación

presencial arrastra consigo muchos condicionantes

espacio-temporales. Por ejemplo al reglamentar un

horario escolar podemos afirmar que no siempre se toman

debidamente en cuenta las exigencias cronobiológicas del

alumno (y del profesor). ¿Por qué se obliga al niño pequeño

a llegar a la escuela en determinado horario,

generalmente muy temprano, en contra de lo que sabemos

sobre los ritmos neurobiológicos del organismo en

crecimiento? ¿Por qué no respetamos las diferencias entre

características psicofísicas dispares, entre "búhos" que

prefieren estudiar de noche y "alondras" que rinden más

por las mañanas? En la educación presencial es difícil dar

respuestas y soluciones prácticas a estas preguntas. En

cambio en la educación digital, esencialmente no invasora

y asincrónica, podemos aprender a respetar las exigencias

de los ritmos internos y ofrecer una mayor libertad de

elección para aprovechar mejor los estados de alerta y de

atención del docente y del alumno. Además, ¿por qué el

alumno debe estar siempre con compañeros de la misma

edad o tomar las vacaciones en el mismo tiempo del año?

¿Por qué se obliga a estudiar con libros o manuales

determinados? Estas mismas preguntas se transferirán a

la era digital. No será inmediato el reconocimiento de un

horario más flexible ni la apertura a tareas conjuntas

entre alumnos de edades diferentes. Será difícil también

desterrar el mal llamado software educativo, tan rígido

como aquel sistema que quiere suplantar.

Por su parte, las instituciones actuales deben cumplir

con una serie de imposiciones externas (actos, ceremonias,

saludos, ornamentos) que poco tienen que ver con la

educación. Mucho de esto se hace con la demagógica

intención de impartir "una misma educación para todos",

pero, ¿quién dijo que cada persona quiere una idéntica

educación? En la era digital la elección personal podrá ser

más respetada, pero nada asegura que ello suceda

naturalmente. Una genuina educación digital será una

conquista cotidiana de nuevos espacios de aprendizaje,

espacios que aún desconocemos. Nuestro deseo es que

algún día tengamos una educación libre de

reglamentaciones impuestas por la burocracia y que el

aprendizaje fluya entre las mentes sin fronteras,

pasaportes ni aduanas intelectuales. Queremos decir no al

pensamiento único en educación.

La actualización tecnológica

La tecnología se desarrolla a una velocidad tan

grande que es difícil determinar sus rumbos, su calidad y

sus aplicaciones educativas. Por otro lado, la educación se

mueve tan lentamente que la brecha entre la tecnología y

el proceso educativo se hace cada día más amplia. Es difícil

hoy encontrar suficientes personas del ámbito tecnológico

que puedan orientarnos en la selección de los mejores

instrumentos educativos. En otras épocas podía suceder

que el carpintero que diseñaba y construía bibliotecas las

entregara con los libros que él mismo seleccionaba por su

tamaño o color, arbitrariamente, para conformar un

conjunto decorativo. Lo lamentable es que, en la

actualidad, muchas instituciones educativas son

asesoradas por los mismos técnicos que vendieron las

computadoras o las instalaron... Estos técnicos que

ignoran los procesos educativos más básicos son, con

frecuencia, los encargados de recomendar el "contenido"

de los soportes tecnológicos. ¡A veces incluso se atreven o

son invitados, a enseñar! Felizmente como hay cada día

más docentes y profesionales capacitándose en las nuevas

tecnologías en educación serán ellos quienes pronto sabrán

elegir correctamente sus propios instrumentos digitales

para la enseñanza y el aprendizaje, sin pasar por el filtro

tecnocrático y comercial.

La renovación tecnológica permanente es otro tema

importante a tener en cuenta. Debemos reflexionar con el

mayor cuidado para saber cuándo conviene actualizar

determinada tecnología, por qué hacerlo, cuáles son los

costos y el impacto educativo de dicho cambio. Cada

escuela debe tener un proyecto tecnológico claro, flexible y

actualizable pero nunca comprar por impulso, moda o

recomendación de un amigo. Para ello es indispensable

contar con un presupuesto dedicado explícitamente a la

tecnología. Hemos visto fracasar estrepitosamente

muchos proyectos, algunos de fama mundial, por

incapacidad de renovación tecnológica. La analogía que

muchas veces se establece con el costo de mantenimiento

de las construcciones escolares no es válida. El

mantenimiento edilicio es sólo una fracción de la inversión

realizada en la construcción. En cambio en la escuela

digital las máquinas deben reponerse constantemente, no

son ladrillos estables sino instrumentos en perpetua

metamorfosis, que requieren una actualización

permanente e inversiones acordes con un presupuesto

anual equivalente a la implementación tecnológica inicial.

Es importante aclarar que en la educación hay que tener la

mejor tecnología, la tecnología de mañana. La educación

es un vector hacia el porvenir en todos sus aspectos.

Nunca hay que aceptar la tecnología de descarte ni la del

pasado. La elección para instalar nuevos equipos debe

estar siempre fundamentada desde el punto de vista

educativo. Muchas veces la mejor tecnología no es la más

cara.

Creatividad y desregulación

Focalizar toda la fuerza de la educación en el

desarrollo de la creatividad del alumno es un objetivo que

lleva muchos años. La creatividad debe comenzar por ser

una meta explícita de las mismas instituciones y de sus

docentes, en todos los niveles. El fracaso de tanta

tecnología incorporada en la educación se debe

sencillamente al hecho de seguir haciendo con las

computadoras lo mismo que se hacía con el pizarrón. No

solamente se trata de una falta de imaginación sino de

conocimientos elementales, de estudio, de actualización.

Las instituciones educativas, en todos sus niveles, se

caracterizan por su funcionamiento piramidal. Hay poco

lugar para áreas independientes sin un control estricto del

superior. Esta característica dificulta la realización de

proyectos interesantes, nuevos y creativos. Se deberá

confiar más en los docentes a cargo de alumnos. Ellos son

los responsables directos de educar con mayor libertad y

responsabilidad.

¿Cómo será la evaluación en la era digital?

Tradicionalmente los docentes no son evaluados o se

resisten a serlo. Por otro lado las evaluaciones finales en

el caso de los alumnos, impiden hacer correcciones a

tiempo y generan reacciones innecesarias y muchas veces

frustrantes. La escuela digital nos obligará a imaginar

nuevas formas de evaluación, más justas y sensatas.

La desregulación educativa en su sentido más

estricto, es decir, la disminución de los controles externos

sobre los contenidos y programas anuales llevará a una

mejor distribución de los conocimientos, a una mayor

personalización de la enseñanza. Las nuevas tecnologías

digitales son herramientas insustituibles para alcanzar esa

independencia.

Cada institución, cada persona involucrada en el

proceso educativo debería tener suficiente libertad para

diseñar sus propios ciclos de aprendizaje. El mundo

digital, las redes y las computadoras nos permiten, por

primera vez, desarrollar una educación que respete y

aliente cada estilo de aprender y de enseñar. Todas las

instituciones educativas pueden tener algo que decir y que

mostrar al mundo. La mejor forma de aprender de otro es

estar conectado con él. Las redes digitales nos permiten

hacerlo. Y sobre todo nos permiten investigar, sabiendo

que nos equivocaremos.

En efecto, en las escuelas no siempre se investiga

realmente, más bien se "juega a la investigación". Muchas

veces nos conformamos con realizar una serie de

experimentos controlados donde los resultados se conocen

con anticipación. Pero una investigación genuina no

cuenta con esta seguridad, es una aventura del espíritu.

Una de las características más notables del mundo digital

es que abre nuevos espacios para investigar libremente.

Por eso tanto los docentes como los alumnos deberían

estar permanentemente investigando con las

computadoras y las comunicaciones, documentando y

difundiendo sus hallazgos, incluyendo sus errores y

fracasos. Estas investigaciones deben involucrar a

participantes de diferentes edades y disciplinas. La

investigación y el aprendizaje podrán así fusionarse hasta

confundirse en una espiral cognitiva en perpetuo

crecimiento. Y todo debería ser hecho con frescura y

atrevimiento, tomando riesgos. En el mundo digital, los

docentes deberían enseñar a la tarde lo que aprendieron a

la mañana.

VII. MEDIOS Y FINES

En todas las actividades humanas llamadas

"prácticas" es preciso establecer una distinción

fundamental entre los medios que se proponen

para alcanzar un fin determinado y el fin en sí

mismo. En nuestro campo el fin es la educación, el

medio es la tecnología. Esta distinción debe mantenerse en

todos los niveles de la discusión y del análisis, de lo

contrario se pueden producir graves distorsiones

conceptuales. El tecnocentrismo es la más frecuente y se

puede definir como la sustitución indebida de un fin por un

medio: la tecnología por la tecnología misma. Otra es el

consumismo, que se nutre en el exceso de la oferta, en las

modas y en la propaganda. La aceleración prodigiosa de

las innovaciones, la obsolescencia constante de los

equipamientos, las modas pedagógicas, el afán de lucro a

corto plazo, entre otras causas, provocan una inquietante

confusión que perturba el desarrollo de una

implementación racional de las nuevas tecnologías en la

educación.

Los valores de hoy y de siempre

Debemos reconocer que no existe una "tecnología

neutra" así como tampoco existe una ciencia

independiente de los valores morales. Tanto la ciencia

como la tecnología son actividades humanas ligadas por

una densa red de intereses y motivaciones de todo tipo.

Algunas instancias o relaciones son más valiosas que

otras, muchas son incompatibles entre sí; en suma hay

diferentes escalas de valores que ordenan el conjunto de

los medios y fines. Identificar estos valores es un

requerimiento básico para emprender una acción

educativa coherente y armoniosa. Estas consideraciones

éticas son necesarias también para encarar programas a

largo plazo, decidir la compra y distribución de los

equipamientos, investigar su implementación, desarrollar

nuevas comunicaciones, capacitar a los docentes,

proponer programas y cursos útiles y creativos.

La educación contemporánea es una actividad de

enorme complejidad tecnológica. En ella intervienen

muchos tipos de sistemas conceptuales, herramientas y

equipamientos. Las nuevas tecnologías informáticas por sí

mismas nada podrán hacer si no logran integrarse

debidamente en el proceso educativo global, lo que

significa en muchos casos una re-adaptación sustancial al

nuevo campo de aplicación. La historia de la educación nos

remite a una larga serie de adaptaciones de estricto

carácter tecnológico. Todas ellas exigieron un esfuerzo y

crearon tensiones entre los componentes del delicado

sistema educativo imperante en el momento. Hoy sucede

lo mismo, pero en grado superlativo.

Las nuevas tecnologías informáticas, en efecto,

apenas tienen una década de aplicación a nivel masivo en

el campo de la educación. En los países que iniciaron esta

revolución tecnológica la penetración se realizó en forma

"descendente", a partir de las instancias superiores,

universidades y centros de investigación. Fueron los

estudiantes universitarios los primeros en beneficiarse con

los recursos prodigiosos de las grandes computadoras, a

través de terminales disponibles para numerosas

disciplinas científicas. Con el advenimiento de las

computadoras personales este sistema cerrado y limitado

a unos pocos centros de excelencia se abrió y se extendió

progresivamente a todas las instituciones educativas,

llegando hasta el jardín de infantes en pocos años.

Actualmente la distribución de estas nuevas tecnologías

está definida por la dinámica económica de cada sociedad.

En algunos países avanzados no se concibe la posibilidad

de cursar la universidad sin poseer un equipo de

computación personal en la casa comunicado por Internet.

Pero esta condición no se ha generalizado aún en la

educación primaria y secundaria. La tendencia hacia una

distribución masiva de estas nuevas tecnologías

informáticas es lenta, no sólo por el costo, que sigue siendo

muy elevado, sino por los prejuicios pedagógicos que nos

atan a modelos perimidos.

Esta historia fluctuante dejó empero su marca en la

implementación de las nuevas tecnologías. En las primeras

etapas las computadoras dedicadas a la educación, por

ejemplo, estaban sometidas a la dependencia de los

programadores profesionales. Comenzó así la industria

del software educativo. Muchos ingenieros y técnicos en

informática se volcaron a este nuevo campo. También

muchos educadores, maestros y administradores se

unieron a esta corriente. Evidentemente, el impacto de una

tecnología tan novedosa causó serias perturbaciones en el

ámbito de la educación. Los primeros programas aplicados

en la educación distaban mucho de ser satisfactorios.

Algunos asumían una posición reduccionista sobre el

aprendizaje humano, insistiendo, por ejemplo, en el mero

entrenamiento de habilidades. Era el momento de auge de

la "instrucción asistida por computadora". Otros tomaban

las mismas ideas de los cursos tradicionales que

transportaban sin mayores cambios a un soporte

magnético (diskette) u óptico (CD-Rom). Los más no

hacían sino "poner vino nuevo en odres viejos". Pocos se

atrevían a patrocinar verdaderas innovaciones en la

práctica de la enseñanza.

Como consecuencia de ello, una nueva tecnocracia

comenzó a expandirse y las instituciones contrataron a un

personal técnico ajeno al sistema educativo, especialmente

en los niveles primarios y secundarios. Algunos "expertos

en informática educativa" llegaron a tomar la

responsabilidad integral del manejo de los equipos, del

diseño de los cursos y hasta de la distribución de los

horarios de los alumnos. Impusieron de manera implícita

(o explícita) una pedagogía improvisada sin fundamentos

sólidos. Los fracasos se multiplicaron, llenaron de

inquietud a los docentes y frustraron en buena medida a

los alumnos. Fue un período confuso que todavía perdura

en muchas partes. Muchas veces hemos percibido en las

escuelas una psicología de la educación del siglo XIX

aplicada a una tecnología del siglo XXI.

En nuestro asesoramiento a establecimientos

educativos y a empresas, en el área de recursos humanos o

de capacitación, muchas veces hemos encontrado que

quienes deciden sobre los servicios informáticos y de

comunicaciones son los expertos del área técnica o de

sistemas. Tendría que ser a la inversa. La máquina al

servicio del usuario, del gerente y del empleado, del

profesor y del alumno. También nos ha llamado la

atención que muchas empresas e instituciones educativas

"informatizadas" tienen ahora más personal

administrativo que antes. Este es un tema preocupante.

Cuando no se logra una digitalización correcta la

burocracia crece en lugar de disminuir. Para dar el paso al

mundo digital, hay que saber desprenderse de los malos

hábitos.

Tecnocentrismo y consumismo

El tecnocentrismo se presenta como una patología

difícil de tratar. Ello se debe a que se infiltra como un

cáncer en todos los niveles de la enseñanza y puede llegar

a distorsionar la intimidad misma del proceso de

aprendizaje. Se trata de una inversión de valores que nos

hace olvidar que en la dinámica propia del proceso de

enseñanza/aprendizaje el sujeto es el alumno y el objeto es

el contenido educativo. Ese contenido tiene, por así decir,

una materia y una forma. La materia es el conocimiento

que se imparte y se recibe, la forma es el medio, soporte o

formato que transmite ese contenido.

Marshal McLuhan fue el primero que detectó la

importancia de la forma en la transmisión del

conocimiento. Su famoso lema: "el medio es el mensaje" es

una expresión extrema que, en el límite, identifica la forma

con el contenido. Pero la revolución digital invirtió

nuevamente los términos y, si seguimos el razonamiento

de Nicholas Negroponte, tenemos que concluir,

necesariamente, que el medio ya no es más el mensaje. En

efecto, cuando se irradia un conocimiento en forma

plenamente digital, el receptor puede elegir el medio, el

soporte, que prefiera para recibir el mensaje (texto, voz,

imagen). La metamorfosis se produce a la llegada del

mensaje a la computadora. La información que llevan los

bits se convierte en mensaje humano sólo al llegar a

destino. Esta libertad de elección tiene su mayor enemigo

en el tecnocentrismo.

El tecnocentrismo actual deriva, precisamente, de la

invasión de la forma sobre el contenido. Las nuevas

tecnologías electrónicas han creado soportes

verdaderamente prodigiosos para transmitir todo tipo de

información que eran inimaginables hace apenas una

década en el campo de la educación. Pero, la adecuación de

las nuevas formas a los nuevos contenidos es aún

ambigua. El camino que propone el tecnocentrismo es

verter sin más el viejo contenido en las nuevas formas.

Sabemos que esta transferencia tecnocéntrica ha llevado

al fracaso en muchos otros campos. La única salida será

renovar el contenido de la educación, su forma ya está

decididamente encaminada hacia los soportes

informáticos y de comunicación, pero no deben ser éstos

los que guíen el proceso educativo, sino lo contrario.

Por otra parte, la proliferación de equipos de

computación, periféricos, redes telemáticas, bancos de

datos, programas educativos de todo tipo (software y

courseware) ha creado una situación paradójica en el

mercado. No hay guía de compras o catálogo de

equipamientos que perdure, la renovación es tan acelerada

que el educador pareciera condenado a vivir en la

obsolescencia. El usuario no sabe por dónde comenzar y se

pierde en el laberinto creciente del mercado educativo.

Contra esta sensación paralizante el mejor remedio es un

buen asesoramiento profesional, el peor es seguir

ciegamente los consejos interesados de los vendedores de

esta nueva tecnología educativa. El abanico de

alternativas para la compra de nueva tecnología puede ser

amplísimo, como en los países centrales y productores, o

muy estrecho, como en la mayoría de los países periféricos,

pero en todos acecha el mismo consumismo. Una versión

"rica" del consumismo de tecnología es la acumulación

inútil de software educativo, una versión "pobre" es la

utilización de equipamientos inadecuados (por ejemplo,

computadoras de memoria muy limitada, impresoras de

baja resolución, etcétera). Algún día el consumidor podrá

exigir equipamientos mejor adaptados a la educación que

los que se venden hoy en el mercado. Las máquinas y las

comunicaciones serán más accesibles y de costos muy

reducidos. La distorsión actual no tiene futuro.

 

El software de dominio público

Una de las vertientes más tentadoras del

consumismo se origina en la libre disponibilidad de

centenares de horas de cursos y programas de todo tipo,

que el educador tiene a su disposición. La tendencia a

consumir lo que es gratis, o muy barato, crece con este

efecto de "canilla libre" e incide negativamente sobre una

selección crítica del software en cuestión. Algunos son

realmente aprovechables, otros no. El problema habitual

es que el administrador de un establecimiento escolar, por

ejemplo, ante la alternativa de comprar un nuevo

software educativo o acceder al de dominio público, podrá

inclinarse hacia este último sin contar con suficientes

elementos de juicio respecto de su verdadera utilidad

pedagógica. Sería como salir a comprar un libro por el

precio y no por el contenido. En esta elección puede incidir

también algunos espejismos tecnocéntricos.

Mucho software que pretende ser educativo sigue la

evolución normal de un juguete. Se emplea

apasionadamente al comienzo y luego se olvida. Esta

curva con un máximo de uso es propia de instrumentos

(juguetes, herramientas) que cumplen solo una función

localizada en el espacio y en el tiempo. Son restringidos a

un contexto, no se pueden generalizar debidamente. Una

forma de apreciar el valor didáctico de una aplicación es

su rendimiento multifacético. Por ejemplo, un mismo

utilitario como el procesador de textos puede aplicarse en

diferentes niveles de complejidad y en variados contextos

educativos. Por eso es de gran valor. En conclusión, el

educador deberá navegar con prudencia entre los

extremos del consumismo y del tecnocentrismo, preservar

su libertad y defender criterios de valor.

 

VIII. LA BIBLIOTECA DIGITAL

Invitamos ahora a nuestros lectores a recorrer y

consultar una biblioteca digital. No se trata de una

visita al futuro sino a una realidad accesible con la

tecnología actual. Recogiendo valiosos fragmentos

aquí y allí podremos armar un rompecabezas digital y

multimedial que será de utilidad en la vida escolar

cotidiana. Para ello es preciso entrar en el debate del libro,

de la lectura y de la escritura en la era digital.

Atomos versus bits

Esta distinción expuesta con contundencia por

Nicholas Negroponte es central en la discusión sobre la

función del libro en la era de la educación digital. El libro

como objeto físico (y, por extensión, todas las

publicaciones, las revistas y los diarios) está hecho de

"átomos", que es menester imprimir, encuadernar,

conservar y distribuir. Lo mismo sucede con los demás

medios audiovisuales (discos, casetes, vídeos, CDs,

etcétera). Estos objetos requieren en la actualidad una

tecnología muy especializada y costosa de

almacenamiento, producción y de distribución. El negocio

del libro mueve enorme cantidad de personas y de dinero

alrededor del mundo y se encuentra en permanente

expansión.

Todo indica que se está creando un nuevo "espacio

digital" que movilizará recursos aún más importantes que

los que emplea la empresa editora tradicional basada en el

soporte material –en los átomos– del texto y de las

imágenes. Al pasar de los átomos a los bits entramos en

otro terreno, apasionante pero casi inexplorado. Aquí está

el problema, creemos que los conceptos de "lector" y de

"lectura" deberán ser reformulados y ampliados en la era

digital. Lo que sigue es una tentativa de reflexión que

podrá ayudar a implementar en la práctica educativa una

biblioteca digital y multimedial.

El libro dual

El libro es el fundamento de la civilización. No se

puede imaginar una educación sin libros, sin publicaciones.

Se trata de un soporte material de las ideas,

suficientemente robusto para no degradarse demasiado

con el paso del tiempo, liviano para transportar, de

tamaño apropiado para sostener con las manos, fácil de

apilar y de conservar, etcétera. Una especie de ladrillo

universal, elemento indispensable de toda construcción

intelectual, una memoria externa confiable y resistente

sobre la cual se ha construido la sociedad moderna. Verba

volant scripta manent, las palabras se las lleva el viento,

los textos quedan y aseguran la transferencia de

conocimientos de generación en generación. Tanto es así

que hasta ahora una visita a la biblioteca de un colegio

revelaba la calidad de la enseñanza que en ella se imparte.

Por el contrario, la carencia de libros equivalía a un

síntoma de engaño o censura, de atraso cultural, de

pobreza mental y económica.

Esta situación ha cambiado en forma radical. El libro

moderno no necesita un soporte material ¡ni siquiera una

estantería! Todas las funciones que hasta el momento ha

cumplido el libro, y algunas otras que aún nos cuesta

imaginar, pueden trasladarse al mundo de los bits. Este

cambio de los átomos a los bits abre nuevas esperanzas

para las instituciones educativas más pobres y marginadas

y modificará decisivamente las inversiones culturales del

individuo y de la sociedad.

A corto plazo, todos los textos, libros, diarios y

revistas, serán "duales", una versión en soporte de papel y

otra en soporte digital. Sin ir más lejos tenemos el ejemplo

de una enorme cantidad de diarios y revistas (más de mil

publicaciones) que se venden en el kiosco de la esquina

como siempre pero se distribuyen al mismo tiempo por

Internet a todo el mundo. Algunos lo hacen en forma

gratuita, otros exigen un abono mensual. Estas opciones

revelan una cierta indecisión comercial respecto de la

penetración en el nuevo mercado digital, pero se trata de

un tema que será resuelto progresivamente. Esto supone

resolver también el tema de los derechos de autor y del

comercio de las ideas o patentes en la era digital.

Nuestro libro fue realizado en una versión dual

desde su concepción. Como autores nos reservamos el

derecho de hacerlo así. Además nos complace pensar que

estamos colaborando para disminuir una brecha digital en

el mundo del libro. Tal vez el lector comience por hojear el

libro en su versión digital a través de la red pero siempre

tendrá la posibilidad de adquirirlo en una librería o,

simplemente, lo imprimirá en su casa (tal vez en papel

reciclable).

En definitiva, nada impide, desde un punto de vista

técnico, que un libro impreso como "átomos" pueda ser

también distribuido por la red en bits. De hecho los libros

actuales se escriben con un procesador de textos, nacen

bajo el formato digital y son aptos para su distribución

inmediata por las redes digitales.

La calidad digital

Un colegio bien equipado cuenta ya con una

imprenta electrónica para editar e imprimir en papel

cualquier texto. Si a ello sumamos una preocupación

específica por el diseño gráfico y artístico se podrán

producir ejemplares de calidad profesional en las más

variadas disciplinas. No se trata aquí de competir con la

producción industrial sino de crear un ambiente propio

para el libro personalizado y artesanal. Pero al mismo

tiempo aquel libro, revista o diario escolar, podrá ser

distribuido por la red interna de computadoras del colegio

o por Internet, lo que exigirá también aspirar a una

"calidad digital". Para ello será necesario cambiar los

paradigmas habituales. Cuando se prepara un hipertexto,

cuando se diseña un home page, una carátula electrónica

para la red digital, en realidad no se "escribe" una página

bidimensional sino que se la "esculpe" en un espacio

virtual de innumerables dimensiones. Nos estamos

enfrentando a cambios muy profundos en el mismo

proceso intelectual.

Leer y escribir

En este sentido no vendría mal poner un poco más de

cerebro en la educación. Por de pronto los progresos de las

neurociencias cognitivas han demostrado de manera

irrefutable que el procesamiento cerebral de la escritura no

es el mismo que el de la lectura. La evidencia histórica ya

nos había revelado que un buen copista de manuscritos no

necesitaba saber leer si sabía copiar cada signo lingüístico

como un grafismo. Desde el punto de vista

neurocognitivo, las observaciones médicas han

confirmado también que las lesiones cerebrales que

producen un deterioro en la escritura (agrafias y

disgrafias) no siempre se acompañan de una dificultad

para la lectura (alexias y dislexias) y viceversa. La

adquisición de la lectura es independiente de la escritura. A

su vez, la experiencia escolar nos permite reconocer a

diario que el dictado es diferente de la redacción, que la

copia fiel de un texto no depende de la caligrafía ni de la

ortografía, etcétera. Hay, además, muchas maneras de

leer un texto y estas han evolucionado con los tiempos y

las culturas. Llegamos de esta manera a la conclusión de

que el llamado aprendizaje de la lecto-escritura es el

producto híbrido de la "razón burocrática", de los

programas escolares, más que un dato neurocognitivo

unívoco. Este panorama se enriquece enormemente

cuando pasamos al mundo digital, del texto al hipertexto.

Textos e hipertextos

Hoy llamamos "hipertextos" a objetos con múltiples

lecturas, es decir a conjuntos integrados por varios niveles

de conexión entre textos, imágenes y sonidos. También se

conocen como "multimedios". Una genuina biblioteca

digital es esencialmente hipertextual y requiere una

educación concorde. Nos resistimos a hablar de

"hiperlectores de hipertextos"... pero desearíamos contar

con una palabra nueva para designar al usuario de una

biblioteca digital.

Debemos aceptar que las nuevas tecnologías

digitales exigen nuevas formas de expresar el

pensamiento. Lamentablemente tenemos la tendencia de

repetir en el campo digital lo que hemos hecho antes con

los libros, la lectura y la escritura. Reflexionemos

brevemente sobre la historia de la palabra escrita. El

verbo, la palabra, en muchas civilizaciones poseía un

significado sagrado y como tal era resguardado y temido.

El ideograma, el jeroglífico, la palabra dibujada o impresa,

llegaron a convertirse en verdaderos objetos de culto,

algunos de tal belleza que resistieron el paso de los siglos y

siguen provocando admiración.

Muy pronto al texto escrito se le agregó la imagen

pictórica. La fascinante historia de los textos ilustrados,

desde los manuscritos iluminados de la edad media a los

grabados de los grandes editores del renacimiento ha sido

bien estudiada. En realidad los textos ilustrados

respondían a la demanda social y religiosa por una mayor

comprensibilidad y accesibilidad de la palabra escrita. En

este sentido los multimedios actuales representan el nivel

más desarrollado de un libro ilustrado. Es interesante

recorrer un poco la historia para comprobar que los

iconoclastas fueron siempre enemigos de una lectura

hipertextual, diríamos hoy. Aunque parezca mentira,

muchos eruditos se opusieron, no hace tantos años, a la

proliferación de los libros de arte con reproducciones en

colores, por el temor de perjudicar para siempre la imagen

de una obra maestra.

En realidad el problema de la reproducción no

estriba tanto en la fidelidad de la copia en color sobre el

papel, sino en la forzosa reducción del tamaño de la obra

original. Pero en un mundo digital no sólo la calidad de la

reproducción es insuperable sino que hasta se puede

recuperar la obra en su tamaño original gracias a la

generación de "cuadros virtuales". Un intento en este

sentido ha sido realizado recientemente en el Museo

Electrónico de Toshiba en Tokio, donde el visitante puede

apreciar cientos de obras maestras digitalizadas en

pantallas de muy alta resolución, que son transmitidas, a

pedido, por una red digital desde una base de imágenes. El

sueño de André Malraux de un "museo imaginario", se ha

hecho realidad en este museo digital que algún día llegará

a la escuela por Internet.

Consultar y navegar

Advertimos, por de pronto, que la biblioteca escolar

además de libros y revistas en papel comienza a cobijar

otras "especies" de documentos que se conservan en

memorias externas como cintas grabadas, casetes, vídeos,

videodiscos, bandejas y columnas de CD-Roms. Hay en el

mercado cientos de CD-Roms que albergan hemerotecas

enteras. Estos intrusos tienen el don de ubicuidad pues al

ser digitales (o digitalizables) se irradian a través de redes

de computadoras para su consulta en forma remota. La

biblioteca digital es, a todas luces, más práctica que la

biblioteca tradicional. Además es más participativa y

democrática.

Pero, atención, eso no significa que el lugar de la

biblioteca desaparezca de la escuela sino todo lo contrario.

A nuestro parecer la biblioteca debería convertirse en el

principal lugar de encuentro de toda la comunidad

educativa. En el lugar de mayor calidad y movimiento de

todo el colegio. Pero sus funciones serán muy diferentes a

las tradicionales, no sólo concentrarán sino que irradiarán

información, permanentemente.

Para aquellos adultos que aún piensan erróneamente

que la computadora crea pequeños seres autistas nada

mejor que pasar un tiempo en una biblioteca digital de una

escuela moderna. Lo comprobamos a diario en el colegio

San Martín de Tours. Las alumnas de la nueva generación

digital hacen todo a la vez, copian textos e imágenes

interesantes, prestan atención al sonido y a la voz

mientras toman notas e intercambian ideas frente a una

poderosa computadora donde guardan sus hallazgos.

Además transmiten sus resultados por la red a sus

compañeras. Lo más novedoso para el docente proviene

del aprendizaje horizontal que espontáneamente ocurre

entre los usuarios de cualquier edad en una biblioteca

digital donde la interacción entre personas y máquinas es

intensa e íntima.

Por ejemplo, cierta vez recibimos a través de los

avisos cotidianos de la cartelera electrónica del colegio la

invitación para un concurso literario. Bajamos ese

documento a nuestra computadora, lo abrimos y leímos las

bases del concurso, los nombres del jurado y oímos –cosa

increíble– la voz de una niña de corta edad que nos

invitaba a participar en este premio. Todo ello desde

nuestra casa. Quienes repiten aquello de que los alumnos

"ya no leen" seguramente no han pasado por la

experiencia de una biblioteca digital. ¡Lo que pasa es que se

lee de otra manera!

Pero el fenómeno realmente decisivo es que este

nuevo espacio "hiperliterario" trasciende los límites

físicos, arquitectónicos y geográficos, de una biblioteca en

particular gracias a Internet y a la World Wide Web, www.

Se trata de una consulta hipertextual al instante que apela

a las miles de redes de computadoras locales o Webs. En

lugar de consultar con el bibliotecario de la escuela

pedimos simplemente a una de las "máquinas de

búsqueda" de Internet que nos procure tal o cual

información. Por este procedimiento de consulta

comenzamos a "navegar" por Internet y saltamos de una

biblioteca a otra con la facilidad más asombrosa, pasando

de una universidad americana a una biblioteca europea, de

un laboratorio de investigación a un museo de arte. Al

cabo de un tiempo de navegación por Internet el usuario

puede establecer un conjunto amplísimo de contactos

planetarios. No hay nada más impresionante para un

lector que entrar en las grandes bibliotecas del mundo

desde su computadora personal y recorrer el fichero

electrónico de millones de libros, como si estuviera usando

una terminal en la misma sala de consultas de una

biblioteca situada en las antípodas.

Con Internet el lector se encuentra provisto de una

herramienta poderosísima, jamás soñada. En algunos

casos no sólo es posible consultar los catálogos completos

de bibliotecas y de casas editoras, sino también leer en su

integridad cientos de revistas de ciencia, negocios, artes

que se encuentran completamente digitalizadas (textos

integrales e imágenes) en bancos de datos accesibles a

través de la red. Pero, a diferencia de las revistas, los

libros raramente llegan a nuestro poder por la red. En su

mayoría las grandes bibliotecas (y empresas editoriales)

guardan celosamente sus tesoros como átomos que bien

podrían estar en bits y ser distribuidos a todo el mundo.

Esto es paradójico pues la inmensa mayoría de las

publicaciones actuales han sido producidas en forma

digital en una computadora. Muchos nos preguntamos si

aún tiene sentido seguir construyendo bibliotecas

gigantescas para albergar tanta información, cuando las

redes serían el lugar más apropiado para conservarla y

distribuirla. Se necesitará, sin duda, una profunda revisión

de las leyes de derechos de propiedad intelectual o de

autor para volcar esta información en las pistas

informáticas. Pero nadie cuestiona que este será un paso

ineludible para la expansión del saber, para atravesar el

umbral de la nueva sociedad del conocimiento. Y esta será

una sociedad digital.

 

IX. LA COMPUTADORA HOGAREÑA

La educación siempre fue compartida entre el

hogar y la escuela. La ventaja de concurrir a la

escuela primaria pública y obligatoria se hizo

evidente en el caso extremo de padres

analfabetos. Ese simple hecho permitió el

engrandecimiento de las naciones y distribuyó con mayor

equidad el conocimiento entre los hombres. Pero a medida

que toda la sociedad se fue educando, el hogar ha

retomado una mayor relevancia en el proceso educativo,

llegando incluso a favorecer la creciente opción por una

educación predominantemente hogareña en algunas

familias dispuestas a hacerlo.

En esta nueva era, gracias precisamente a la

educación digital, "las escuelas entrarán en las casas" por

diferentes líneas o conexiones. Tanto las redes telemáticas

como las videoconferencias serán puestas al servicio de la

educación en un grado difícil de imaginar en el momento

actual. Las familias, por ese motivo, deberán aprender a

organizarse de otra manera para recibir al maestro en la

casa. Y las escuelas, a su vez, deberán prepararse para

recibir mejor a la familia en la institución. Se creará así un

nuevo intercambio, más justo y solidario.

Nadie imaginó que el mayor mercado para las

computadoras sería un día el hogar. Ahora es un dato

sociológico y comercial de trascendencia incalculable. Por

eso, repetimos, las instituciones educativas deberán

replantear toda su estrategia educativa, que en general se

ha basado en llevar los alumnos a clase en lugar de llevar

la clase al alumno... Es verdad que la educación a

distancia, especialmente la universitaria, se está abriendo

a esta nueva realidad, pero también es cierto que la

educación presencial y la educación a distancia están aún

muy disociadas, son como dos esferas tangentes de

nuestra sociedad. En lo que sigue intentaremos esbozar

una integración creciente entre la casa y la escuela a través

de redes digitales, sin entrar en el camino incierto de las

utopías, pero alertando sobre las consecuencias de las

opciones tecnológicas y pedagógicas que tomemos en este

momento decisivo para la educación.

Hasta hace poco tiempo las computadoras se

llamaban "personales" (personal computers,

abreviadamente PC) porque tenían un dueño, pero estaban

aisladas. Ahora, en forma creciente las computadoras son

"interpersonales", no tienen dueño ya que están

conectadas en red, cualquiera se puede sentar frente a una

de ellas y apropiarse de la herramienta informática para

su beneficio en cualquier lugar del planeta. Los caminos de

las comunicaciones telemáticas son amplios y variados y

crecen sin cesar. Muchos de estos canales de comunicación

son aún lentos y estrechos (ancho de banda reducido) pero

con la implementación de nuevos materiales (fibras

ópticas, por ejemplo) y con el impulso de la desregulación a

nivel mundial de las compañías telefónicas, de videocable

y televisión, es de esperar cambios sustanciales en la

rapidez y costo de las comunicaciones por computadora en

un corto plazo.

¿Un nuevo mueble o un nuevo instrumento?

Con las computadoras está sucediendo un fenómeno

similar al de los teléfonos, radios y televisores domésticos.

En un comienzo existía apenas sólo un aparato para todos

pero al cabo de un tiempo cada miembro de la familia se

fue independizando y logró contar con su propio equipo.

Lo mismo se repite con las PC. La existencia de

computadoras portátiles, además, ha permitido una

multiplicidad de usos y una movilidad constante, como

ocurre con el teléfono celular o el inalámbrico, que no está

en ningún lugar y está en todas partes. Por eso, podemos

prever la multiplicación creciente de estas herramientas

informáticas bajo un mismo techo. Pero la computadora

no es un mueble más. Es más bien como un instrumento

musical, como un piano, instalado en un lugar fijo o como

un violín, portátil. Es más, podemos prever que cada

miembro de esa familia contará con su "instrumento

informático" predilecto y además podrá usar el de los

demás. En realidad las computadoras domésticas deberían

estar todo el día encendidas y conectadas a la red como

instrumentos educativos omnipresentes y activos para

toda la familia.

Juegos y juguetes electrónicos

Ya es un paso muy promisorio lograr la instalación

de la primera computadora en la casa. Ocurre que no

siempre se la sabe usar adecuadamente. Para los padres

que con esfuerzo han adquirido una computadora puede

resultar frustrante ver el tiempo que pasan sus hijos en la

computadora entreteniéndose con simples "jueguitos ". El

tema de los juegos electrónicos es recurrente, el

consumismo es inapelable y la presión comercial

insostenible. ¿Qué hacer entonces si el uso predominante

de la computadora doméstica es un juego? No existe una

receta ni una respuesta universal. Mucho depende del

ambiente familiar, de las pautas culturales, de los valores

morales y de la educación que reciben los niños y los

adolescentes de hoy.

Por de pronto no todos los juegos electrónicos son

desechables. Hay en el mercado juegos muy instructivos.

Entre los más interesantes se encuentran los que simulan el

vuelo de un avión, con sus comandos y pistas de aterrizaje,

las "aventuras" para encontrar un tesoro o descubrir el

desenlace de una historia de suspenso, los CD-Rom

interactivos y más recientemente los juegos grupales en

Internet. Hay infinidad de juegos posibles.

Permanentemente se lanzan nuevos productos al mercado.

Algunos expertos creen que las grandes empresas de

juegos electrónicos convertirán a la computadora

hogareña en un instrumento de comunicación y de

aprendizaje de muy bajo costo. La prueba es que muchos

destacados innovadores en estos campos se han dedicado

a crear instrumentos de "educación-entretenimiento".

Pensamos que la escuela deberá encarar ese problema de

frente y recomendar a los padres los mejores juegos

electrónicos computacionales. De esta manera, en lugar de

mantenerse a distancia de los juegos electrónicos, la

escuela podría convertirse en el mejor asesor en el tema.

Para ello se necesitaría crear un equipo de educadores

interesados en estudiar el tema. Ello sucede en algunos

institutos universitarios de gran prestigio científico donde

la industria del juguete financia investigaciones

educativas de avanzada, como sucede en el Massachusetts

Institute of Technology.

Por otra parte, sabemos perfectamente que la

función lúdica es esencial para todo aprendizaje, la

posibilidad de explorar con placer un nuevo mundo,

competir y colaborar, buscar y encontrar, es fundamental

para el desarrollo humano. Cuando los adultos se

maravillan por la facilidad que los niños demuestran

frente a las máquinas olvidan que esos niños "juegan con

las computadoras", tienen el placer de experimentar sin

temor hasta las últimas herramientas de un procesador de

texto o de un graficador, a diferencia de los mayores, que

se atienen muchas veces a lo que aprendieron de un

profesor de computación o se restringen a la lectura del

manual. Esta libertad hay que estimularla y no debe ser

coartada con argumentos principistas, que tampoco son

válidos en otros terrenos del aprendizaje. Si un niño no

pudiera crear libremente su propia colección de caracoles o

de mariposas difícilmente se despertaría en él una

vocación de naturalista. Lo mismo ocurre con las

computadoras en el hogar. El joven usuario debe tener

plena libertad para usar su herramienta informática en

todo momento. El juego forma parte integrante de esta

intimidad con la máquina y con el ejercicio de su propias

habilidades mentales.

Robots para armar

Los robots creados por el adulto para vender a los

niños corren el peligro de convertirse en el "trencito

eléctrico" de fin de siglo. Es decir, en poco tiempo

saturarán el mercado del juguete sin operar cambios

sustanciales en el aprendizaje del niño o del joven. Todo lo

contrario sucede con aquellos interesantes objetos para

armar, modulares, con motores eléctricos, sensores,

etcétera, que acoplados con una computadora permiten la

construcción de auténticos autómatas por parte del mismo

niño (el Lego-Logo es una de las plataformas más aptas

para la creación de robots). La tarea constructiva en este

caso se convierte en un campo muy fecundo de aprendizaje

integrado de varias disciplinas, mecánicas, electrónicas y

computacionales.

El mayor problema es el tiempo y el espacio que

demandan estos juguetes computacionales. Es evidente

que lleva mucho tiempo construir una máquina controlada

por programas. Por otra parte, estos emprendimientos

exigen un espacio protegido. No hay nada más frustrante

que desarmar una construcción que ha llevado horas de

trabajo para limpiar la habitación... En la escuela también

la falta de espacio para talleres robóticos es la gran

limitante para la prosecución de estos ensayos

constructivos. En el hogar, el problema de espacio se hace

aún más agudo. Pero algún día veremos seguramente

desarrollar estas actividades constructivas en gran escala

en jardines y patios públicos de la ciudad cuando los

módulos y los procesadores sean de costo accesible para

todos. Muchos piensan que la escuela del futuro será un

lugar de encuentro privilegiado para compartir

experiencias de este tipo. Por otra parte, cada día son más

los juegos de construcción compartidos por la red y los

autómatas o "agentes virtuales" en el ciberespacio de

Internet. Esta es una nueva frontera que está abierta a la

educación y que anuncia nuevas formas de construir en

grupo algo interesante en el espacio virtual digital, en

equipo y a distancia. Todo está por hacer y explorar en

este nuevo campo.

La impresora silenciosa

La impresora en la casa plantea problemas crónicos

(como sucede también en la escuela). Generalmente se

queda sin tinta y sin papel. La misma inercia cultural, que

se transmite desde la escuela donde la información circula

habitualmente en un soporte de papel, alcanza

irremediablemente a la casa. Eso se debe a una

contaminación de la nueva cultura de los bits con la

"cultura del plomo", del texto impreso en papel. Si en la

escuela los directores, administrativos y docentes están

atiborrados de papeles, de memos, de cuadernos, es lógico

que todo el sistema educativo sufra las consecuencias. Por

ejemplo, en la mayoría de las escuelas las tareas para el

hogar siguen siendo solicitadas en papel.

Será preciso cambiar la cultura de la escuela para

resolver el problema hogareño, estimular el uso de

diskettes y de las redes y reservar el papel para la

producción artesanal de un buen diseño gráfico. De ese

modo el hogar verá desaparecer progresivamente la

presión sobre la impresión y disminuirá el gasto doméstico

de papel y tinta. Pero también la familia comenzará a

inventar nuevos modos de producción al contar con una

verdadera imprenta electrónica en su casa; es el sueño de

un humanista del renacimiento, diseñar y producir su

propio libro. El enorme valor educativo de la producción

de objetos artesanales de este nuevo tipo con ayuda de la

computadora merecerá la mayor consideración. Lo mismo

vale para la edición electrónica de páginas en Internet. Es

una nueva artesanía de arte digital que tendrá un

crecimiento considerable en el futuro.

La red comunitaria

El tema de la conectividad es absolutamente esencial

para una escuela abierta al mundo, para una escuela

expandida que se conecte con la casa del alumno y del

docente. La inversión en buenas conexiones digitales

forma parte ineludible de una buena administración del

presupuesto familiar y escolar. Nuestra idea rectora es

ayudar a establecer una verdadera comunidad digital on

line entre la escuela y la casa. Por consiguiente todo lo que

facilite la integración entre ambas tendrá un significado

educativo y a la larga permitirá la globalización tan

esperada de la educación.

Ante todo, la existencia de una simple línea

telefónica doméstica abre el hogar al mundo. Pero no

siempre esta condición necesaria es suficiente. Cuando se

instala un modem en la línea, una conexión con Internet, el

número de comunicaciones aumenta sensiblemente y el

tiempo de conexión telemática comienza a interferir con la

telefónica. Se producen evidentes conflictos, como sucede

en una casa donde hay varios adolescentes que compiten

por el uso del mismo teléfono. Aquí se trata de una

superposición de funciones, que es preciso clarificar con

cuidado. Por un lado el uso habitual y doméstico del

teléfono, por otra el nuevo uso de la misma línea

telefónica para enviar y recibir mensajes y navegar por

Internet.

En efecto, una escuela bien provista en

comunicaciones por red "irradia" información

constantemente y el usuario, docente o alumno, tiene

acceso a la comunidad educativa en su integridad en todo

momento. Es preciso que la casa se encuentre equipada en

consecuencia para responder a este nuevo sistema de

comunicación en red, comenzando por conectar a todas las

computadoras del propio hogar. Para ello sería ideal

instalar en cada casa una nueva línea telefónica para las

comunicaciones por computadora y, muy pronto, una

conexión ISDN para videoconferencias.

X. LOS NUEVOS INSTRUMENTOS DEL

PENSAMIENTO

El mundo digital viene acompañado de muchos

instrumentos. Uno más interesante y apasionante

que otro. Forman una verdadera orquesta que se

encuentra en permanente expansión. Estos

instrumentos nos acompañarán durante toda

nuestra vida, bajo una u otra forma. Ellos nos

transformarán y nosotros a su vez los transformaremos.

Se han convertido en los nuevos instrumentos del

pensamiento humano que permitirán transformar la

educación de las próximas generaciones. Sabemos que no

será fácil lograr su plena integración en el ambiente

escolar, pasaremos por muchos desencuentros,

desafinaremos constantemente, pero tenemos esperanza

de alcanzar un pensamiento sinfónico en un par de

generaciones.

Procesadores de textos, una nueva forma de escribir.

Los procesadores de textos han evolucionado

enormemente desde sus primeras versiones rudimentarias

y costosas hasta convertirse en verdaderas ayudas

editoriales al alcance de todos. Gutenberg decía que con

sus pocas letras de plomo había creado un ejército para

conquistar al mundo ¡qué se podrá decir entonces de estas

máquinas digitales! Pero si la imprenta del renacimiento

venció al analfabetismo, la nueva imprenta digital podrá

crear nuevos analfabetos si la dejamos solamente en

manos de los expertos adultos. Como dijimos, los niños

aprenderán a escribir directamente con las computadoras

sin pasar por el lápiz y el papel. Ellos nos guiarán en el

proceso de adquirir nuevos hábitos de trabajo.

Nadie discute ya las ventajas que brinda la

computadora para escribir y redactar, en términos de

velocidad de trabajo, en la flexibilidad para editar un

texto, sin mencionar la extraordinaria calidad final de

impresión o presentación. Pero estas ventajas técnicas sólo

expresan la envoltura del proceso transformador que se

ha generado en la mente misma del autor del escrito. El

procesador de textos, en efecto, nos ayuda a pensar en

forma diferente, nuestro pensamiento se organiza de otra

manera puesto que nuestra producción escrita "flota" en la

pantalla (no está impreso o cristalizado) y se va

transformando ante nuestros ojos. Esta realimentación es

absolutamente esencial para el proceso creativo y para el

aprendizaje de la escritura en los primeros años de vida

escolar.

En tal sentido debemos destacar la importancia del

cómodo proceso de copiar/pegar (copy /paste) que nos

permite con rapidez y facilidad recorrer diferentes lugares

del texto y transformar nuestras pantallas de manera

similar a un artesano que pule su obra sin temor a

equivocarse, armando y desarmando las frases y las ideas,

tantas veces como fuera necesario. También son muy

importantes los diccionarios, los correctores de estilo y los

tesauros incorporados al procesador. Gracias a estas

herramientas, podemos enriquecer sin cesar nuestro

trabajo escrito dándonos mayor confianza para concluir

nuestra obra.

Debemos mencionar también a los "compaginadores

o editores profesionales", que son como super-procesadores

de textos. Estos permiten editar las páginas

más complejas de diarios, folletos, libros, revistas,

etcétera. Posiblemente en un futuro estos compaginadores

se confundan con los procesadores de textos en un solo

instrumento con múltiples funciones. Otra familia de

compaginadores o creadores de páginas son los que hoy

combinan imágenes y texto, vídeo y animación o realidad

virtual, para ser presentados en redes (Webs), pantallas o

páginas en Internet. La experiencia con estos instrumentos

es aún muy reciente pero todo indica que será muy valiosa

en el futuro. La pronta implementación de estas

herramientas en la educación digital creará nuevas

generaciones de alumnos sin tantas limitaciones para

expresar sus ideas y comunicarlas.

El procesador de textos también es un gran aliado

cuando debemos trabajar en grupo, sobre todo cuando

queremos presentar en equipo un mismo documento. Para

los coautores de un texto que necesitan interactuar

permanentemente para pulir, mejorar y enriquecer cada

uno de sus párrafos, una de las herramientas más valiosas

son las así llamadas "anotaciones" (annotations, en

algunos procesadores). Se trata de pequeños comentarios

que ya no quedan "al margen" de la página sino que se

intercalan en el mismo texto sin alterarlo, y que pueden

guiar al autor para mejorar su tarea. Cuando son varios

los autores de una misma obra es conveniente que cada

uno respete "a la letra" el trabajo realizado por su colega.

Esta herramienta esencialmente no invasora permite

corregir, criticar o aclarar el texto original, respetando las

ideas de cada participante. Finalmente, el procesador de

textos unido a un buen sistema de correo electrónico

permite, además, que una determinada idea viaje, se

transforme y enriquezca sin límites de manera clara,

amable y rápida a través de la red. Este libro fue escrito y

corregido de esta manera entre Buenos Aires y San Isidro,

especialmente durante los fines de semana.

No cabe duda de que el procesador de textos es un

instrumento insustituible en la educación digital y ha

creado ya un nivel de calidad en la producción intelectual.

Lo que llama la atención es que todavía las escuelas sigan

privilegiando a la escritura manual, caligráfica. Como

dijimos antes, pocos son los que quieren admitir que el niño

se alfabetizaría más rápido y mejor con una computadora

que con un cuaderno y un lápiz. La tradición pesa aún

demasiado y se niega la evidencia.

Un simpático ratón

El ratón o mouse es la prolongación de nuestra mano

y de nuestra mirada en la pantalla, nos permite señalar

objetos, oprimir botones, operar selecciones, abrir y cerrar

carpetas, poner en movimiento un vídeo, todo ello con la

máxima facilidad. Ha sido uno de los inventos más

notables de la época. Hay ratones de muchos tipos (con

rabo y sin rabo), algunas versiones ni siquiera exigen

desplazar la mano, basta hacer girar una bolita (track ball)

o simplemente mover el dedo sobre una superficie (track

pad) para desplazar el puntero sobre la pantalla. Nos

resulta difícil imaginar hoy la lejanísima época de las

computadoras sin el mouse. Pero todo comenzó hace poco

más de una década en Xerox y Apple, en la California de

Walt Disney y, como Mickey Mouse, este otro ratón

también conquistó al mundo entero (digital).

Una enseñanza más portátil

El mundo digital trae consigo la última tecnología

portátil. Esta tiene una gran ventaja sobre la tecnología

estática ya que permite llevar el conocimiento a cualquier

lado. Por ejemplo, si un grupo de alumnos va al campo a

tomar mediciones, juntar muestras, etcétera, para

procesarlas después en el laboratorio de su colegio, estará

sujeto a una pérdida de información, a una menor

precisión, al deterioro de las muestras. En cambio en la

era digital se pueden hacer mediciones confiables en el

mismo lugar, obtener los resultados on line y hasta

compartirlos inmediatamente si fuera necesario por

correo electrónico.

Toda tecnología portátil debe estar acompañada de

buenos sistemas de comunicaciones. Por ejemplo los

teléfonos celulares actuales, muy prácticos y de gran

difusión, nos permiten (cada vez con mejor calidad y

mayor ancho de banda de comunicaciones) mantener la

conexión en red mientras nos movemos o nos

encontramos en lugares muy alejados. También muy útiles

son los famosos pagers, que permiten recibir un mensaje

escrito en cualquier lugar en forma discreta, no invasora.

La tecnología celular más reciente permite también la

combinación de telefonía y mensajería en un solo sistema,

con ventajas evidentes. La telefonía celular satelital

brindará, además, enormes beneficios cuando esté al

alcance de todos. Algunas escuelas modernas se están

familiarizando con estos equipos portátiles, especialmente

para salir de excursión, pero pocas veces hacen un buen

uso educativo de estos recursos. Es otra asignatura

pendiente.

Si generalizamos esta idea de una "educación

portátil" podríamos ampliar notablemente el ámbito

natural del aprendizaje. Por ejemplo, en lugar de

cuadernos, ¿por qué no emplear computadoras portátiles?

En efecto, las laptop, (literalmente: computadoras para

poner sobre la falda) se están haciendo cada vez más

populares y económicas. Su capacidad es comparable a las

computadoras de escritorio (desktop) y tienen ventajas

muy notorias. Gracias a su movilidad nos permiten llevar

todos nuestros trabajos de un lado a otro y al

comunicarnos desde nuestra laptop por modem

seguiremos conectados on line desde cualquier lugar. Pero

las escuelas en general rechazan esta tecnología, siguen

amarrando las computadoras a los bancos de trabajo, les

cortan las alas. Sólo en casos excepcionales, para un

alumno discapacitado por ejemplo, hemos visto que la

escuela se atreve a abrir la jaula de las computadoras y le

ofrece la alternativa más racional de una laptop. pero ¿por

qué sólo para unos pocos? Nuestra experiencia de ofrecer

computadoras portátiles para llevar a la casa, así como se

pide prestado un libro en la biblioteca, es alentadora.

¡Ojalá se hiciera universal!

Hay también otros instrumentos denominados

"asistentes personales digitales" (PDA, personal digital

assistants) que son computadoras minúsculas que caben en

la palma de la mano. Son en realidad verdaderas

computadoras de bolsillo. Estos instrumentos portátiles

forzarán a la escuela a trabajar en forma distribuida, sin

horarios rígidos y desde cualquier lugar. En definitiva, la

movilidad propia de la era digital tendrá un impacto

tremendo en la práctica educativa. Todo confluye para

liberar a la escuela de sus ataduras físicas actuales, para

salir de sus cuatro paredes y de la página impresa.

Diseños con computadoras

Los "sistemas de diseño asistido por computadora"

(CAD, computer assisted design) permiten realizar

simulaciones completas de los objetos diseñados por

computadora, pasear por el interior de edificios, recorrer

paisajes inexistentes o el propio cuerpo humano. Son

instrumentos insustituibles para artistas, ingenieros,

arquitectos y científicos. Estas herramientas no sólo nos

ayudan a pensar sobre los objetos construidos de una

manera más realista sino que nos permiten expresar mejor

nuestras ideas, diseños o proyectos.

La educación digital podría también incluir estas

herramientas para enseñarnos a diseñar mejor los nuevos

espacios de aprendizaje que requiere la escuela del futuro.

Podríamos mejorar y embellecer constantemente los

lugares de encuentro y hacerlo entre todos, alumnos,

docentes y arquitectos, en lugar de asumir pasivamente un

espacio físico predefinido e inmutable. Aprenderemos de

esta manera a ser más críticos sobre el espacio físico que

dedicamos a la educación presencial dentro de la escuela.

Una ayuda considerable en esta tarea del diseño

proviene de aquellas herramientas maravillosas que se

llaman "graficadores". Los hay con diferentes

orientaciones, algunos se especializan en la pintura

artística, otros en el dibujo técnico. Ambos tipos de

graficadores son instrumentos fundamentales para mirar

con otros ojos los dibujos o diseños que creamos en la

pantalla. Para ello podemos usar el ratón o mouse (con

todas sus variantes ergonómicas) y lápices sensibles a la

presión en las "tabletas gráficas". La plasticidad en el

diseño que nos ofrece el mundo digital es ilimitado.

Podemos contar con millones de colores, cientos de

instrumentos para borrar, cortar, superponer, mezclar.

Estas herramientas digitales no se deterioran, se adaptan

a nuestras habilidades, se vuelven más personales a

medida que progresamos y, sobre todo, estimulan el

proceso constructivo con marchas y contramarchas hasta

obtener nuestro objetivo. Finalmente, los graficadores

acoplados a un buen sistema de correo electrónico

permiten que los gráficos viajen de una persona a otra

para lograr un diseño final aceptable por todos. Podemos

de esta manera trabajar grupalmente en pinturas digitales

compartidas en talleres virtuales a distancia.

El eslabón de oro de las comunicaciones: el modem

Este elemento esencial (modem: modulador/de-modulador)

permite unir los mundos digitales y analógicos

por líneas telefónicas. Hay muchos modelos de modem en

el mercado y muchas velocidades de transmisión. El

"baudio" es la unidad de medida de velocidad de

comunicación telemática, en homenaje a J.M. Baudot,

pero a los efectos prácticos se emplea generalmente el

término "bits por segundo" bps. Este libro transitó por la

red en innumerables versiones entre ambos autores

empleando dos modems que transmiten a 28000 bps. En el

futuro los modems telefónicos serán tal vez reemplazados

por equipos de modem/cable, de mayor velocidad, que nos

permitirán visualizar un vídeo digital generado en el

mismo momento a miles de kilómetros en nuestra

computadora doméstica con altísima definición.

También existen modems de radio de gran uso entre

los radioaficionados. Pueden ser de utilidad, además, para

conectar en red ¡gratuitamente! a escuelas marginales o

muy distantes de centros poblados a través del correo

electrónico. El proyecto del Laboratorio de Estudos

Cognitivos que dirige Lea da Cruz Fagundes en la

Universidad Federal de Rio Grande do Sul, en Porto

Alegre, Brasil, ha permitido que algunas escuelas se

conecten por radio a Internet, a costo cero.

El correo electrónico siempre llega a destino

Es uno de los instrumentos de mayor utilización a

nivel mundial y el de mayor crecimiento en estos últimos

tiempos. Permite enviar mensajes a cualquier persona

conectada a la red digital sin importar la distancia o la

cantidad de bits.

No importa la distancia, el mensaje emitido llega a

destino inmediatamente a cualquier punto de la red. El

mensaje viaja en forma de paquetes de bits, como los

vagones de un tren. Los paquetes pueden viajar

separadamente por diferentes caminos, pero cuando

llegan a destino se unen en perfecto orden. El mejor

mensaje electrónico es corto y sintético, pero cuando se

abren las compuertas a la comunicación, como realmente

sucede en una escuela digital, por ejemplo, la imaginación

brota de manera incontenible. En el colegio San Martín de

Tours, por ejemplo, es muy común que las alumnas envíen

sus mensajes con frases escritas en colores, cosa que pocas

veces se ve en el ámbito académico acostumbrado a una

transmisión ascética y lacónica (¡todavía hay algunos

científicos que creen que el color no agrega ninguna

información al mensaje!).

Tampoco incide significativamente la cantidad de

texto involucrado, y esto sucede por primera vez en el

campo de las comunicaciones. Además, el mensaje digital

puede ser enviado a centenares o miles de personas

simultáneamente sin aumentar el costo. Es interesante

mencionar, finalmente, que las comunicaciones digitales

por el sistema de "tarifa plana" (flat fee) han permitido un

crecimiento del correo electrónico realmente asombroso.

Con una tarifa plana no se paga por comunicación, por

mensaje, sino por mes de uso, por ejemplo, y la ocupación

de las líneas es absolutamente libre en todo momento del

día. Este sistema de abono mensual es ideal para una

escuela digital. Según los países y el sistema de conexión

elegido sólo se paga la comunicación telefónica local si no

se cuenta con una línea directa a Internet. Algún día,

esperamos, los costos de las comunicaciones serán

insignificantes.

Por otra parte, los sistemas de correo electrónico han

ido simplificándose año a año, y podríamos decir mes a

mes. Las últimas versiones permiten que junto al texto o

mensaje escrito puedan viajar sonidos, imágenes e

inclusive vídeos. Todo tipo de mensaje viaja por la red,

independientemente de su "peso" (en Kbits). Esta

prodigiosa facilidad de transmitir una multiplicidad

simultánea de mensajes visuales y auditivos tendrá cada

día mayor impacto en la educación digital. En el Colegio

San Martín de Tours la tasa de comunicación creció en

forma exponencial cuando se dio a cada uno de los

usuarios una dirección personal de correo electrónico en

Internet.

El correo electrónico ha provocado un salto

cualitativo en el concepto de proximidad entre personas.

Incorpora incesantemente nuevos códigos culturales,

nuevos hábitos. Arthur C. Clark cuenta que cuando se

inauguraron las comunicaciones telefónicas entre América

y Europa, un inmigrante preguntó al empleado de

teléfonos si podía hablar en italiano desde los Estados

Unidos a su familia en Italia. Algo semejante nos sucedió

con un usuario que comenzaba a usar el correo electrónico

y nos preguntó, con la mayor ingenuidad, si podía mandar

un mensaje en francés desde Buenos Aires, como si los bits

tuviesen nacionalidad y necesidad de pasaporte.

En definitiva, el correo electrónico o Email se ha

convertido en instrumento de libertad para los ciudadanos

en un grado tal que su distribución nos da una pauta

certera del grado de apertura de una sociedad. En China,

con una población de más de mil millones de personas hay

sólo unos pocos miles de computadoras en red, en los

Estados Unidos, en cambio, son muchos los millones de

usuarios de correo electrónico.

El fax, una especie en extinción

Se trata de un instrumento que irá desapareciendo a

medida que se reduzca el uso del papel como documento.

Es un elemento todavía muy difundido en el mundo

empresario pero en el educativo está limitado

generalmente a las áreas administrativas. Tal vez una de

sus ventajas, para los más pequeños, es que no se necesita

saber leer y escribir para usarlo. Los hay con papel y sin

papel, en este último caso el fax se envía directamente

desde las computadoras por los equipos llamados

modem/fax. Este sistema resulta útil en la fase de

transición actual para comunicarse con el mundo de los

átomos, desde los bits. Pero son bits mal aprovechados, no

podemos modificar ni editar el fax que recibimos, cambiar

su formato o las letras, salvo que lo podamos digitalizar

con un reconocedor óptico de caracteres (OCR, optical

character recognition). El fax nos ata al emisor en lugar de

liberarnos, como hace el correo electrónico, donde los bits

están a nuestra disposición y nos permiten toda suerte de

manipulaciones y ediciones.

WWW, las tres letras mágicas

La red www (world wide web) es un subconjunto del

sistema Internet que ha revolucionado enteramente el

campo de las comunicaciones. Como su nombre lo sugiere

es una red que se extiende a todo el mundo. Su crecimiento

es tan impresionante que no tiene antecedentes.

Esencialmente consiste en la fusión digital de textos,

imágenes y sonidos en un soporte común que se irradia al

planeta entero. Habrá pronto millones de webs en el

mundo, en los más variados temas, deportes, espectáculos,

ciencias, artes, comercio, política, turismo, religión,

educación. Para identificarlos es preciso contar con

"máquinas de búsqueda" digitales en la red. Ya existen

catálogos muy completos de los webs existentes y la

búsqueda de un dato se convertirá en uno de los requisitos

de la educación digital. Será como pedir una información

por teléfono.

Pero debemos advertir que la www es un verdadero

"océano digital". Hay que aprender a "navegar" por él,

evitar los escollos y las tormentas. El maestro será más

necesario que nunca para desarrollar entre los alumnos

que naveguen por la red el sentido crítico, la

responsabilidad personal y los valores universales. Este

"hiperespacio digital" de múltiples dimensiones morales e

intelectuales se presenta como un desafío genuino para

una educación integral.

En el mundo digital cada uno puede hacer valer sus

derechos y cumplir con sus obligaciones, con una libertad

pocas veces vista. Pero para garantizar una educación

digital verdaderamente libre y genuina será muy

importante participar en la creación y diseño de webs, en

todos los niveles. En particular, convendrá alentar la

construcción de páginas electrónicas (pages) atractivas

que representen las actividades de nuestras instituciones

educativas con la mayor fidelidad y flexibilidad. Aprender

el lenguaje propio de las webs, sus códigos y estilos,

dominar sus interconexiones planetarias, será una gran

tarea para toda persona involucrada en el mundo de la

educación digital. El edificio del conocimiento será, como

siempre, obra de todos.

Bases de datos confiables y accesibles

Las bases de datos están con nosotros desde la

invención de la computadora. Son prodigiosos

instrumentos de organización de la información. Se trata

de una "memoria externa", viva y permanentemente

accesible que nos permite ordenar fichas (registros) con

información digital, en forma de texto, imagen, vídeo y

sonido, dentro de ficheros (archivos) y relacionar unos con

otros. Hay dos etapas muy claras en el uso corriente de

bases de datos. Comenzamos habitualmente por operar

una base de datos diseñada por otra persona, o adquirida

en el mercado (algunas vienen en CD-Roms). Después

pasamos a dominar las técnicas necesarias para crear

nuestras propias bases de datos. Tener el control de la

estructura que da soporte digital a la información que nos

interesa es algo muy importante.

De más está decir que la base de datos es un

instrumento fundamental en la educación digital, ya sea

para usarla como elemento externo de consulta o como

sustento de conocimientos personales. Sabemos que

haciéndolo así no solamente ordenamos y clasificamos

textos, imágenes y sonidos sino también nuestras propias

ideas y pensamientos. Piaget descubrió hace más de

cincuenta años que la clasificación y el orden son dos

operaciones fundamentales de la inteligencia. Las bases de

datos digitales se podrán convertir, por esta razón, en

nuevos pilares de la inteligencia para el alumno que

aprenda a construirlas por sí mismo.

Tablas, ábacos y planillas de cálculos,

Las planillas electrónicas de cálculo, tan antiguas

como las bases de datos, tienen la particularidad de

procesar números a gran velocidad para realizar cálculos

de diverso tipo. Se han ido simplificando en los últimos

años y han hecho la fortuna de muchos. Antes estaban en

manos de contadores y economistas, ahora se han

difundido por todas partes. Incluso los alumnos de la

escuela primaria pueden incursionar con este valioso

instrumento que, además, nos permite graficar los datos

bajo diferentes formatos y colores. Los gráficos y las tablas

son elementos indispensables para la representación de

datos, pero hasta la aparición de las planillas y

graficadores se generaban independientemente. Una vez

más en lugar de separar el mundo digital une. Nos une.

El scanner, un puente entre dos mundos

Este instrumento admirable permite la transición del

mundo analógico al digital. Siempre tendremos objetos

físicos que desearíamos digitalizar, transformar,

reproducir, o transportar por redes. Por ahora sólo lo

podemos hacer con objetos bidimensionales (en un futuro

tal vez sean otros los objetos físicos digitalizables). El

scanner es muy popular entre los diseñadores gráficos y

cada vez se simplifica más. Se volverán ciertamente

indispensables en la escuela digital donde ya están

supliendo o reemplazando a las fotocopiadoras. Los hay

de varios tipos:

Scanners de mesa: son los más tradicionales, se

parecen a fotocopiadoras delgadas y nos permiten llevar a

una computadora/pantalla cualquier objeto bidimensional

(generalmente un impreso en papel). Son los más precisos,

de mayor capacidad y los más utilizados por los

profesionales del diseño gráfico.

Scanners manuales: existen dos tipos, algunos

pueden barrer el ancho de una hoja y otros (del tamaño de

un lápiz), lo hacen por línea de texto (como si fueran un

resaltador).

Scanners automáticos: tienen una ranura que recibe

la página o folleto que queremos digitalizar, lo aspiran e

inmediatamente se reproduce en nuestra pantalla de la

computadora. Quedan siempre conectados a la

computadora, se activan automáticamente cuando se

introduce una hoja y son ideales para cargar información

en una computadora, para hacer una base de datos o de

documentos de la manera más rápida y sencilla. También

permiten irradiar esa información de forma inmediata por

la red.

Los tres equipos antes mencionados, se

complementan muy bien con sistemas de reconocimiento

de caracteres (OCR) que permiten reconocer letra a letra

el texto que ha pasado por el scanner para luego poder

editarlo en cualquier procesador de texto. Todos estos

elementos en sus diversas formas, calidades y usos, son

fundamentales en la educación digital, sobre todo en este

momento de transición cuando los papeles aún nos

abruman. Pero lo mejor sería abandonar, dentro de lo

posible, el papel (y conservar los árboles).

Nuevas interfaces y viejos teclados

Las computadoras tienen teclados de viejas

máquinas de escribir, diseñados hace un siglo para

mecanismos lentos y engorrosos. Por eso una fila del

teclado de PC comienza con las letras QWERTY, algo así

como un fósil de la era industrial en la época de los bits. Se

trata de una convención que aún perdura como sucede con

muchos estándares aceptados universalmente a pesar de

no ser los mejores. Este libro ha sido escrito, debemos

reconocerlo, en un teclado QWERTY.

Felizmente existen otras interfaces para

comunicarse con la máquina digital. Por ejemplo, algunos

"reconocedores de voz", permiten dictar a la máquina

directamente un escrito, el sueño de la secretaria

electrónica hecho realidad. Pero debemos resignarnos a

comprobar que dictar no es lo mismo que escribir, son

procesos mentales diferentes, y tal vez por eso estos

sistemas aún no se han difundido masivamente. Sin

embargo son una preciosa ayuda para aquellas personas

con trastornos motores en las manos que no pueden usar el

teclado.

También los "tableros de dibujo" digitales están

evolucionando en los últimos tiempos de manera

asombrosa. Nos permiten manejar un lápiz digital y

combinar cientos de herramientas para dibujar o pintar.

Podemos afinar su precisión y controlar a voluntad la

presión de nuestra mano sobre la tableta, lo que nos pone

directamente en contacto físico con nuestra obra. Es una

forma de aprovechar la maravillosa sensibilidad al tacto y

a la presión que ha desarrollado la especie humana para

expresar el talento de cada individuo en el extremo de sus

dedos.

Con una tableta gráfica podemos, además, simular

tanto una acuarela salpicada con manchas de agua como

una pintura al óleo. Con la ventaja de que, a diferencia de

los materiales tradicionales, las acuarelas y óleos digitales

son perfectamente reciclables, transmisibles, escalables y

reproducibles. Es decir, una copia digital no se puede

distinguir de la obra original, se puede reproducir

incontables veces sin perder la calidad, se difunde por la

red y llega a la computadora del amante del arte en

cualquier tamaño y formato que se elija. En todo taller de

arte digital deberá ser éste un instrumento de uso

cotidiano.

Presentadores para llamar la atención

Estos instrumentos son ideales para ilustrar

conferencias y seminarios. Permiten comunicar una idea

de forma amena mediante gráficos muy coloridos y

muchas veces animados. Estos instrumentos necesitan

proyectores digitales sobre grandes pantallas y son

apropiados para crear una atmósfera y mantener el

interés del auditorio. El público se concentra más, los

conceptos se aclaran mejor gracias a un desarrollo

progresivo de las imágenes, se pierde menos tiempo que

con los equipos habituales de transparencias o

diapositivas. Pero para preparar una buena presentación

digital se requiere una metodología y una técnica

elaborada. Se trata de un instrumento en constante

evolución que nos acerca cada día más a una presentación

acorde con nuestro estilo personal de contar las cosas.

A diferencia de un pizarrón, que no es programable,

una presentación digital bien armada, sintoniza a todos

los presentes, sirve de llave para un diálogo posterior más

rico e interesante. Toda institución educativa debería

poseer este instrumento, pero será preciso aprender a

usarlo adecuadamente para no caer en la trampa de una

mera repetición de la clase tradicional donde el pizarrón se

sustituye por una pantalla. Pero pocos se arriesgan a

trasladar sus ideas a un presentador pues corren el riesgo

de no dar con una sala apropiada, y los más vuelven a las

viejas transparencias o diapositivas, siempre listas.

Los mal llamados multimedios

La posibilidad de poder juntar y presentar en un

mismo espacio, textos, vídeos, fotografías y animaciones

en forma interrelacionada ya no es novedad. Estos

instrumentos están evolucionando permanentemente,

hace apenas una década se necesitaba un equipo de

expertos electrónicos para ensamblar esas partes, de allí la

palabra multimedio. Cada profesional tenía a su cargo un

equipo, computadora, cámara fotográfica,

videograbadora, etcétera. Compaginar las diferentes

producciones era una tarea de titanes. Hoy día el proceso

se ha simplificado de tal manera que la producción de un

"multimedio" se convertirá muy pronto en una tarea

escolar más, en manos de los propios alumnos. Todos los

medios tradicionales convergirán en uno y el concepto

multimedial será trivializado en favor de un solo y único

medio, el digital.

El CD-Rom es uno de los soportes actuales para los

multimedios, se trata de un disco compacto con gran

capacidad digital, información que no se borra y que

podemos consultar una y otra vez sin que se pueda dañar.

Pero también hay discos compactos especiales que se

pueden grabar. La capacidad de un CD-Rom aumentará

con el tiempo y se llegará a conservar una impresionante

cantidad de información con una excelente calidad de

imágenes. Un solo CD-Rom puede hoy día contener todos

los libros que necesitaría leer un alumno desde el primer

grado de la escuela primaria hasta el último curso

universitario. Pero, como en otros campos del saber, la

tecnología ha avanzado más que las ideas y lo que se

vende en el mercado como "multimedios educativos" deja

hoy mucho que desear. En general se repiten los viejos

estilos del libro ilustrado (o hablado) tradicional. Algo

semejante pasó con las primeras películas de cine que sólo

imitaban el teatro y se debió esperar algunas décadas para

ver nacer un séptimo arte. Aguardamos con ansias este

salto creativo también para los multimedios y los CD-Roms.

Cada institución educativa podría producir

artesanalmente su propia serie de CD-Roms gracias a los

nuevos equipos digitales. Para ello será preciso crear

grupos de trabajo interdisciplinarios y, de esa manera, la

tarea de diseñar instrumentos multimediales se

convertiría en una de las actividades más interesantes de

la educación digital.

Una cámara digital sin película

Se trata de un instrumento que nos permite captar

imágenes en forma estática o en movimiento. La gran

revolución tecnológica de las cámaras de fotos digitales

reside en que nos permiten sacar infinidad de fotografías

pudiendo trasladarlas a una computadora en forma

automática sin gastar el rollo de película sensible

tradicional y eliminando los procesos complicados de

revelado químico. Aquí todo es digital, nada se pierde ni se

degrada con el tiempo. Todo se conserva en la memoria de

la computadora y se puede imprimir sobre papel. Nuestra

experiencia escolar al respecto es muy auspiciosa, las

alumnas llevan las cámaras digitales en sus excursiones y

sin dificultad trasladan las imágenes a sus computadoras

para ilustrar simpáticas cartas personales tanto como

trabajos de investigación. Hay algo de mágico en todo

ello.

En cambio, la cámara de vídeo digital es aún muy

reciente en el mercado para llegar a evaluar su impacto

educativo. Dará lugar a nuevos estilos de arte y, sobre

todo, permitirá que los aficionados logren resultados que

hoy están restringidos al ámbito profesional. La cámara de

vídeo digital evita el engorro de las "islas de edición"

analógicas tradicionales, disminuye el enorme tiempo que

exigía la compaginación y simplifica la combinación de

audio y vídeo. El vídeo digital pasará en breve a ser parte

de la educación digital básica. Y con los proyectores de

vídeo digital, de todos los tamaños y calidades, las

imágenes de una computadora o videograbadora se

pueden admirar en grandes pantallas. Su uso es ya

habitual en presentaciones grupales o para enlaces de

videoconferencia. Pronto tendremos vídeos en Internet

recorriendo el mundo en forma compactada, un vídeo de

una hora transmitido en un segundo, por ejemplo. La

vuelta al mundo en un segundo.

Los vídeos digitales en la escuela

Los "editores de vídeos digitales" están

revolucionando la producción de imágenes en

movimiento. Trabajar con vídeos digitales en una pantalla

de computadora permite en poco tiempo compaginar con

facilidad las imágenes previamente grabadas o

videodigitalizadas. Además, los nuevos "efectos

especiales" digitales enriquecen nuestra tarea de tal

manera que muchas veces los resultados finales pueden

resultar muy diferentes a los esperados a partir del

material pregrabado. Lo mismo sucede con el audio que

generalmente acompaña al vídeo, ya que las tecnologías

digitales permiten transformar con facilidad los sonidos y

seguir con soltura los cambios de la imagen.

Una música para todos

Las herramientas digitales aplicadas a la música son

muy variadas. Todas ellas pueden acompañar el proceso

de creación de una obra original. Permiten entender mejor

sus partes, destacar los temas y sus variaciones,

transponer de una cuerda a otra. También gracias a la

multiplicidad de generadores sonoros la combinación de

tonos, la construcción de series, de melodías y de ritmos se

hace con extrema facilidad. Estas herramientas digitales

pueden actuar acopladas a instrumentos musicales

tradicionales o simulados. La educación musical es de

suma importancia a cualquier edad y siempre habrá un

instrumento digital interesante para aprender y crear

sonidos y silencios. Pero necesitamos maestros de música

capacitados para enseñar en este entorno digital.

Este recorrido por los instrumentos digitales de los

más variados tipos es necesariamente esquemático e

incompleto pero esperamos que sea de utilidad para

quienes se inician en la apreciación digital, que, tanto como

la musical, requiere "hacerse un oído" atento a la polifonía

siempre cambiante de la tecnología moderna al servicio de

la educación.

XI. PRESENCIA Y TELEPRESENCIA

Nuestra insistencia en las comunicaciones

digitales podría ser mal interpretada, como si

trasluciera un desdén por la comunicación

cara a cara, por el diálogo presencial en la

educación. En realidad es todo lo contrario.

Por que valorizamos tremendamente el encuentro

humano, la comunicación personal, es que defendemos la

tele-presencia. Y recíprocamente, por que conocemos las

limitaciones de los medios digitales, insistimos en

recuperar el valor insustituible del encuentro y del diálogo

personal, que también se puede dar a distancia. Presencia y

telepresencia no son antagónicas sino complementarias.

Pero ello exige aguzar el entendimiento crítico, para

distinguir suficientemente entre ambas situaciones, para

no hacer en una lo que corresponde en la otra y de esa

forma unirlas convenientemente en una síntesis dinámica,

cambiante y enriquecedora.

Por de pronto, en este nuevo mundo digital, los

edificios dedicados a la educación sufrirán una

transformación importante en su arquitectura. Las

comunicaciones, las redes por las que se impartirá una

educación a distancia, permitirán una distribución

diferente del aprendizaje en el espacio y en el tiempo.

Algunos espacios se reciclarán progresivamente, otros

desaparecerán. Lo que sigue es un intento de abrir nuestra

imaginación creadora ante estas transformaciones

propias de una era digital.

Características de la educación a distancia

La educación "presencial", establecida desde hace

siglos, ha sufrido recientemente grandes cambios, muchos

de ellos provocados por las crecientes exigencias de una

población que requiere mayor cultura y capacitación

profesional pero que no puede asistir a los cursos

tradicionales, por diferentes razones (lejanía, trabajo,

costo, etcétera). Todos los días se inauguran cursos a

distancia en algún lugar del planeta pero, en general, el

público considera la educación a distancia como una

educación de segunda clase o a lo sumo supletoria.

Seguramente la dificultad reside en una creencia

arraigada en el valor intrínsecamente superior de la

educación presencial. Este prejuicio, pensamos, proviene

de una visión estática del aprendizaje. Ha sido necesario

probar la excelencia de algunas propuestas de educación a

distancia para cambiar esta imagen negativa.

El tema de la educación a distancia merece ser

actualizado a la luz de las nuevas tecnologías. Debemos

reconocer que hasta el momento no contamos siempre con

buenas tecnologías digitales para ofrecer una educación a

distancia de valor. Ante todo nos enfrentamos a un dilema

moral: el miedo a la libertad. El maestro o el profesor al

frente de la clase aspira a conservar el control del proceso

educativo dentro de los límites de un programa impuesto

autoritariamente. Fuera de los muros del aula, del

laboratorio o taller este control presencial desaparece y el

alumno quedaría libre de hacer su voluntad. Esta

distinción, empero, es equívoca. Siempre se necesita

suficiente autocontrol para convertirse en un alumno

responsable, tanto dentro del aula como afuera. Como

sabemos la conquista de la autonomía moral es un proceso

largo y complejo, pero es exactamente el mismo para un

alumno presencial que para un alumno a distancia.

Después, el temor al cambio. Este obstáculo es

esencialmente cognitivo. Por ignorancia se prefiere repetir

lo conocido. De allí proviene la tendencia de repetir con

nuevas tecnologías lo que siempre se ha hecho sin ellas.

Por ejemplo, reproducir en la pantalla de la computadora

el mismo texto que se encuentra en un manual impreso, el

mismo mapa o dibujo, cuando se podría hacer usos de

multimedios novedosos creados especialmente por cada

profesor para sus propios cursos o utilizar imágenes

satelitales on line. Esta tendencia a la repetición se

observa también en gran parte del software educativo. En

realidad no se cambia nada, sólo se reproduce lo mismo

bajo un nuevo formato. Los editores de diarios, por

ejemplo, fueron los primeros en superar este estereotipo

cuando percibieron que el lector digital no quería

simplemente leer el mismo periódico en la pantalla sino

otra cosa. Muchos diarios (pero no todos ciertamente) han

recorrido un buen trecho en la creación de un nuevo

lenguaje digital. Pero eso no es frecuente en el mundo de la

educación, que apenas está balbuceando sus primeros

bits...

Finalmente, nos enfrentamos a la limitación

económica debido al alto costo de las comunicaciones

digitales en la mayor parte de los países. De nada vale

establecer la red digital más sofisticada si las

comunicaciones entre los usuarios, alumnos y profesores

están limitadas drásticamente por su costo. Como dijimos,

nadie podría aprender a hablar si debiera pagar un

arancel para comunicarse. Aquí reside, en la actualidad, la

mayor desventaja de la teleeducación respecto de la

educación presencial, donde nadie paga por minuto de

hablar, escuchar o mirar. Pero sus ventajas son también

evidentes, los costos de desplazamiento, el tiempo y el

esfuerzo que significa reunirse en un lugar para presenciar

una clase, desaparecen en la educación a distancia. Eso no

implica que la facilidad de comunicación por sí sola cambie

la educación. El obstáculo mayor será siempre el mental.

Por de pronto, el concepto de tarifa plana en

Internet, es decir el pago de un canon mensual para

comunicaciones durante 24 horas del día sin restricción

alguna, configura una modalidad novedosa y

reconfortante, propia del nuevo mundo digital. La

extensión generalizada de tarifas planas a todas las

tecnologías de redes digitales hará posible concretar el

sueño de una telepresencia, en una sola red unificada, que

hasta el momento sólo se da en contadas ocasiones.

A esto se suman, como dijimos, las ventajas

económicas que provienen del ahorro en transporte que

significa una educación descentralizada. Este costo

considerable de la educación presencial es evidente cuando

se comparan los gastos escondidos (tiempo y transporte) y

las grandes inversiones inmobiliarias (metros cubiertos de

construcción) frente a los gastos computables (tarifas

planas) y a las inversiones en equipamientos informáticos

y de comunicación, que requiere la educación a distancia.

Pero el hábito presencial mantiene sus privilegios en la

sociedad actual y sólo una revolución en las mentes

acompañada de una explosión en las comunicaciones

podrá desequilibrar el panorama educativo y conservador

a que estamos acostumbrados. No nos cabe la menor duda

de la catástrofe que se avecina para la educación

tradicional, centralizada y presencial cuando se confronte

con una alternativa digital, globalizada y libre.

Las tres generaciones

Se puede hablar de tres generaciones de tecnología

educativa a distancia. Primera generación (impresos):

envío de textos y manuales por correspondencia,

intercambio de documentos. Segunda generación

(analógica): envío de vídeos, programas radiales, TV

abierta, TV por cable. Tercera generación (digital):

videoconferencias + redes (Intranet + Internet). En

realidad la educación a distancia más empleada por el

momento es una mezcla de ingredientes de las tres

generaciones. En el futuro todo será digital.

Estas diferentes modalidades se han extendido a los

más variados segmentos de la población y abarcan

principalmente los niveles secundarios, técnicos y

universitarios. Por eso la teleeducación digital impondrá

nuevos hábitos de estudio y de enseñanza que

complementarán los presenciales y estimulará el

desarrollo de nuevas modalidades para aprender y

enseñar en todos los niveles.

Estos hábitos digitales novedosos se basan en una

reformulación drástica de los sistemas habituales. Las

carreras y cursos se acortan. La sociedad moderna está en

continua transformación, los conocimientos se renuevan

aceleradamente y el alumno de una carrera prolongada

corre el riesgo de aprender muchas cosas inútiles que serán

inexorablemente superadas por los acontecimientos. En

lugar de insistir sobre una larga y onerosa preparación,

concentrada en el tiempo de la juventud, la sociedad

moderna exige a los educadores un esfuerzo de

imaginación y de coraje para implantar un régimen

extendido en el tiempo que ofrezca (a todos, docentes y

estudiantes) las mejores oportunidades para un

reciclamiento permanente de los conocimientos a lo largo

de toda su vida.

Se calcula que en muchas clases presenciales se

pierde un alto porcentaje del tiempo en transmitir

oralmente o por escrito la información que podría hacerse

en forma remota de modo digital. El colmo del desperdicio

es llegar a una clase y copiar lo que el profesor ha escrito

en el pizarrón, cuando el texto podría haber sido enviado

previamente por red a la computadora personal de cada

alumno. Esta situación absurda es muy común y revela a

las claras las limitaciones instrumentales y mentales de un

curso presencial. El retroproyector es un paso más

adelante pero también tiende a convertirse en un sustituto

estático de la pizarra. En cambio el uso habitual de

presentadores digitales abre las puertas a una mayor

interactividad al convertir la simple ordenación de

imágenes en un sistema multimedial atractivo.

Queremos también enfatizar el valor decisivo del

intercambio personal entre el profesor y el alumno. Contra

lo que algunos creen, la educación a distancia pone de

relieve este aspecto en lugar de eliminarlo. Es ciertamente

la base de todo el proceso educativo. Mediante la

tecnología digital el profesor está más cerca de su

discípulo que muchos otros que sólo lo ven de lejos en las

clases magistrales. Existe una gran confusión de roles al

respecto. La educación presencial reivindica como propia y

exclusiva esta interacción pero veremos que no siempre

cumple con sus premisas teóricas. Ante todo, las exigencias

de brindar educación a un número siempre creciente de

personas de toda edad y ocupación dificulta cada día más

el seguimiento individual, de carácter tutorial. ¡Cuántos

alumnos han terminado una carrera universitaria sin

haber tenido un genuino contacto con un profesor titular o

un investigador de primera línea! Tampoco es fácil la

práctica de evaluaciones y exámenes minuciosos ante la

avalancha de candidatos en los períodos críticos del año.

Una educación a distancia, en cambio, permite una

evaluación permanente del alumno, quien se encuentra en

red con su profesor en todo momento, lo que disminuye los

sobresaltos y las sorpresas del examen final. En suma, es

bueno repetirlo, la educación a distancia refuerza la

interacción profesor/alumno, en lugar de disminuirla o

anularla, como algunos imaginan. Es más, cuando el

profesor combina su telepresencia con su presencia

efectiva y tutorial puede encontrar un mejor equilibrio,

disminuir la redundancia de los cursos, aprovechar mejor

el diálogo cara a cara, maximizar el empleo de los

recursos disponibles, disminuir los traslados innecesarios y

frustrantes. Pero este camino de integración no es sencillo

y exige una actualización permanente de los sistemas

(redes, videoconferencias) y una capacitación pedagógica

acorde con los tiempos digitales.

Sincronía y asincronía

Debemos diferenciar entre momentos asincrónicos y

sincrónicos en la educación a distancia. En cuanto a la

asincronía, los profesores pueden mejorar y extender el

diálogo, las consultas y los comentarios críticos con sus

alumnos a distancia mediante el empleo del correo

electrónico a cualquier hora del día o de la noche, sin

invadir la privacidad y los tiempos de su alumno. Respecto

de la sincronía, las salas de videoconferencias para

pequeños grupos pueden permanecer permanentemente

abiertas gracias al régimen de tarifa plana. En estos casos

los cursos y seminarios se suceden con naturalidad, no

revisten un carácter excepcional, y todos se encontrarán a

determinadas horas del día o la noche siguiendo un ritmo

que puede resultar más flexible que los habituales en la

educación tradicional. Este encuentro "virtual" también se

podrá hacer en muy poco tiempo desde las propias casas

gracias a las nuevas líneas digitales telefónicas y de cable

para videoconferencias personales.

Debemos reconocer que la educación tradicional

(presencial) siempre ha tenido un componente no

presencial. El maestro exige tareas en la casa, los alumnos

deben remitir pruebas escritas a los profesores, hay

intercambios de documentos, de fotocopias, de libros, de

grabaciones, de vídeos, que perpetúan el encuentro

presencial. Sin embargo, esta asincronía está limitada por

los soportes materiales de las ideas (papel, casete,

etcétera), que están sometidos al deterioro, a pérdidas, y

tienen a veces un alto precio. Muchos libros, por ejemplo,

quedan fuera de circulación, no son reeditados, las

fotocopias se borran con el tiempo, hay que retirar los

libros y devolverlos personalmente en las bibliotecas.

En un campus digital, en cambio, las ideas pueden

mantenerse en la red de manera indefinida a un costo

ínfimo, los libros nunca están agotados, se pueden

consultar tantas veces como se quiera, etcétera. Las

ventajas digitales son evidentes tanto para la

conservación como para el transporte. La digitalización de

textos e imágenes es cada día más accesible. Los CD-Roms

aseguran la conservación de grandes cantidades de

información de bajo costo y se pueden consultar en forma

remota si fuera necesario. Los cursos o seminarios de las

videoconferencias quedan grabados en forma digital. En

definitiva, el sistema nervioso de la educación a distancia

es la red digital que comunicará a todos sus integrantes

entre sí, por correo electrónico y videoconferencia.

Espacios de encuentro

Todo deja prever que los lugares y momentos de

encuentro en una educación digital revestirán una

importancia primordial. Pero serán muy diferentes a los

actuales. En una escuela tradicional el centro de la

educación es el aula, el ámbito sagrado, por así decir. En

una escuela digital el aula estará distribuida por todo el

establecimiento gracias a las múltiples conexiones entre

computadoras, y se prolongará en el hogar, como hemos

explicado anteriormente. Por esta razón será imposible

mantener las distinciones tradicionales entre estudio y

esparcimiento, entre locales cerrados y abiertos, entre

experimentación y juego. También los tiempos mudarán,

la clase de 50 minutos, el recreo de 10 minutos, son en

realidad el resultado de una visión convencional, pre-digital,

de la educación. En la era digital esas divisiones no

tendrán más sentido. También cambiará el concepto y la

práctica de las vacaciones escolares, puesto que la

educación será permanente y personalizada.

La escuela, en el sentido más amplio, se convertirá

en un lugar de encuentro privilegiado, pero no sólo para

alumnos y docentes. Un lugar de encuentro es un lugar

público o semipúblico. Allí la gente se siente a gusto para

conversar, para descansar, para mirar, para pasear.

Algunos ejemplos: salones de espera en aeropuertos, con

buenos sillones, un hall de entrada de un teatro, una

rambla junto el mar. En pocas palabras, las escuelas

disponen de pocos lugares para pensar, reflexionar,

intercambiar ideas, investigar y descubrir. Además, en una

institución educativa, son raros los lugares accesibles para

"los de afuera". Proponemos, en definitiva, crear más

lugares de encuentro para los visitantes y, ciertamente,

para todos los alumnos y docentes.

Por ejemplo, un lugar de encuentro es una galería de

arte dentro de la institución, una exposición de escultura al

aire libre, un anfiteatro con gradas, una fuente o un

estanque con bancos, un solarium en la terraza, un

microcine, un teatro, una cafetería, una glorieta, una

carpa para hacer música, un museo abierto al público.

Además, poco a poco se abrirán las ventanas de la escuela

al mundo y aparecerá un nuevo lugar de encuentro, que se

hará cada día más natural y acogedor: la sala de

videoconferencias. El tema merece mayor discusión. Se

trata de anticipar una realidad que será cotidiana dentro

de pocos años en la educación digital, aunque ahora

parezca muy lejana e inaccesible.

El aula abierta al mundo.

La videoconferencia nos ofrece la posibilidad de

conversar con otra o varias personas a distancia con audio

e imagen en movimiento. Se trata de un instrumento

nuevo en la educación cuyo impacto será de tal magnitud

que nada seguirá siendo como antes cuando se distribuya

globalmente. La videoconferencia trata de hacer "realidad

la presencia virtual", valga la paradoja. Dos grupos de

personas pueden verse, hablar y dialogar con la mayor

facilidad aunque los separe un océano. Por ahora hay dos

divisiones bien marcadas. Por una parte, los sistemas de

videoconferencias "grupales" con proyectores digitales

sobre grandes pantallas (o TV de buen tamaño). Las

videoconferencias grupales están de moda en las empresas

y serán también de importancia para la educación, siempre

que se respete el tamaño real de las imágenes de personas

(es difícil dialogar con un gigante proyectado en la

pantalla). Por otra, la videoconferencia "personal" que ya

está incorporada a las computadoras y permite dialogar

entre dos o más personas mediante una pequeña ventana

en el monitor.

A ello se agregan los nuevos sistemas colaborativos

integrados, que permiten en la misma videoconferencia

intercambiar cualquier información digital. Generalmente

se utilizan los llamados "pizarrones blancos" (white

boards) donde cada sitio manipula lo que necesita (textos,

imágenes, gráficos, vídeos) y ambos pueden trabajar al

unísono sobre un mismo documento durante la

videoconferencia. En el proceso educativo este dato es

importante porque las personas mientras conversan y se

ven pueden intercambiar "objetos digitales" o generar uno

nuevo entre ambos extremos.

En realidad el nombre "videoconferencia" es una

traducción indebida del inglés. En inglés "conference" es el

diálogo o encuentro entre dos o más participantes y es

interactiva, multidireccional. En cambio, para quienes

hablamos español una conferencia (lecture en inglés) es

habitualmente una comunicación unidireccional de uno (el

conferencista) a muchos (el público), donde no hay diálogo

sino exposición o presentación. La diferencia es capital.

Deberíamos acuñar en español para la nueva modalidad

audiovisual a distancia la palabra "videodiálogo", pero es

difícil cambiar un uso aceptado. Lo mismo sucede con la

palabra "computadora", que sólo se refiere a una de las

funciones de la máquina digital, las operaciones de

cómputo o cálculo, aunque todos sabemos que la máquina

tiene otras funciones tanto o más significativas que el

propio cálculo numérico, como el procesamiento de la

palabra, de la voz, de la imagen, el control de objetos a

distancia, etcétera. Pero es casi imposible modificar una

asignación convencional ya aceptada por todos.

A pesar de sus evidentes ventajas el tema de la

videoconferencia es conflictivo para muchos. La presencia

y la telepresencia se presentan, a veces, como posiciones

excluyentes, lo que es falso. Muchos, incluso, temen que

con la videoconferencia se pierda el contacto directo entre

docente y alumno. Pero ese temor es infundado. Este

contacto es esencial, sin duda, en particular cuando reviste

un carácter tutorial. Pero debemos reconocer que se da en

muy pocos lugares privilegiados. De hecho, la mayoría

padecemos una tecnología obsoleta de enseñanza en aulas

colmadas donde ese contacto es inexistente. La

telepresencia, en cambio, es una solución al alcance de la

mano aunque todavía pocos se atreven a implementarla. A

ello se suma un ingrediente de incertidumbre económica

¿no será que la educación a distancia eliminará alumnos

del aula? De ninguna manera. La educación que se limite

al aula presencial no tendrá futuro, tendrá que ofrecer

ambas modalidades pedagógicas: presencia y

telepresencia. La forma de complementar ambas

modalidades se convertirá en un tema central de la

educación digital.

No podemos imaginar lo que será la educación

cuando la modalidad de videoconferencia (en el sentido

genuino de diálogo audiovisual a distancia) sea tan común

como la telefónica. Pero, para discutir este nuevo aporte

tecnológico en la educación hogareña a distancia, sería

preciso contar con una experiencia más desarrollada

dentro de la propia escuela digital. Por el momento nos

encontramos en una situación análoga a la de veinte años

atrás cuando el mundo de la informática estaba

restringido a los expertos, cuando no había computadoras

accesibles para el usuario común y, menos aún, para los

niños en edad escolar o para los jóvenes universitarios.

Nuestras esperanzas en las videoconferencias

educativas están fundadas en la increíble aceleración de

las nuevas tecnologías. Existen pequeñas cámaras de

vídeo adaptadas a las computadoras que pueden servir

para transmitir imágenes y sonidos de un lugar a otro de

la red escolar, de esta manera dos computadoras

conectadas entre sí permiten establecer un diálogo a

distancia, a través de una ventana en la pantalla, cara a

cara dentro del mismo establecimiento y con costo cero. Ya

comenzamos esta experiencia entre dos edificios del

Colegio San Martín de Tours. Los primeros días las

alumnas se sacaban fotografías con esas cámaras. Ahora

comienzan a emplear el vídeo a distancia con fines más

interesantes. Esta experiencia es muy valiosa y en el futuro

se podrá hacer desde cualquier casa.

A la escuela digital le corresponde, sin duda, ofrecer

estos nuevos y extraordinarios recursos educativos a toda

la comunidad. Es en ella donde se generarán los nuevos

programas interactivos audiovisuales a distancia con

genuino valor para la enseñanza. La posibilidad de

interactividad a grandes velocidades permitirá múltiples

conexiones multimediales. En este nuevo espacio se podrá

compartir en tiempo real infinidad de bits. Pero de nada

valdrá instalar estos recursos por una imposición externa

del mercado si los propios docentes y alumnos no han

experimentado libremente con videoconferencias dentro

de su propio establecimiento educativo. Debemos

comenzar ya a prestar una gran atención al asunto de las

videoconferencias para que no se repita el accidentado (y

muchas veces insatisfactorio) proceso de introducción de la

informática en la escuela o de la televisión "educativa" en

el aula y en las casas. No se trata de una tecnología para el

futuro lejano, es la tecnología de hoy y tenemos la

responsabilidad de usarla bien.

Esta prodigiosa modalidad de comunicación exige

un local apropiado. Cuando el aula presencial tradicional

se vaya desmontando en función de una enseñanza mejor

distribuida, tal vez ese nicho pedagógico pasará a ser

ocupado por la sala de videoconferencias. Seguramente

esta sala llegará a tener "paredes virtuales" donde se

proyecten las imágenes de otras salas similares en

diferentes lugares del mundo. En todo caso, será muy

diferente al aula encerrada en sí misma que hoy

conocemos. La realidad superará la ficción.

¿Cuáles son su ventajas?

La videoconferencia es interactiva. Los participantes

dialogan entre sí a través de pantallas de televisión que se

disponen de manera adecuada para facilitar la

conversación a distancia. Las personas pueden estar

separadas por miles de kilómetros pero el switching de

una sala a otra facilita un verdadero diálogo entre los

participantes. Se puede buscar a una persona en otra sala

mediante la manipulación a distancia de la cámara

remota, identificar a una persona, acercar o agrandar su

imagen y conversar directamente con ella mirando a sus

ojos. Si la "ventana" entre dos o varias instituciones está

abierta permanentemente, como lo proponemos, entonces

en poco tiempo los alumnos y profesores habrán asimilado

la telepresencia como una nueva forma de diálogo. Al

mismo tiempo habremos incorporado nuevos espacios

virtuales, los ajenos, sin haber invertido en más metros

cuadrados de edificación. La videoconferencia es flexible.

Las salas de videoconferencias se "agrandan o contraen"

con facilidad. Las pantallas de vídeo pueden variar en

número y tamaño, de acuerdo con el número de asistentes.

Para algunos eventos multitudinarios, se pueden instalar

pantallas gigantes en auditorios apropiados del

establecimiento o en los patios.

Las videoconferencias con fines educativos deben

tener una amplia libertad de uso. Sabemos que nadie

aprende por "paquetes", el niño aprende a hablar porque

está inmerso constantemente en un ambiente lingüístico

con total libertad. La sala de videoconferencias es

simultáneamente una sala de videograbación. Cuenta con

videograbadores y los docentes y alumnos podrán grabar

automáticamente sus clases en vivo mientras están

comunicándose, de esa manera, al cabo de un año lectivo,

las instituciones involucradas contarán con una videoteca

de inapreciable valor didáctico, con una nueva memoria

audiovisual.

Los nuevos nichos educativos

Las redes digitales permiten alcanzar muchas

empresas, instituciones y hogares que podrán beneficiarse

de una educación de calidad superior a la que actualmente

no tienen acceso debido a los altos costos de traslado a la

universidad presencial, al compromiso horario exigente,

al tipo de actividad laboral de muchos profesionales,

etcétera. Por estas razones, las principales universidades

del mundo han incorporando servicios de educación a

distancia con ayuda de las nuevas tecnologías digitales,

que mantienen el mismo grado de calidad y otorgan

exactamente los mismos títulos académicos. Se está

constituyendo de manera acelerada una red global

universitaria a la que, en un futuro, se podrán conectar los

hogares que lo deseen. Es difícil imaginar estos cambios sin

abandonar el molde presencial donde nos hemos formado.

Por lo pronto, la educación a distancia "sale" en

busca del alumno donde se encuentre y no le pedirá que

concurra a una sede central. Se lo instruirá

convenientemente para interactuar desde su casa, oficina

o empresa. En un futuro esta actividad será tan común

como hablar por teléfono. Mientras la universidad

presencial es de tipo "centrípeto" y requiere la confluencia

simultánea en una misma sede de alumnos y profesores, la

educación a distancia es "centrífuga", es decir se irradia a

todo el planeta.

Por consiguiente la estimación costo/beneficio

deberá realizarse con nuevos parámetros, basados en el

"peso" de la información más que en el espacio ocupado

por aulas, talleres, laboratorios y bibliotecas. La cantidad

de información que se envía por unidad de tiempo depende

del ancho de banda del canal de comunicación. Un

crecimiento armonioso y rentable debe conjugar, por

etapas, las diferentes modalidades de comunicación. A

medida que aumenten los requerimientos educativos se

instalarán nuevos canales de comunicación. No hay límite

teórico para crecer en este mundo digital.

Un nuevo tipo de profesor y de alumno

El profesor que participe en la educación a distancia

debe cumplir varios requisitos indispensables.

Dominar perfectamente la tecnología educativa a

distancia. Los profesores deberán capacitarse en el uso de

las nuevas tecnologías (esencialmente correo electrónico y

videoconferencias). Esta capacitación será permanente

debido a las exigencias siempre cambiantes de la

educación a distancia y a las nuevas oportunidades que

ofrece la renovación acelerada de las tecnologías.

Estar bien equipado en su domicilio o lugar de

trabajo. Para brindar una enseñanza de calidad es preciso

que el docente disponga en su casa del equipamiento

informático y de comunicaciones considerado estándar.

Este equipamiento deberá actualizarse periódicamente.

Adquirir nuevos "hábitos digitales". El proceso de

transición de un mundo académico predominantemente

analógico y presencial a un mundo digital y virtual es

lento. El profesor debe aprender a eliminar, dentro de lo

posible, la información impresa y reemplazar el papel por

bits. Por una parte debe habituarse a establecer una rutina

diaria de correspondencia electrónica con sus alumnos y

colegas. Por otra, desarrollar nuevos criterios para

convertir a la telepresencia en un ambiente creativo y de

diálogo permanente.

Brindar una atención tutorial a sus alumnos a

distancia. La teleeducación aproxima a los participantes

de una manera muy peculiar, intensa y cordial. El profesor

dispondrá de más tiempo libre para dialogar con cada uno

de sus alumnos y colegas a través de las redes y de las

videoconferencias.

Todo lo dicho vale obviamente para el alumno. El

alumno a distancia recibirá toda la capacitación necesaria

para operar con las computadoras y las redes con soltura,

y con la práctica aprenderá a participar con el mayor

provecho en las videoconferencias. Una de las ventajas

más notables de la educación a distancia es la conexión

permanente entre el alumno y el profesor a través del

sistema digital. Por consiguiente el alumno podrá ser

evaluado con una periodicidad mayor que la habitual. Esta

evaluación incluye la corrección a distancia de tareas y

trabajos prácticos. Algunos exámenes podrán realizarse

también por entrevistas personales en videoconferencia.

XII. TALENTO Y DISCAPACIDAD

El concepto de educación digital debe extenderse

también a la educación especial. Es en el terreno

de la atención a la discapacidad mental y física

donde con seguridad los recursos de las nuevas

tecnologías informáticas y de comunicaciones

han producido los cambios más insospechados en los

últimos años. La asistencia de niños y adolescentes con

deficiencias motoras, sensoriales y cognitivas ha llevado al

desarrollo de "prótesis informáticas" de los más variados

tipos. Se puede afirmar que la mayor parte de los

problemas que presenta un usuario discapacitado para

operar una computadora cuentan ya con una solución

técnica, la cuestión es llevar a la práctica cotidiana lo que

muchas veces recién acaba de emerger del laboratorio de

investigación.

La escuela digital especial comienza, ante todo, por

conceder un libre acceso al establecimiento educativo, ya

sea para seguir un curso presencial como para participar

en programas de educación a distancia, en particular a

través de redes y videoconferencias. Esta libre

accesibilidad debe extenderse al propio hogar y no sólo a

la escuela.

Nos encontramos aquí ante el tema apasionante de

los "hogares inteligentes" donde el miembro discapacitado

de la familia tiene acceso a una multiplicidad de "controles

de entorno" que mejoran su calidad de vida y su

independencia. Desde una silla de ruedas, por ejemplo se

puede controlar la luz, la TV, la radio, los

electrodomésticos, los cerramientos, etcétera. La escuela

digital especial, de alguna manera, comienza en la propia

casa. Una buena oralización de un niño sordo promueve su

incorporación al mundo oyente y, por esta razón, debe

aprender a utilizar el teléfono desde su casa o la escuela.

Para ello será necesario adaptar la red de comunicaciones

existente con "sistemas aumentativos" de audio o

mediante la conexión por modem a una computadora.

El derecho a comunicarse

Por lo que hemos dicho, la libre accesibilidad

comienza necesariamente con la eliminación de barreras

físicas, construcción de rampas, baños, cabinas telefónicas

adaptadas, etcétera, pero no termina allí. El umbral más

difícil de transponer es el mental, no el físico, el acceso al

conocimiento más que el acceso al local de la escuela.

Todos conocemos ejemplos lamentables, que pueden llegar

incluso al ridículo, de exigencias curriculares que un

alumno discapacitado no puede evidentemente cumplir

dentro de una escolaridad ordinaria. Frente a estas

situaciones cristalizadas en tantas escuelas tradicionales,

el uso de instrumentos digitales permitirá resolver, caso

por caso, los problemas e integrar con naturalidad a los

alumnos discapacitados. No es un problema técnico, es un

deber de solidaridad y un derecho a la comunicación del

conocimiento.

Nuestras primeras experiencias con el modem

telefónico (que al poco tiempo completamos con el modem

radial) fueron realizadas en un colegio de alumnos con

deficiencias auditivas, el Instituto Oral Modelo de Buenos

Aires, a comienzos del 80. Fue una demostración

concluyente de la recuperación del teléfono para el usuario

con deficiencias auditivas. En efecto, cuando Graham Bell

construyó el teléfono excluyó a los sordos e hipoacúsicos

del nuevo mundo de las telecomunicaciones. Fue una triste

paradoja pues Bell era profesor de sordos, estaba casado

con una mujer sorda y todos sus esfuerzos estaban

encaminados para mejorar la comunicación con ellos. Por

eso la telefonía analógica significó un doloroso paso atrás

en este proceso. Felizmente, la telemática digital salvó la

situación cien años después del gran invento de Bell. Ahora

las personas sordas pueden usar el teléfono vía modem y

es esencial que los niños deficientes auditivos aprendan a

hacerlo desde pequeños.

En el Instituto Oral Modelo el resultado fue notable.

Entonces nuestras experiencias parecían mágicas ¡enseñar

a usar el teléfono a un niño sordo! Nuestro argumento fue

que toda computadora parecía diseñada expresamente

para una persona con discapacidad auditiva. El modem

resultó ser el nexo perfecto con el teléfono y así logramos

realizar las primeras comunicaciones por computadora

entre escuelas de sordos de los EE.UU. y de la Argentina

con el mayor de los éxitos (¡a sólo 300 bps!), cuando pocos

imaginaban una conexión telefónica entre deficientes

auditivos.

El lema que nos guía es : "adaptar las máquinas al

usuario y no a la inversa". Muchas veces se carga sobre el

usuario todo el peso de la adaptación cuando se trabaja

con equipamientos inadecuados. En realidad las

computadoras son proteiformes, se pueden transformar

en cualquier otra máquina adaptada a las necesidades

intelectuales más sutiles tanto como a las normas

ergonómicas más exigentes. También aquí debe

promoverse un cambio profundo de actitud por parte de

muchos educadores y rehabilitadores que no siempre están

actualizados en el tema de las nuevas tecnologías. Lo que

era imposible de imaginar hace un par de años hoy está en

el mercado y se puede aplicar con éxito en la mayor parte

de los casos. Veamos algunos ejemplos de barreras que

han sido eliminadas definitivamente para trabajar con

computadoras.

El obstáculo del teclado

Comencemos por el teclado de una computadora,

que es el primer obstáculo que se presenta para un alumno

con problemas motores. En muchos casos basta con un

teclado de mayor tamaño para facilitar la tarea. En otros,

donde los movimientos de manos y dedos son limitados es

conveniente emplear teclados de tamaño reducido que

caben en la palma de una mano. Otros usuarios que sufren

movimientos involuntarios e incontrolables de las manos

pueden resolver su problema usando un protector

transparente con perforaciones sobre el teclado que dejan

introducir el dedo en la tecla buscada sin tocar las

adyacentes. Existen también sistemas de software que

permiten controlar todas las funciones con un solo dedo (el

easy access de Macintosh, por ejemplo) y eliminan además

el uso del mouse. En los casos más severos, donde hay

imposibilidad total de mover las manos, el teclado se

puede obviar totalmente, se lo reemplaza con un "teclado

virtual" que aparece en la pantalla de la computadora. En

este caso el usuario puede accionar cada tecla a través de

un puntero electrónico que controla con movimientos de su

cabeza, por ejemplo. Otras veces es posible usar un cursor

que se desplaza sobre la pantalla a velocidad constante y

que se detiene a voluntad en la letra o símbolo (puede ser

una frase) mediante un simple interruptor. Este es el

método que ha elegido el famoso físico inglés, Stephen

Hawking, cuadripléjico y ya sin capacidad de hablar, para

redactar sus textos y para comunicarse. Un "sintetizador

de voz", instalado en la computadora convierte el texto en

habla sintética. De esta manera ofrece sus conferencias y

se comunica en su vida diaria con asombrosos resultados.

Esta prótesis informática ya es muy difundida. En el

mercado hay más de un centenar de sintetizadores de voz.

La mayor parte son para el idioma inglés (donde existen

múltiples opciones, como voz infantil, adulta, masculina o

femenina), pero también existen sintetizadores para otras

lenguas. Ello implica que todo lo que "entra" en una

computadora puede "salir" por voz; en lugar de "leer el

texto" en la pantalla se puede "oír" cualquier texto a la

velocidad de emisión más adecuada. Los sintetizadores de

voz prestan una ayuda considerable a las personas con

discapacidades de lectura tanto como a los ciegos y

disminuidos visuales, como veremos más adelante.

Cuando el usuario conserva las funciones del habla

también se puede usar un acceso vocal por micrófono en

sustitución del teclado. En estos casos es preciso

incorporar un sistema de "reconocimiento de voz" a la

computadora. El usuario repite un número de veces la

misma palabra, letra, símbolo o cifra hasta que la máquina

aprende a reconocerlas. Algunos modelos comerciales no

reconocen más que "la voz del amo" pero ya están

disponibles sistemas más universales.

Con un sistema reconocedor de voz, además de

escribir se pueden hacer cosas tan extraordinarias como

dibujar dando órdenes en voz alta a la computadora. De

esta manera, después de un largo entrenamiento, tuvimos

el privilegio de comprobar cómo un arquitecto

cuadripléjico pudo llegar a diseñar complejos proyectos de

edificios ¡con su voz! Hasta ese momento nadie había

usado el área cerebral del lenguaje para dibujar, la

computadora debió actuar en este caso como una

verdadera prótesis intelectual. Este caso, en tantos

sentidos ejemplar, nos abrió las mentes acerca de las

aplicaciones humanitarias de las máquinas digitales en la

sociedad moderna. Pero además nos demostró que

podríamos acostumbrarnos todos a trabajar al unísono

con las manos y la voz en una computadora debidamente

equipada.

El obstáculo de la pantalla

Evidentemente, como dijimos antes, la computadora

moderna con su monitor parecería haber sido construida

ex profeso para ser utilizada por discapacitados auditivos

¡y para excluir a los discapacitados visuales! Felizmente en

estos últimos años estas limitaciones en el soporte de

lectura visual se han ido superando. Por una parte, las

computadoras pueden controlar con facilidad una

impresora Braille, que hará las veces de soporte de lectura

táctil. Por otra, como dijimos, existen sintetizadores de

voz en el mercado que brindan un invaluable apoyo a

quienes padecen una deficiencia visual. En estos casos la

información visual de la pantalla estándar se transfiere a

una información auditiva. Pero una cosa es la

presentación simultánea de todo el texto en una página

electrónica y leer las palabras moviendo los ojos sobre la

pantalla, otra es el reconocimiento secuencial de las

palabras y frases en el habla sintética. El procesamiento

visual de la palabra escrita y el auditivo de la palabra

hablada activan áreas diferentes de la corteza cerebral. Es

preciso crear un hábito cognitivo especial para aprovechar

los recursos formidables de esta tecnología de la voz

sintética.

En la actualidad las computadoras combinan

también la síntesis de la voz con el reconocimiento de

caracteres impresos (sistemas OCR). Existen equipos en el

mercado que permiten la lectura de cualquier libro o

página impresa. El texto se hace pasar por un scanner y la

información escrita es procesada por la computadora

mediante un software apropiado que la convierte en voz.

Algunos equipos cuentan con suficiente inteligencia

artificial y mejoran la performance vocal a medida que

progresa la lectura automática del texto. De esta manera

una persona con deficiencia visual puede tomar cualquier

libro de una biblioteca, colocarlo en la máquina y escuchar

tranquilamente su contenido. Evidentemente lo mismo

sucede cuando consulta un texto por Internet. Esta

tecnología abre un nuevo panorama en la educación del

discapacitado visual pero aún no se ha difundido

suficientemente, no sólo por su costo sino por la falta de

capacitación de los instructores tradicionales.

Finalmente el tamaño de las letras en la pantalla se

puede variar a voluntad. Esta es una de las mayores

ventajas de la presentación visual de una página

electrónica. El lector puede seleccionar el tamaño y el tipo

de letra que le resulte más cómodo. Es más, algunos

equipos ofrecen como opción un sistema de "lupa

electrónica" para recorrer cualquier texto de la pantalla.

Todos los textos (e imágenes) en la pantalla pueden

amplificarse varias veces. Un alumno con una seria

disminución visual puede aprovechar este nuevo recurso

incorporado en la computadora para escribir sus apuntes o

leer sus programas y textos.

En definitiva, superados los obstáculos del ingreso

de información por teclado y de la lectura de la

información por pantalla, la computadora se convierte en

un instrumento de valor incomparable para brindar una

auténtica igualdad de oportunidades a todos los alumnos

de la escuela digital, independientemente de sus talentos o

deficiencias. Una computadora debidamente adaptada a

las necesidades del alumno discapacitado le permitirá

participar en el proceso de aprendizaje con plenitud, tanto

en la escuela como en la casa.

Nosotros tuvimos la oportunidad de ver de qué

manera un joven débil mental organizaba su espacio

intelectual con la precisión de un técnico avezado cuando

le enseñamos a ordenar su colección de discos compactos

de audio. No se contentó con ingresar minuciosamente los

títulos de las canciones y los nombres de los músicos, sino

que agregó, ante nuestra admiración, muestras sonoras de

cada obra y además digitalizó las figuras de las tapas de

sus discos. Esta tarea de intensa concentración y de larga

duración, muchas veces árida y siempre compleja, no

podría haber sido resuelta con los medios tradicionales de

una educación especial. Los instrumentos digitales, en

efecto, amplifican las capacidades humanas, las

armonizan. Una base de datos es, en definitiva, una

prótesis para nuestra memoria.

En realidad todos tenemos alguna discapacidad

relativa, por eso las tecnologías que se han desarrollado

para ayudar a las personas con deficiencias orgánicas y

mentales son de enorme valor para la comunidad

educativa en su integridad. ¡Cuántas dificultades físicas o

mentales han sido superadas gracias al uso de estos

instrumentos prodigiosos! El camino que se ha recorrido

en este sentido es inmenso si tomamos en cuenta el corto

tiempo de implementación de estas nuevas tecnologías.

Muchas veces es gracias a un alumno discapacitado que la

escuela se atreve a incorporar nuevos recursos digitales

para todos. La era digital promueve activamente la

solidaridad entre las personas al permitir aproximarnos a

las máquinas de manera más natural.

La expresión del talento individual

Al analizar las ventajas de la digitalización para

ayudar a las personas con discapacidades no hacemos más

que poner en evidencia nuevas maneras de descubrir los

talentos individuales. A veces estos talentos son

excepcionales y precoces. En efecto, mucho se discute en la

educación moderna las ventajas o inconvenientes de una

enseñanza "especial" para los alumnos mejor dotados. Es

más, la detección precoz del talento excepcional forma

parte de algunos programas escolares. Pero hemos tenido

también la oportunidad de asistir al despliegue de talentos

excepcionales aun antes de toda escolaridad formal,

especialmente en las áreas del lenguaje escrito, del dibujo y

del cálculo cuando se dispone de las herramientas

computacionales adecuadas. A medida que se difundan

estas tecnologías veremos aumentar el número de

alumnos excepcionales y disminuir consecuentemente la

necesidad de darles un tratamiento especial. Toda la

comunidad educativa irá pasando progresivamente a

niveles superiores de rendimiento intelectual en la era

digital.

En realidad, todos los niños se benefician

grandemente con el empleo de los nuevos instrumentos, el

problema es que no siempre se los sabe emplear

correctamente. Este libro no da ninguna receta para

conseguir resultados garantizados y seguros, más bien

hemos tenido el cuidado de insistir en el largo tiempo de

asimilación que requiere una comunidad educativa para

adquirir hábitos digitales genuinos. Pero podemos

asegurar que, cuando nos encaminamos correctamente

por esta vía, aparecen muchos talentos insospechados

tanto entre los profesores como entre los alumnos.

Creemos firmemente en el potencial escondido en todos

nosotros y hemos experimentado incontables veces hasta

qué punto es posible expresar la riqueza de estas

capacidades con las formidables herramientas disponibles.

CONCLUSIONES

"Muchas veces me dicen que me anticipo a propiciar cosas

que sólo serán posibles de aquí 30 o 40 años. Pero eso no es

exacto, porque preconizo lo que es actual y urgente, que ya

existe en los países adelantados, mientras que mis

contradictores no lo saben porque están 30 o 50 años

atrasados y lo ignoran."

Bernardo A. Houssay (Premio Nobel de Medicina, 1947)

Llegados a este punto intentaremos resumir los

conceptos centrales de la educación digital y esbozar

algunas conclusiones. Esperamos haber demostrado que la

era digital no nos aguarda en un futuro lejano sino que ya

vivimos en ella. Pero muchos ignoran este hecho elemental

y persisten en viejos hábitos. Nosotros no nos

adelantamos a los tiempos ni invocamos un futuro

utópico. Todo lo contrario, hemos tratado de concretar

aquí y ahora lo que ya está disponible en las mentes y en las

máquinas modernas. Hagamos un rápido repaso.

Desde el punto de vista práctico, especialmente a

aquellos lectores que aún no se han iniciado en el mundo

digital, les sugerimos comenzar cuanto antes, sin temor ni

ansiedad, pero siguiendo algunas recomendaciones que

provienen de nuestra experiencia con cientos de alumnos y

docentes. Empezar con algún curso de procesador de

textos (se pueden probar diferentes modelos de máquinas

y plataformas, luego eligirá la que más le plazca). Exigir

claridad y cursos personalizados sin jerga técnica.

Aprovechar doblemente la práctica computacional usando

programas en inglés, el lenguaje universal de Internet, que

será imprescindible para abrirse al mundo digital. Una vez

dominado el procesador de textos podrá comprarse,

entonces sí, una computadora. Pero convendrá asesorarse

bien en esta compra ya que se trata de una inversión, no es

un gasto. No conviene tampoco atarse a ningún equipo y

sistema. Le recomendamos que cambie de máquina con

cierta frecuencia y deje que su sentido común lo ayude a

dar los próximos pasos. No hay una edad para ingresar en

el mundo digital. Cada generación sabe más que la

anterior; como dice Negroponte, cada generación es más

digital que la precedente. La tecnología se simplifica

continuamente. Pueden aprender en el mismo lugar niños

de primaria con adolescentes y personas mayores, cada

cual a su ritmo y en diferentes proyectos. La educación

digital no discrimina, pero la escuela no podrá crear un

hábito digital si el docente no ha logrado incorporar la

informática y las telecomunicaciones en su vida diaria.

Desde el punto de vista teórico podemos asegurar

que el conocimiento no se deforma al transmitirse de un

punto a otro del planeta pues, en el mundo digital, todo se

"transforma" para preservar la invariancia del mensaje

original. Quien recibe es quien decide cómo procesar el

mensaje, basta que llegue en forma de bits. Por eso la

educación digital es un estilo de transmitir conocimientos

que se ha liberado de la fragmentación de los medios de

comunicación que nos obligaba a padecer las limitaciones

propias de cada canal y nos sometía a la competencia,

muchas veces salvaje, entre esos medios. En el mundo

digital, por el contrario, hay un único medio, el digital.

Por consiguiente hemos recuperado la unicidad del

mensaje educativo. Este hecho, absolutamente central,

pero aún mal comprendido, nos obliga a replantear la

centrifugación absurda de las disciplinas, a cuestionar las

bases mismas de la educación actual. Durante siglos, en

efecto, hemos levantado muros impenetrables entre los

conocimientos, entre las artes y las ciencias, al mismo

tiempo que hemos separado a las culturas, y a los pueblos,

en compartimentos estancos. Sabemos que este

parcelamiento artificial ha infligido graves heridas a la

educación en la teoría y en la práctica.

Pero ahora han comenzado a derrumbarse

estrepitosamente estos muros artificialmente construidos

por la ignorancia y la soberbia gracias al tremendo

impacto de las comunicaciones digitales. Asistimos,

reconfortados, a una vuelta a Leibniz, precursor de la

nueva era digital y enemigo de crear fronteras entre los

conocimientos y entre los pueblos. Todo mensaje que se

digitaliza se puede transmitir sin obstáculos a todo el

planeta. Por las nuevas redes digitales podrá transitar la

enorme riqueza cultural de un nueva sociedad sin

fronteras. Y un mundo mejor educado será un mundo más

justo y solidario.

FIN

Los autores

A. M. Battro es doctor en medicina (Universidad de

Buenos Aires) y en psicología experimental (Universidad

de París).

P. J. Denham es licenciado en informática

(Universidad del Salvador).

Los autores se han dedicado desde 1980 a las

tecnologías digitales en instituciones educativas de

América y de Europa.

Han implementado, además, sistemas informáticos y

de comunicación para personas con discapacidad

recibiendo un amplio reconocimiento internacional en

estas especialidades.

Han publicado numerosos trabajos entre ellos

Computación y aprendizaje especial (A. M. Battro, 1986) y

Discomunicaciones (A. M. Battro y P. J. Denham, 1989).